Escatología: El Fin de los Tiempos y el Destino del Hombre


La Segunda Venida del Señor

El Artículo del Credo

«Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos», nos enseña que al fin del mundo va a venir Jesucristo a juzgar a todos los hombres para darles premio o castigo dependiendo de sus actos. A esta venida se le llama Parusía. Puede entenderse por vivos a los buenos (los que estén) y muertos a los malos (los que no estén).

El Juicio Final

El Juicio Final en la Escritura

a) Joel anuncia: Reuniré a todas las naciones y las congregaciones en el valle de Josafat (juicio de Dios en hebreo), y entraré en juicio con ellas.

b) Nuestro Señor anunció a sus apóstoles: El Hijo del Hombre aparecerá sobre las nubes en todo su poder y majestad (Lucas, Mateo y Marcos nos lo dicen: cfr. Mt 24,30; Mc 13,26 y Lc 21,27).

Juicio Universal

Es el tribunal de Cristo para dar cuenta cada uno de las obras buenas o malas que haya hecho en su vida mortal y al fin del mundo, los que obraron bien la resurrección y los que mal la condenación.

Tiempo y Señales del Juicio

¿Cuándo se verificará el juicio final?

Respondió Jesús: «El día y la hora nadie la sabe, solo el Padre» (Mt 24,36). La Escritura da algunas SEÑALES del juicio:

a) El Evangelio se habrá predicado en todo el mundo (Mt 24,14)

b) Se convertirán los judíos a la fe cristiana (Rom 11,25)

c) Vendrá el Anticristo y perseguirá cruelmente a la Iglesia y cristianos apostatarán. San Pablo nos presenta al Anticristo como: hombre de pecado, el hijo de la perdición, se opone a Dios y se alza contra todo lo dicho por Él, hasta robarle su trono.

Modo de Juicio

San Mateo nos describe así el juicio final: Cuando venga el Hijo del Hombre, todas las naciones de la tierra comparecerán ante Él, y separará a los unos de los otros, pondrá ovejas a su derecha y cabritos a su izquierda. Dirá a los de la derecha: «Venid porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer, sed me dieron de beber, etc.» (Mt 25,31ss). Dirá a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles».

Conveniencia del Juicio Universal

El Juicio Universal

Dios propuso que será delante de todo el universo por tres motivos principales:

  1. Para manifestar ante todo el mundo su sabiduría y justicia.
  2. Para glorificar a Jesucristo, todos los hombres lo reconocerán como Señor del universo y juez de sus conciencias.
  3. Para la gloria de los buenos y confusión de los malos: a) Los buenos serán glorificados a la vista de todos. b) Los malos se verán duramente humillados.

Resurrección de los Muertos

El Hecho de la Resurrección: El Artículo del Credo

«Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro» nos enseña que en el fin del mundo los hombres resucitarán, el alma de cada hombre volverá a juntarse con el cuerpo que tuvo en la tierra. Que los muertos resucitarán es una verdad de fe, no alcanzable por el solo esfuerzo racional, consta:

a) Por el testimonio de la Escritura. (Así dice San Juan, todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios y resucitarán los que obraron el bien para la vida eterna y mal para la condena).

b) Por la enseñanza de la Iglesia en los concilios y en los símbolos.

¿Para qué Dios ha dispuesto la resurrección de la carne?

Para que el cuerpo participe del premio o castigo del alma, como participante que fue de su virtud o de sus pecados.

Modo de la Resurrección

No todos los hombres resucitarán en el mismo estado, los dotes de los cuerpos gloriosos son cuatro:

a) La impasibilidad, el cuerpo no estará sujeto al sufrimiento ni a la muerte.

b) La agilidad, podrá trasladarse en un momento a lugares remotos.

c) La claridad estará vestido de incomparable gloria y hermosura.

d) Y la sutileza podrá penetrar otros cuerpos, como Cristo penetró el cenáculo.

Fe y Esperanza en la Vida Eterna

La Catequesis

Debe volver a ser una certeza sobre la fe cristiana con sus propios contenidos. La Iglesia nos ha enseñado a rogar para que la muerte no nos sorprenda de improviso. El no aceptar ni respetar la muerte significa no aceptar ni respetar la vida. (Card. Ratzinger)

El Último Artículo del Credo

«Creo en la vida del mundo futuro», nos enseña: que después de la muerte hay otra vida eternamente feliz para los que murieron en gracia de Dios o desgraciada para los que murieron en pecado mortal.

Dios se llama Remunerador

En cuanto remunera a los buenos con la gloria eterna y a los malos con el eterno suplicio. Las verdades que miran a nuestra suerte postrera son cuatro (postrimerías): muerte, juicio, infierno y gloria. También llamados novísimos (los últimos sucesos). El purgatorio no figura dentro de las postrimerías porque no es para las almas un lugar definitivo, el limbo tampoco porque es tan solo una forma particular del infierno.

La Muerte no es el Fin

Sobre la muerte sabemos con certeza algunas cosas, otras las ignoramos por completo:

1) Es cierto:

a) Que todos moriremos.

b) Que la muerte es castigo del pecador.

c) Que fijará nuestro destino por la eternidad.

Es incierto:

El lugar, tiempo y modo de nuestra muerte y la suerte que nos espera, Dios lo quiere así porque si supiéramos el día de nuestra muerte dejaríamos de servir y temer a Dios.

Necesidad de Obrar con Rectitud

La muerte da importantes lecciones de prudencia:

La primera: nos la da el Salvador cuando nos dice: «Estad preparados, porque no sabéis el día ni la hora».

La segunda: es desprendernos de lo terreno.

La tercera: nos la da San Pablo cuando dice: «Mientras tengamos tiempo obremos el bien».

También nos enseña la Sagrada Escritura que la muerte del justo es preciosa a los ojos del Señor.

El Juicio Particular

Consiste en que Jesucristo juzga a aquella alma sobre el grado de caridad: si murió o no en el amor de Dios y en qué grado, dependiendo de ésta dictará sentencia de salvación o condenación. La justicia del supremo juez será:

a) Estricta: Descubrirá lo más secreto de los corazones.

b) Inapelable: Es poner de manifiesto aquello que el hombre libremente determinó cuando podía hacerlo.

La Eterna Condenación en el Infierno

¿Qué es el infierno?

Es un lugar de tormentos, donde sufrirán eternos suplicios los que mueren en pecado mortal. Respecto al infierno son verdades de fe:

  1. Que existe.
  2. Que hay en él pena de fuego.
  3. Que sus tormentos son eternos.
  4. Que van a él los que mueren en pecado mortal.

La Escritura llama al infierno: lugar de tormentos, suplicio eterno, fuego inextinguible. 70 veces se habla del infierno en la Escritura, 25 en los Evangelios. La Iglesia siempre ha enseñado la existencia del infierno: «Las almas de los que salen del mundo con pecado inmediatamente bajan al infierno y son condenados.» (Benedicto XII, Const. Benedictus Deus).

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe insiste: que la Iglesia cree en el castigo eterno que espera al pecador que será privado de la visión de Dios y en la repercusión de esta pena en todo su ser.

Penas del Infierno

Estas son:

  1. La privación de todo bien: reposo, alegría, amor y esperanza y en especial Dios (pena de daño).
  2. El sufrimiento de todo mal y dolor. La Escritura lo llama lugar de tormentos, insiste en el suplicio del fuego llamada, (pena de sentido).

Pena de Daño

Es la privación de la vista de Dios, es la más terrible de las penas del infierno. Nos priva para siempre de Dios, el bien infinito para el que fuimos creados. Nos priva de todo bien y felicidad.

Pena de Sentido

Consiste en el fuego y demás tormentos que experimentarán los condenados. La Escritura lo llama fuego voraz e inextinguible.

Penas del Purgatorio

Dos clases de pena sufren en el purgatorio: la pena de daño (privación de la vista de Dios) y la de sentido (fuego):

a) Respecto a su intensidad: son proporcionados al número y gravedad de los pecados y son más intensas que los sufrimientos de esta vida, las benditas almas las sufren con resignación y con alegría, por la certidumbre de su salvación.

b) Respecto a su duración: no tenemos dato cierto: pero socorrer a las benditas ánimas es:

a) Grato a Dios, quien las ama tiernamente y quiere verlas en su gloria.

b) Provecho para ellas, que nada pueden por sí mismas.

c) Útil a nosotros, se convertirán en poderosas intercesoras.

Podemos socorrer a las benditas almas con: oraciones, comuniones, limosnas y buenas obras, por indulgencias ganadas, en su favor y sobre todo por el Santo Sacrificio de la Misa.

El Remordimiento

Es la pena de la memoria, le recuerda al condenado medios de salvación que tuvo en la tierra, el desprecio que les hizo y cómo se condenó por sí solo.

La Desesperación

Es la pena de la imaginación, que vive representando sus tormentos que durarán mientras Dios sea Dios, por toda la eternidad.

Eternidad de las Penas

Es dogma de fe definido por la Iglesia, que consta en muchos lugares de la Sagrada Escritura. La eternidad de las penas no contradice la misericordia divina, porque si ésta es infinita, también es infinita su justicia. Para evitar el infierno debemos pensar en la eternidad de sus penas, para fomentar el temor de Dios y el cumplimiento de sus mandamientos.

El Purgatorio, su Existencia

Es un lugar de purificación, donde las almas justas expían sus pecados con graves sufrimientos antes de entrar al cielo. Respecto al purgatorio son verdades de fe:

a) Que existe como lugar de expiación.

b) Que podemos ayudar a las almas allí detenidas.

La existencia del purgatorio está claramente enseñada en el magisterio, implícitamente contenida en la Escritura y confirmada por la misma razón.

  1. Claramente enseñada por el magisterio eclesiástico.
  2. Implícitamente contenida en la Sagrada Escritura.
  3. Confirmada por la razón. En efecto hay almas que mueren en gracia de Dios pero sin haber expiado convenientemente sus pecados. Dios sería injusto al condenarlas porque están en gracia y sería injusto el introducirlas así al cielo, porque no han satisfecho debidamente a su justicia.

El Limbo

Antes de Cristo fue el lugar donde las almas de los justos esperaban al Mesías, para poder entrar en la gloria. Después de Él son detenidas las almas de los niños que mueren sin ser regenerados por el bautismo. Estas almas están privadas de la vista de Dios y de la felicidad del cielo, no sufren ni penas de sentido ni de daño.

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