1975. LA RADIO EN LA TRANSICIÓN
.En los años 70, la tecnología aplicada a la radio continúa una evolución imparable. Aparece la digitalización y la aplicación de los satélites, se perfecciona la miniaturización… que proporcionan a la radio nuevos elementos de flexibilidad y competitividad frente a otros medios. Las emisoras de FM encuentran una salida en la especialización musical para atraer a una audiencia joven que no sintoniza con los contenidos de una televisión pensada en su mayor parte para una audiencia adulta. El fenómeno de la fragmentación en los Estados Unidos se produce a través de ofertas de especialización y superespecialización de los contenidos.En España, tras la muerte de Franco en 1975, los medios de comunicación van a sufrir uno de los cambios sociales más importantes de la historia. En 1974 la infraestructura de la radio en España era la siguiente: una radiodifusión estatal (Radio
Nacional de España y Radio Peninsular) y una radiodifusión no estatal compuesta por la cuatro cadenas institucionales (CAR, REM, CES y COPE) y cadenas y emisoras privadas (SER, CRI, RATO, Radio España, etc).En la primavera de 1977, la noticia de la legalización del PCE fue emitida por una RNE que aún monopolizaba la información. En octubre de 1977 se produce la liberalización informativa a través de un decreto que autoriza a todas las emisoras, públicas y privadas, a emitir información sin necesidad de conectar con Radio Nacional de España (Real Decreto 2664 de 6 de octubre). La cadena
SER es la primera en desconectar de RNE y ofrecer un primer informativo a las 14.30. Es también la primera en emitir boletines informativos horarios. De la rivalidad y la competencia entre emisoras públicas y privadas surgen nuevos métodos y nuevas formas de tratamiento informativo que introducen un nuevo estilo. La avidez de noticias durante la transición política situó a la radio a la cabeza de los medios en la preferencia de los españoles. En el tratamiento profesional se produce uno de los cambios más significativos. A partir de este momento, serán los propios periodistas que elaboran la información quienes lean los textos que han redactado. Hasta ahora lo hacían locutores profesionales de continuidad, que introducían en la información, con sus voces engoladas, un tratamiento solemne y lejano. La lectura a cargo de los periodistas introduce en la información una mayor credibilidad y agilidad informativa. A raíz de las primeras elecciones municipales en 1979 se establecen las primeras radios municipales. La primera comienza a funcionar ese mismo año en Arenys de Mar. Con el diseño del nuevo mapa territorial español, los gobiernos de las comunidades autónomas establecen asimismo sus emisoras de radio pública, de cobertura regional.En los primeros años de la transición española a la democracia, la REM, la CAR y la CES quedan integradas bajo la denominación de Radiocadena Española, incorporada en el Organismo de Medios de Comunicación del Estado que absorbe también a los periódicos del Movimiento (“Pueblo”, “Arriba”, etc.). Como características de la radio en esta segunda parte de la década hay que destacar el incremento de emisoras, la concentración en cadenas y la integración en grupos multimedia.
LA RADIO ESPAÑOLA EN EL PERIODO 1980-2000
.En los años 80, con la aplicación de un nuevo Plan Técnico de Radiodifusión, sobre todo el Real Decreto de 8 de junio de 1979, que supuso el impulso definitivo de la FM, nacen nuevas cadenas privadas como Antena 3 Radio, Radio 80 (posteriormente absorbida por Antena 3), Cadena Rato, Radio 16, Radio El País… y más tarde las públicas de ámbito autonómico.La radio protagonizó uno de los episodios más destacados de la transición política durante la jornada del intento de golpe de Estado de febrero de 1981. Las emisoras se volcaron en la retransmisión de este acontecimiento hasta el punto de que la noche del 23 al 24 de febrero se conoce como “la noche de los transistores”, ya que la población española vivió pegada a la radio aquellas horas de incertidumbre, al quedar la televisión secuestrada por los golpistas.El Plan Técnico de Radiodifusión de 1988 concede un gran protagonismo a la radio pública al presentar cuatro modalidades de radiodifusión: tres públicas (radiodifusión dependiente del Estado, radiodifusión gestionada por los Entes públicos correspondientes de las Comunidades Autónomas -las primeras en emitir fueron Eusko Irratia, Catalunya Ràdio, Radio Galega y Onda Madrid-, radiodifusión municipal y una privada (emisiones de gestión indirecta o privada).Con la consolidación de la democracia, la audiencia reclama nuevos contenidos informativos como el económico (sobre todo a raíz de la entrada de España en la Unión Europea) y los relacionados con los nuevos problemas sociales: el paro, la droga, el crimen organizado, los grandes juicios y sentencias de los tribunales (Rumasa, 23-F), la ecología, la corrupción política.En los años 90 aparecen nuevas cadenas comerciales, entre ellas Onda Cero, producto de la estrategia mediática de la ONCE, que adquiere la Cadena Rato y absorbe otras de diversos orígenes. A principios de la década, la SER absorbe Antena 3, y para gestionar la nueva empresa se constituye Unión Radio, utilizando la marca que se había creado en los primeros años de la radiodifusión española (en 2000 el Tribunal Supremo anularía la autorización que había permitido esta absorción). En la radio pública desaparece Radiocadena Española, que se integra en Radio Nacional de España, que establece su actual estructura en Radio 1, Radio 2, Radio 3, Radio 4, Radio 5 Todo Noticias y Radio Exterior de España. En esta década la radio española se articula en torno a tres grandes grupos multimedia: Unión Radio (PRISA, Godó), Onda Cero (Telefónica Media) y Unión Ibérica Radio. Radio España (Planeta) tiene una dimensión menor, mientras la COPE mantiene una estrategia diferenciada al margen de los grupos multimedia. Este proceso de concentración influye en la pluralidad de la oferta, y la diversidad de la programación, muy escasa a pesar del creciente número de emisoras (1415 emisoras en 1996, de las que muchas emiten en cadena) para una audiencia de más de 18 millones, según el EGM.Por su parte, la radio pública crece en las comunidades autónomas (siete comunidades tienen emisoras de radio en los años 90) y en los ayuntamientos gracias a la implantación de las emisoras municipales (unas 745 en toda España), mientras RNE se afianza con cinco cadenas en OM y FM y REE en Onda Corta, con un total de 557 emisoras.Mientras, la FM plantea una programación especializada, muy parecida, en torno a la radiofórmula de contenidos musicales muy comerciales, creándose emisoras con contenidos de mayor especialización en la misma línea de mercado (40 Principales, Radiolé, Cadena Dial, SinfoRadio…). Algunas han triunfado en contenidos diferentes, como Intereconomía, Radio María o Radio Estel (en contenidos religiosos) o la pública Radio 5 Todo Noticias, pero son muy pocas.Para ampliar sus audiencias, las empresas potencian productos radiofónicos unificados y homogéneos, estructurados en grandes bloques horarios y en esta estrategia coinciden todas ellas. Se impone un tipo de programa “contenedor”, con estructura de magazine, tanto en horarios de mañana como en los de tarde, conducidos por presentadores estrella. La programación se estructura en torno a la información y el entretenimiento, en programas de emisión en directo. Esto ha supuesto la práctica desaparición de géneros como el documental, el reportaje o las entrevistas de larga duración. Como característica a destacar de estos últimos años, se destaca la implantación generalizada de la participación de los oyentes en la programación, sobre todo a través del teléfono, y mucho más tras la aparición de la telefonía móvil. La audiencia pregunta a los personajes entrevistados, critica los acontecimientos de actualidad, forma parte de los programas como un elemento más de sus contenidos. Es una radio de debate, de participación, de comunicación interactiva entre informantes y oyentes, el modelo reclamado por Bertolt Brecht.Nacen nuevos géneros como las tertulias y se imponen los programas-contenedores como los magazines de mañana y tarde. Los presentadores de estos programas alcanzan una gran popularidad, similar a la de los presentadores de la televisión y las cadenas se pelean por sus contratos, que alcanzan elevadas sumas.El futuro de la radio hay que contemplarlo a la luz del desarrollo de las tecnologías digitales y sobre todo de su emisión a través de Internet. En la actualidad todas las cadenas comerciales cuentan con presencia en la red y han nacido algunas que sólo emiten en este medio. La posibilidad de almacenar y acceder a programaciones ya emitidas y de elaborar una ‘radio a la carta’ hace que internet se configure como la vía del futuro para la distribución y captación de las señales radiofónicas.