El Segundo Clasicismo (s. IV a. C.)
En el siglo IV a. C. se mantienen los avances logrados en el Primer Clasicismo (perfecta anatomía, plegados naturales…), pero hay dos cambios fundamentales:
- El movimiento es más acusado y las posturas más rebuscadas.
- Los rostros son menos idealizados.
Praxíteles (400-330 a. C.)
Representa la corriente hedonista: sus obras, dentro de la estética clásica, son más amables, menos solemnes y muy sensuales. El modelado de las figuras es muy blando, presentando un acabado muy pulido con aspecto de «jabonoso». Destaca la peculiar posición de sus estatuas, formando lo que se llama «curva praxiteliana», en la que el cuerpo forma con su postura una «S» muy alargada.
De su amplia obra, casi toda perdida, destacan:
- Sátiro Escanciador (370 a. C.)
- Apolo Sauróctono
- Venus de Cnido: primer desnudo integral femenino del arte griego.
Las tres se conocen por copias romanas. Su obra más famosa, y quizás su única obra original, sea Hermes con Dionisos niño (aprox. 330 a. C., Museo de Olimpia). Fue encontrada en el templo de Hera en Olimpia en 1887. Es de mármol y encaja de lleno en su estilo («curva…», sensualidad…).
Escopas (380 – ¿? a. C.)
Nacido en la isla de Paros, representa la corriente patética, que ahonda en la representación del dolor. Sus personajes aparecen atormentados, aunque los gestos sean contenidos, no exagerados, como en el helenismo. Los rostros adquieren rasgos más violentos (ojos hundidos, cejas muy marcadas, boca entreabierta). Representa frecuentemente a personajes trágicos o integrantes del cortejo de Dionisos.
Obras destacadas:
- Meleagro
- Ménade furiosa (aprox. 340 a. C.): representada en plena orgía, con un cabrito al hombro y su cuerpo en torsión (rasgo helenístico).
Su obra más importante es la decoración del Mausoleo de Halicarnaso (desde el 350 a. C.), tanto los frisos como la escultura de bulto redondo, que, por sus características, es ya helenística.
Lisipo (activo entre 368-318 a. C.)
Es el escultor que hace de puente entre el Clasicismo y el Helenismo. Es el autor del nuevo canon de proporciones, que reflejó en su obra más famosa: Apoxiomeno. El cuerpo ideal debe medir 8 veces su propia cabeza. Esta obra, realizada en bronce hacia el 320 a.C., representa a un atleta que se está quitando el sudor con el estrígil, especie de cepillo.
Aparte del canon nuevo, este autor multiplica los puntos de vista creando profundidad en las obras, como, en este caso, los brazos colocados hacia el espectador, incorporando el espacio que rodea la escultura a la obra, rasgo helenístico.
Otras obras famosas son el Hércules Farnesio (Museo Nazionale, Nápoles) y Eros tensando el arco (Museos Capitalinos, Roma), que se conocen gracias a copias romanas.
El Período Helenístico (323-30 a. C.): Escuelas y obras importantes
Se conoce como Helenismo al período comprendido entre la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) y la incorporación del último de los reinos helenísticos, el Egipto de los Ptolomeos, al Imperio Romano (30 a. C.). A lo largo de estos tres siglos se desarrolla un arte que es una mezcla de elementos griegos y orientales. Grecia «exporta» su arte y cultura a Oriente.
Los centros artísticos son las grandes ciudades de los reinos helenísticos: Pérgamo, Alejandría y Antioquía, entre otras. Los gobernantes construyen grandes monumentos para hacerse propaganda, como reflejo de su poder, que nada tiene que ver con el arte de las antiguas polis griegas, hecho para engrandecer la ciudad y a sus dioses.
Características principales:
- Se abandona el idealismo clásico. Los rostros reflejan sentimientos humanos.
- El movimiento es muy acusado, incluso exagerado. Las estatuas tienen diferentes puntos de vista, que permite contemplarlas dándoles la vuelta, hechas para ser colocadas en plazas.
- Predominan las escenas de grupos y las composiciones en espiral o piramidales.
- La temática se amplía: no solo aparecen dioses y atletas, sino personajes de la vida cotidiana, con sus defectos físicos (niños, ancianos). También abundan las alegorías (personificaciones de ríos, ciudades, etc.). Abunda el desnudo femenino.
- En el Helenismo no conviene hablar de autores concretos, sino de escuelas, puesto que las obras se hacen en grandes talleres.
Principales Escuelas Helenísticas
Escuela de Alejandría
Fusión del arte egipcio y el griego. La obra más importante es la Alegoría del Nilo (Museos Vaticanos), donde aparece el río representado como un anciano recostado, rodeado por 16 niños (alusión a los 16 codos que sube el río en su inundación anual), una esfinge y un cuerno de la abundancia.
Escuela de Pérgamo
Predominan las representaciones grandiosas con un fuerte contenido heroico y trágico. El rey Eumenes II erigió la obra más famosa: el Altar de Zeus (180-160 a. C.), enorme estructura jónica, con bajorrelieves que representan el triunfo de los dioses del Olimpo sobre los Gigantes, hijos de Gea (La Tierra). La gran fuerza expresiva, el patetismo, el movimiento exagerado y el «barroquismo» son claramente helenísticos. Actualmente se encuentra en el Museo de Pérgamo (Berlín).
Escuela de Rodas
Muy parecida a la de Pérgamo. El grupo más famoso es el Laocoonte (50 d. C.), esculpido en mármol por Agesandro de Rodas y sus hijos. Representa el castigo que mandó Apolo al sacerdote troyano Laocoonte y a sus dos hijos, por haberle ofendido, enviándoles dos serpientes para que los asfixiaran. Fue esculpido para la Domus Aurea de Nerón y allí se encontró en 1506, inspirando a los escultores italianos del Renacimiento.
Otras dos obras famosas de esta escuela son la Victoria de Samotracia (190 a. C., Louvre, París), que representa a la diosa Victoria en la proa de una nave (técnica de los «paños mojados»), y el Toro Farnesio (Museo Nazionale, Nápoles), tema mitológico tratado en composición piramidal.
Venus de Milo
Una de las obras más populares del período helenístico es la Venus de Milo (Louvre, París), de autor desconocido, pero que está muy influenciado por Lisipo. Fue hallada en la isla de Melos y probablemente llevara en una mano una manzana, símbolo de la isla de Melos y de la propia iconografía de la diosa. La acusada curvatura nos recuerda la famosa «curva praxiteliana» y el tratamiento del vestido, de corte fidíaco, remarca el dinamismo y la sensualidad de la figura. El contraste entre el cuerpo desnudo, de aspecto jabonoso, y el fuerte contraste luz-sombra también reflejan la clara tradición de la escultura clásica.