Empirismo y Escepticismo en la Filosofía de David Hume


David Hume: Empirismo y Escepticismo

Hume es considerado uno de los máximos exponentes del empirismo, corriente filosófica que basa toda fuente de conocimiento en la experiencia. Su postura lo lleva al escepticismo, dudando incluso de la existencia del mundo exterior.

El empirismo surge como contrapunto al racionalismo en cuanto al origen del conocimiento. Para los empiristas, no existen ideas ni principios innatos al entendimiento. Antes de la experiencia, nuestra mente es como un «papel en blanco». El empirismo niega la existencia de conocimientos innatos, afirmando que todo conocimiento proviene de la experiencia.

Hume, figura clave de la Ilustración escocesa, se caracterizó por su pensamiento empirista, el desarrollo de teorías políticas liberales, una visión racional de la religión (deísmo) y sus aportes a la filosofía moral.

El empirismo radical de Hume se basa en la distinción entre impresiones e ideas. Su criterio de verdad, al que recurre constantemente, establece que una idea es verdadera si podemos señalar la impresión a la que corresponde. Si no se cumple este principio de correspondencia, Hume rechaza la verdad de un concepto. En consecuencia, la experiencia se convierte en el origen y límite de nuestro conocimiento.

Elementos del Conocimiento: Impresiones e Ideas

Hume, como escéptico y crítico del innatismo, coincide con Locke en que nacemos como una tabula rasa (mente en blanco). Todo lo que conocemos proviene de la experiencia; no hay conocimiento previo, todo es adquirido a través de los sentidos, aunque estos a veces nos engañen.

Los elementos del conocimiento, según Hume, son las impresiones y las ideas. Las impresiones se caracterizan por su fuerza, vivacidad e inmediatez. Son percepciones que recibimos a través de los sentidos y pueden ser de sensación (sentidos externos) o de reflexión (sentidos internos, estados de ánimo). Pueden ser simples o complejas y dan lugar al conocimiento.

Las ideas, para Hume, son copias de una impresión en el pensamiento. Se dividen en dos tipos: simples, como la idea de un lápiz, y complejas, como la idea de semejanza (un retrato nos lleva a pensar en el original), de contigüidad (una habitación nos hace pensar en las contiguas), de causalidad (una herida nos lleva a pensar en el dolor que produce) y la idea del «Yo» (quién soy, de dónde vengo). Todo esto deriva en el conocimiento, que no es más que un conjunto de percepciones. Si no hay percepciones, no hay conocimiento.

Tipos de Conocimiento

Hume distingue dos modos de conocimiento, lo que se conoce como la horquilla de Hume:

  • Conocimiento de relaciones entre ideas (razonamiento matemático): Aunque todas las ideas se basan en impresiones, podemos establecer relaciones entre ellas independientemente de la realidad. La relación entre ideas es independiente de los hechos, y las proposiciones que la expresan son analíticas (universales y necesarias), ya que el predicado está contenido en la noción del sujeto, siendo su contrario imposible. Este tipo de conocimiento pertenece a la lógica, las matemáticas y los razonamientos demostrativos.
  • Conocimiento de hechos o factual (empírico): Se refiere a las cuestiones de hecho y requiere de la experiencia (de las impresiones) para ser comprobado. Las verdades sobre cuestiones de hecho (verdades fácticas) no son necesarias, como las relaciones entre ideas, ya que su contrario no implica contradicción. Este conocimiento pertenece a las ciencias empíricas, y Hume concluye que sus razonamientos son solo probables. Todos los razonamientos sobre cuestiones de hecho se basan en la relación causa-efecto. Es crucial analizar esta relación, ya que de ella depende el carácter científico que atribuimos a las ciencias empíricas (física).

Crítica a los Conceptos Metafísicos

La crítica de Hume se extiende a la metafísica tradicional, comenzando por la idea misma de sustancia. Rechaza la metafísica porque su objeto de estudio está fuera de los límites de la experiencia, siendo fuente de errores.

  • Mundo: No podemos saber si existen objetos fuera de nosotros, ya que solo conocemos nuestras propias impresiones. La realidad es una suposición sin comprobación ni justificación racional.
  • Dios: Hume analiza los argumentos para demostrar la existencia de Dios. El argumento ontológico es inválido porque la existencia es una cuestión de hecho y su contrario no implica contradicción. Los demás argumentos tradicionales, al ser a posteriori, se basan en la inferencia causal, considerando la naturaleza y al hombre como efectos de la causa divina. Si la inferencia causal solo es aceptable entre dos impresiones, no es válida en estos casos, ya que no tenemos impresión de Dios. Dios, para Hume, es una hipótesis inútil, ya que no podemos probar su existencia.
  • Yo: Hume no puede aplicar el esquema de la inferencia causal a la existencia del Yo. Argumenta que solo tenemos intuiciones de nuestras impresiones, ninguna de ellas permanente. Si el Yo no tiene justificación racional, surge la pregunta de cómo somos conscientes de nuestra identidad personal. Para Hume, nuestra identidad se basa en la memoria, que nos permite reconocer la conexión entre las impresiones sucesivas. Nuestro error está en confundir sucesión con identidad.

Crítica al Principio de Causalidad

Nuestro conocimiento de los hechos se limita a nuestras impresiones presentes o recuerdos. No podemos conocer hechos futuros, ya que no tenemos impresiones de lo que aún no ha sucedido. Según Hume, nuestra certeza se basa en la experiencia, no en la deducción racional. Sin embargo, nada en la experiencia garantiza que los hechos pasados se repitan en el futuro, excepto que dos fenómenos contiguos siempre hayan tenido una relación de causa-efecto. Nos basamos en la inferencia causal y concebimos la relación causa-efecto como una conexión necesaria, donde el efecto se produce inevitablemente.

Hume aplica su criterio de verdad a la idea de «conexión necesaria», preguntándose si podemos señalar la impresión correspondiente. La respuesta es no. Solo percibimos dos hechos contiguos y la experiencia pasada. La costumbre genera la creencia en esa conexión. Esta creencia, producto del hábito, es esencial para la vida cotidiana, pero no es conocimiento científico. La relación causa-efecto es una ficción mental, aunque útil para la vida.

Para Hume, la creencia es indispensable y la admite. La inferencia causal solo es válida en la experiencia. Estas conclusiones lo llevan a criticar los conceptos metafísicos.

Fenomenismo y Escepticismo

Las tres sustancias cartesianas (mundo, yo y Dios) son inalcanzables para nuestro conocimiento. La realidad se reduce a impresiones, a meros fenómenos. Hume acepta que sus conclusiones sobre los conceptos metafísicos conducen al escepticismo. Su intención no es negar la existencia de estas sustancias, sino su justificación racional (no es lo mismo negar que Dios exista a negar que podamos demostrar su existencia).

Sus conclusiones desembocan en un escepticismo y fenomenismo totales. En el fenomenismo, solo conocemos nuestras percepciones, fenómenos aislados, no la realidad exterior. En el escepticismo, no hay conocimiento cierto a través de la experiencia. No se trata de un escepticismo metodológico como el de Descartes, sino de uno consecuente con el análisis de nuestras facultades. Es moderado (acepta la creencia como guía para la vida) y solo filosófico, ya que la vida se impone a las conclusiones escépticas de la razón. Por eso, Hume sostiene que «la naturaleza siempre mantendrá sus derechos y prevalecerá sobre cualquier razonamiento abstracto».

Emotivismo Moral: La Moral del Sentimiento

Hume critica el racionalismo moral, que sitúa el origen de la moral en la razón. Considera que la razón no es ni puede ser el fundamento de nuestros juicios morales, ya que es esclava de las pasiones y debe obedecerlas. La moralidad se origina en los sentimientos. Su moral es:

  • Emotivista: La lección moral se encuentra en el terreno de las emociones, no en el de la razón.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *