Empoderamiento Personal y Comunitario en el Trabajo Social
Dimensiones Clave del Empoderamiento
Capacidad de Convivencia
A nivel íntimo, se refiere a la capacidad de asumir la convivencia con nuestro propio pasado, con nuestras experiencias traumáticas y positivas. En relación con la interacción con otras personas, hace referencia a la capacidad de respetar a los demás.
Autenticidad
La vida auténtica hace referencia a la trayectoria personal, a la plenitud ligada a la coherencia con unos valores y unas creencias sólidamente establecidos.
Cooperación Altruista
Se refiere a la capacidad de relacionarnos de una manera solidaria y gratuita, superando una visión reduccionista del bienestar personal concebido en términos de intereses egoístas.
Capacidad de Empatía
Se trata de la capacidad de ponerse en el lugar de la persona, grupo o comunidad con los que nos comunicamos o compartimos.
Optimismo Alegre y Esforzado
La alegría razonable y un optimismo fundado en la voluntad y nivel adecuado de tolerancia ante la frustración son indicadores de una personalidad integrada.
Del Diagnóstico a la Acción Comunitaria: Las Dimensiones del Empowerment
Analizando el Empowerment Personal: Orientaciones para el Trabajador Social Comunitario
La dinámica comunitaria en el ámbito del Trabajo Social no puede comenzar sin establecer un diagnóstico adecuado del punto en el que se encuentran las personas que van a participar, y de la comunidad en la que se va a desarrollar el proyecto de intervención. A menudo, se tiende a diagnosticar la realidad basándonos en aquello de lo que carecemos, en nuestras deficiencias personales, grupales y comunitarias.
Sin embargo, un proceso adecuado del fortalecimiento de nuestras capacidades no puede partir solamente de un análisis de las carencias. Debe centrarse, sobre todo, en las habilidades y en las potencialidades de las personas, en los recursos y las capacidades existentes en la comunidad, para ponerlas en acción, y, a partir de ellas, recuperar, mejorar o adquirir aquellas otras dimensiones que actualmente no poseemos en la medida adecuada.
El trabajador social comunitario debe tener presentes tres principios para gestionar de manera correcta el proceso de empowerment personal a través de una dinámica comunitaria:
Debe llevar a cabo un diagnóstico que se centre en las habilidades de la persona.
Para el trabajador social comunitario, un principio básico es partir de las habilidades, capacidades y virtudes realmente existentes, ya que en su desarrollo se podrá generar un clima de cambio que permita modificar en sentido positivo las deficiencias. Al contrario, insistir sólo en lo que no podemos cambiar y nos limita únicamente genera melancolía y pasividad.
Debe evitar los diagnósticos que utilizan conceptos que hacen referencia a dichas carencias.
De este modo, aparecen ante los demás como individuos sin valor, y, de forma automática, se tiende a expulsarlas hacia las zonas marginales de la sociedad.
Frente a las descripciones que discriminan o estigmatizan, el Trabajo Social Comunitario parte de un principio opuesto: todas las personas tienen habilidades y capacidades valiosas para sí mismas y para la comunidad.
Debe perseguir objetivos razonables.
Tanto a nivel personal como comunitario, establecer metas imposibles de cumplir es un predictor claro de estrés. El trabajador social debe establecer objetivos a corto, medio y largo plazo que permitan evaluar los logros alcanzados y generar una experiencia positiva de pequeños cambios que permitan aumentar la confianza individual y colectiva.
El conocimiento real sobre nosotros mismos y sobre nuestras comunidades se consigue cuando se ponen de relieve nuestras capacidades y nuestras potencialidades y cuando se establecen objetivos que permiten un proceso de cambio.
Analizando el Empowerment Comunitario: Orientaciones para el Trabajador Social Comunitario
¿Cuál es el objetivo final de cualquier intervención basada en la metodología del Trabajo Social Comunitario?
Lograr una comunidad autoorganizada que pone en juego sus capacidades, que afronta retos colectivos, que transforma su entorno y que modifica su propia dinámica interna para facilitar la realización personal de sus integrantes.
El liderazgo del trabajador social es siempre temporal, y está orientado a generar capacidad de liderazgo en la comunidad. En este sentido, hay que mantener un delicado equilibrio entre dos polos. Por un lado, hay que tomar en consideración el sistema de poder, las jerarquías y la autoridad tal y como de hecho funcionan en la comunidad en la que se va a desarrollar el proyecto.