Emperadores de la Dinastía Antonina: Legado y Cronología


Dinastía Antonina: Cinco Buenos Emperadores

Nerva (96-98 d.C.)

El 18 de septiembre del año 96, el emperador Domiciano fue asesinado víctima de una conspiración palaciega en la que se vieron implicados varios miembros de la Guardia Pretoriana y varios libertos. Al día siguiente, el Senado nombró emperador a Nerva. Como nuevo monarca, juró restaurar los derechos que habían sido abolidos o simplemente dejados de lado durante el reinado de Domiciano. Sin embargo, su administración estuvo marcada por problemas financieros y por su falta de habilidad a la hora de tratar con las tropas. Una rebelión de la Guardia Pretoriana en el año 97 lo forzó a adoptar al popular Marco Ulpio Trajano como su heredero y sucesor. Tras aproximadamente 18 meses de reinado, Nerva murió de muerte natural el 27 de enero de 98. A su muerte fue sucedido por su hijo adoptivo, Trajano.

Trajano (98-117 d.C.)

El 27 de enero del año 98, Trajano sucedió tras su muerte al emperador Nerva, del cual, aunque le había adoptado previamente, aceptó usar sólo el cognomen, pasando a ser su nombre oficial Imperator Caesar Nerva Traianus Divi Nervae filius Augustus. Como administrador civil, Trajano es conocido sobre todo por su amplio programa de construcción de edificios públicos que reformaron la ciudad de Roma y dejó numerosos monumentos perdurables como el Foro de Trajano, el Mercado de Trajano y la Columna Trajana. Sin embargo, fue como comandante militar por lo que celebró sus mayores triunfos. En 101, lanzó una expedición punitiva contra el reino de Dacia gobernado por el rey Decébalo, derrotando al ejército dacio cerca de Tapae en 102; finalmente conquistó Dacia en 106. En 107, Trajano fue más al Este y se anexionó el reino nabateo, estableciendo la provincia de Arabia Pétrea. Después de un período de relativa paz dentro del Imperio, lanzó su campaña final en 113 contra Partia: llegó hasta la ciudad de Susa en 116, y se alcanzó con ello la máxima expansión del Imperio romano en toda su historia. Durante esta campaña, Trajano enfermó y falleció mientras volvía a Roma. Fue deificado por el Senado y sus cenizas se enterraron en una cámara al pie de su Columna Trajana. Le sucedió su sobrino segundo y pupilo, Adriano.

Adriano (117-138 d.C.)

Las relaciones de Adriano con el Senado no fueron buenas; quizá tuviera algo que ver con ello el que Adriano, a diferencia de muchos emperadores anteriores, no deseara desempeñar el consulado ordinario más que dos veces, ambas consecutivas y al comienzo de su reinado: la primera, en el primer semestre de 118, teniendo como collega a su sobrino, el barcinonense Cneo Pedanio Fusco Salinator; la segunda, en el primer cuatrimestre de 119, acompañado de Publio Dasumio Rústico, otro posible pariente esta vez de los Dasumii italicenses.11 Asimismo, las reformas administrativas llevadas a cabo durante su reinado suscitaron la oposición de los senadores; el emperador modernizó el sistema administrativo estatal ascendiendo a expertos y tecnócratas, lo que supuso que muchas secciones de la administración quedaran en manos de estos funcionarios. A causa de ello, la élite senatorial y aristocrática vio mermada su influencia.

Antonino Pío (138-161 d.C.)

A su ascenso al trono, Antonino se convirtió en Caesar Imperator Tito Aelio Adriano Antonio Augusto Pontifex Maximus. Una de sus primeras actuaciones como emperador fue convencer al Senado para que concediera honores divinos a su predecesor Adriano, a lo que los senadores se habían negado inicialmente; sus esfuerzos destinados a persuadir al Senado para rendir esta clase de honores a Adriano le valieron el cognomen de Pío. Las otras dos razones que justificaban este título fueron que su suegro se apoyaba en su hombro al entrar en la Cámara del Senado y que salvó a los hombres que Adriano había condenado a muerte durante su etapa de enfermedad. Construyó durante su reinado templos, teatros, mausoleos, promovió las artes y las ciencias y otorgó sueldos y honores a los maestros de retórica y filosofía.

Lucio Vero (161-169 d.C.)

La carrera política de Vero comenzó como cuestor en 153, llegando a cónsul al año siguiente (154). En 161 fue elegido de nuevo cónsul, siendo Marco Aurelio su colega en el cargo consular. Cuando Antonino murió el 7 de marzo de 161, siendo sucedido por Marco Aurelio, Vero fue designado como coemperador, un hecho sin precedentes hasta ese momento en el Imperio romano. Oficialmente, ambos hombres compartían los mismos poderes, pero en la práctica era Marco Aurelio quien ostentaba el poder realmente. A Vero se le asignó el control del ejército, demostrando así la confianza existente entre él y su hermano adoptivo. Para fortalecer esta alianza, Marco Aurelio ofreció a su hija Lucila en matrimonio a Vero, matrimonio que tuvo tres hijos.

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