Conflictos Internos y la Primera República
Mapa de España: Esta fuente es una fuente secundaria, ya que presenta un mapa que resume eventos históricos. Se ubica en el siglo XIX, dentro del contexto de los conflictos en España durante la Primera República (1873-1874). Muestra las zonas de influencia del carlismo y el movimiento cantonalista, dos fuerzas que se enfrentaron al gobierno republicano.
La imagen está relacionada con el Sexenio Democrático (1868-1874), un periodo de inestabilidad política en España que siguió al derrocamiento de Isabel II en 1868. Durante estos años, el país experimentó varios intentos de forma de gobierno, incluidos la monarquía de Amadeo I y, finalmente, la Primera República en 1873. A pesar de la esperanza que generó la república, pronto se encontraron grandes dificultades debido a la falta de apoyo político y los múltiples conflictos internos, lo que llevó al colapso del sistema republicano en 1874.
El mapa refleja dos de los conflictos más importantes que marcaron este periodo: el Carlismo y el Cantonalismo. El carlismo era un movimiento político y militar conservador que apoyaba a Carlos VII como rey, en lugar de Isabel II o sus sucesores. Este movimiento defendía una monarquía tradicional y se concentraba principalmente en el norte de España, especialmente en el País Vasco y Navarra. Los carlistas lucharon durante varias guerras en defensa de sus ideales, enfrentándose tanto al gobierno central como a las fuerzas liberales.
Por otro lado, el Cantonalismo fue un movimiento federalista que surgió como una respuesta a la centralización del poder en Madrid. Los cantonalistas buscaban mayor autonomía para las diferentes regiones de España, especialmente en el sur y este del país, como en Cartagena, Valencia y Andalucía. Este movimiento se manifestó en una serie de levantamientos locales que reflejaban la falta de unidad y las tensiones regionales dentro de la Primera República.
Estos conflictos, junto con otros problemas como la inestabilidad económica y la falta de consenso político, debilitaron gravemente la república. Finalmente, en 1874, el golpe de Estado liderado por Martínez Campos restauró la monarquía borbónica con Alfonso XII, poniendo fin al periodo republicano y a los experimentos democráticos.
En conclusión, la imagen refleja los intensos conflictos que marcaron el fracaso de la Primera República y subraya las dificultades que enfrentó España a la hora de establecer un sistema político estable durante el siglo XIX.
La Constitución de 1812 y la Guerra de Independencia
Escaleras: Esta obra es una fuente secundaria. Se ubica en el contexto del siglo XIX, específicamente en 1812, año en que se promulgó la Constitución española, en un momento de gran convulsión política y social debido a la ocupación napoleónica y la Guerra de Independencia. El contenido de la obra se centra en explicar el contexto y las implicaciones de la Constitución de 1812, conocida como «La Pepa«. Este documento fue un intento de establecer un marco constitucional en España durante la invasión francesa.
La obra *Los fusilamientos del 3 de mayo* de Francisco de Goya, puede relacionarse con Las Cortes de Cádiz y la promulgación de la Constitución de 1812, conocidas como «La Pepa», que se dieron en un contexto de conflicto, resistencia y lucha por la soberanía nacional. En 1808, España fue invadida por las tropas napoleónicas, lo que desató un periodo de gran inestabilidad política y social. Mientras las fuerzas francesas ocupaban grandes partes del país, los representantes del pueblo español se reunieron en Cádiz para redactar una nueva constitución que pusiera fin al absolutismo y estableciera un sistema político más liberal y moderno.
Las Cortes de Cádiz, que estuvieron reunidas entre 1810 y 1813, fueron un órgano de resistencia frente a la invasión francesa. Durante este periodo, los diputados de las Cortes trabajaron en la creación de una constitución que no solo reflejara la voluntad popular, sino que también tratara de restaurar el orden político en España. En este contexto, la constitución de 1812 se caracterizó por su intento de establecer una monarquía constitucional, donde se limitaban los poderes del rey, se garantizaban derechos fundamentales y se promovía la soberanía nacional.
La conexión con la obra de Goya se da en la representación de la lucha por la libertad y la resistencia frente a la opresión. *Los fusilamientos del 3 de mayo* muestra el sufrimiento y la brutalidad del pueblo español bajo el dominio francés, una imagen que refleja el mismo espíritu de resistencia que animó las deliberaciones en las Cortes de Cádiz. Los fusilamientos, con su evidente denuncia de la violencia y la injusticia, pueden verse como una metáfora de la lucha por la soberanía y la dignidad de la nación frente a un gobierno extranjero que pretendía someterla.
Por otro lado, la Constitución de 1812 representa un acto de valentía política en un momento de enorme fragilidad, ya que fue redactada bajo la ocupación napoleónica y buscaba establecer un sistema de gobierno que protegiera los derechos de los ciudadanos y promoviera la igualdad. Goya, al mostrar la opresión de los soldados franceses, refleja la situación de una España luchadora por su independencia y sus principios. La promulgación de la Constitución fue, en muchos aspectos, una respuesta a esa opresión y violencia, al ofrecer una visión de un futuro más justo y equilibrado.
Los Fusilamientos del 3 de Mayo: Un Testimonio de la Guerra
Fusilamientos: Esta pintura es una fuente histórica primaria, puesto que el autor, Francisco de Goya, es contemporáneo a los hechos. Retrata los fusilamientos acaecidos el 3 de mayo, castigo ejecutado por el ejército francés tras el levantamiento popular del 2 de mayo, que da lugar al inicio de la Guerra de Independencia de España frente a Francia (1808-1814).
El reinado de Carlos IV (1788-1808) está determinado por el inicio de la Revolución Francesa (1789). España se enfrenta militarmente a Francia, pero es derrotada. Entonces, bajo la influencia del controvertido Godoy, España llevará a cabo una serie de pactos con Francia (Paz de Basilea, 1795), que resultarán desastrosos, como sucede en la derrota de Trafalgar (1805), frente a los ingleses. En virtud del Tratado de Fontainebleau (1807), las tropas francesas penetran en la Península, supuestamente con la intención de invadir Portugal. Todo ello, sumado un contexto general de hambre y escasez, provoca el Motín de Aranjuez (1808), un levantamiento que supone no sólo la caída de Godoy, sino también la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, Fernando VII.
Napoleón se decide a intervenir en la política española, como muestra este texto: por las Abdicaciones de Bayona (1808) los Borbones renuncian al trono español, que será ocupado a partir de entonces por José Bonaparte, el hermano de Napoleón. El 2 de mayo de 1808, un levantamiento popular tiene lugar en Madrid contra las tropas francesas, y será duramente reprimido, tal y como retrata Goya en *Los fusilamientos del 3 mayo*. Así comienza la Guerra de Independencia (1808-14). Los españoles, al no reconocer a José Bonaparte, se organizan en Juntas de Armamento y Defensa, dividiéndose entre patriotas o fernandinos, partidarios de Fernando VII, y entre los afrancesados, partidarios de José Bonaparte.
En la primera fase de la guerra, se produce la victoria en la batalla de Bailén del ejército español, pero este será desmantelado. No obstante, la resistencia española se orquesta mediante la guerra de guerrillas, liderada por figuras como Juan Martín el Empecinado. Entonces, el propio Napoleón se desplaza a España, al mando de 250. 000 soldados. En los últimos años del conflicto, Napoleón se ve debilitado por sus problemas en Rusia, e Inglaterra y Portugal apoyarán a los españoles, produciéndose victorias como la de Arapiles. En el Tratado de Valençay, Napoleón pacta el final del conflicto y la vuelta de Fernando VII. La guerra deja en torno a un millón de muertos, miles de exiliados, devasta tierras y ciudades, debilitando la producción y la industria manufacturera, al tiempo que genera una deuda pública inasumible.
La Independencia de las Colonias Americanas
Mapa América: Este documento es una fuente secundaria porque representa información histórica a través de un mapa. Se sitúa en el contexto de la independencia de las colonias americanas, un proceso que ocurrió entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX. En el mapa se pueden ver las campañas militares de líderes como Simón Bolívar y José de San Martín, quienes lucharon contra el dominio español en América Latina.
La imagen ilustra las campañas militares llevadas a cabo durante el proceso de independencia de las colonias americanas, un proceso que comenzó a finales del siglo XVIII y se extendió a lo largo de gran parte del siglo XIX. Este proceso estuvo profundamente influenciado por las ideas ilustradas que promovían la libertad, la igualdad y la fraternidad, que inspiraron a muchos de los líderes revolucionarios latinoamericanos. Además, la independencia de los Estados Unidos en 1776 y la Revolución Francesa de 1789 jugaron un papel clave como modelos a seguir para los movimientos de independencia en América Latina.
En el mapa se pueden observar los virreinatos españoles en América, divididos en varias regiones, así como las rutas de los ejércitos patriotas, quienes lucharon por la independencia de España. José de San Martín, liderando las campañas en el sur de América. San Martín liberó Argentina, Chile y Perú entre 1817 y 1822, enfrentándose a un ejército español. Al mismo tiempo, en el norte, Simón Bolívar creó una serie de campañas para liberar lo que hoy son Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia entre 1819 y 1824. Bolívar, conocido como el «Libertador», jugó un papel fundamental en la lucha por la independencia de las colonias del norte.
A lo largo de estas campañas, las fuerzas patriotas enfrentaron no solo los desafíos de los ejércitos españoles, sino también las difíciles condiciones geográficas y logísticas que complicaron la lucha. Las contraofensivas españolas, que se pueden observar en el mapa, evidencian que la independencia no fue un proceso inmediato ni sencillo, sino un largo camino lleno de batallas decisivas. Además, aunque los movimientos independentistas alcanzaron grandes victorias, la independencia no significó una paz definitiva. De hecho, muchos de los nuevos países enfrentaron guerras civiles, disputas internas y la creación de fronteras inestables, lo que dificultó la consolidación de la independencia y la estabilidad política.
Finalmente, la independencia de las colonias resultó en la creación de nuevas naciones latinoamericanas, como la Gran Colombia y las Provincias Unidas de Centroamérica, que, aunque inicialmente unidas por el ideal de libertad y autonomía, también sufrieron conflictos internos. La falta de cohesión y la diferencia en intereses políticos y económicos llevaron a que muchos de estos países experimentaran inestabilidad y división tras alcanzar la independencia de España. Así, el proceso de independencia latinoamericana no solo fue un desafío contra el colonialismo español, sino también un complejo proceso de construcción de nuevas naciones que, aunque libres del yugo español, tuvieron que enfrentarse a nuevos problemas internos para lograr una verdadera estabilidad.
El Reinado de Carlos IV y la Crisis de la Monarquía
4.1. El reinado de Carlos IV, un rey poco aficionado a la política, comienza en 1788, y está determinado por el inicio de la Revolución Francesa (1789), evento que genera un gran rechazo entre los reyes absolutistas europeos. El padre de Carlos IV, Carlos III (1759-1788), se había abierto a las ideas ilustradas, promoviendo reformas en el marco de la monarquía tradicional (despotismo ilustrado). Sin embargo, con Carlos IV España intenta blindarse ante las influencias exteriores. Los ministros Floridablanca y Jovellanos, de corte ilustrado, son cesados y se aplica una fuerte censura. Además, España, formando parte de una coalición, se enfrenta militarmente a Francia, pero es derrotada. Bajo la influencia del controvertido Godoy (hombre de confianza del rey, nombrado secretario de Estado en 1792), España llevará a cabo una alianza con Francia, a partir de la Paz de Basilea (1795). Estos pactos resultarán desastrosos. En efecto, la alianza franco-española que se enfrenta a Inglaterra, conforme a los intereses del emperador Napoleón, será derrotada en Trafalgar (1805), derrota que supondrá la pérdida de buena parte de la flota española y, en consecuencia, la interrupción parcial del comercio con América. El incremento de la deuda pública se traduce en una mayor presión social, apenas aliviada por la aplicación de medidas desamortizadoras. El descontento general se extiende por toda nuestra geografía, y también por las clases acomodadas. Y así, el propio Fernando, hijo de Carlos IV, conspira contra su padre.
En virtud del Tratado de Fontainebleau (1807), las tropas francesas penetran en la Península, supuestamente con la intención de invadir Portugal. Todo ello se suma a un contexto general de hambre y escasez, y a una fuerte oposición al rey y a Godoy, provocando el Motín de Aranjuez (1808). Este levantamiento popular, instigado por parte de la nobleza y del clero, supone no sólo la caída de Godoy, sino también la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, Fernando VII. Napoleón se decide a intervenir en la política española: por las Abdicaciones de Bayona (1808) los Borbones renuncian al trono español, que será ocupado a partir de entonces por José Bonaparte -llamado jocosamente “Pepe Botella”-, el hermano de Napoleón. El nuevo rey lleva a cabo medidas diseñadas para acabar con el Antiguo Régimen: desamortización, desvinculación de mayorazgos y de las tierras de manos muertas, fin del régimen señorial, abolición de la Inquisición, etc. En el comienzo de la Guerra de Independencia (1808-14), un levantamiento popular tiene lugar en Madrid contra las tropas francesas. El primer municipio español en manifestarse a favor de los sublevados es Móstoles. Pero el levantamiento será duramente reprimido por el general Murat, tal y como retrata Goya en *Los fusilamientos del 3 mayo*. Los españoles, al no reconocer a José Bonaparte, se organizan en Juntas de Armamento y Defensa. La guerra contra el invasor será asimismo una guerra civil entre españoles: por un lado, los patriotas o fernandinos, partidarios de Fernando VII; y, por otro lado, los afrancesados, partidarios de José Bonaparte.
En la primera fase de la guerra, se producen episodios de resistencia en ciudades como Gerona, Zaragoza o Tarragona. A pesar de la victoria en la batalla de Bailén del ejército español, este será desmantelado. No obstante, la resistencia española se orquesta mediante la guerra de guerrillas, liderada por figuras como Juan Martín el Empecinado, Espoz y Mina o el cura Merino. Entonces, el propio Napoleón se desplaza a España, al mando de 250. 000 soldados. En los últimos años del conflicto, Napoleón se ve debilitado por sus problemas en Rusia, e Inglaterra y Portugal apoyarán a los españoles, produciéndose victorias como la de Arapiles. En el Tratado de Valençay, Napoleón pacta el final del conflicto y la vuelta de Fernando VII. Los franceses comienzan su retirada. La guerra, de extrema crueldad, deja en torno a un millón de muertos, miles de exiliados, devasta tierras y ciudades, debilitando la producción y la industria manufacturera, al tiempo que genera una deuda pública inasumible y, ante el vacío de poder generado, la pérdida del control de las colonias americanas.
El Reinado de Fernando VII y la Emancipación Americana
4.4. Uno de los problemas más graves del reinado de Fernando VII fue el de la independencia de las colonias americanas (los virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, Perú y Río de la Plata). El proceso emancipador fue largo y complejo, y surgió por varias causas:
- La influencia de la Ilustración (destacando la soberanía nacional), la independencia de Estados Unidos (1776) y el ejemplo de la Revolución Francesa (1789).
- El descontento de los criollos por la discriminación económica y política, destacando la figura de Francisco de Miranda.
- La debilidad de España tras la derrota en Trafalgar (1805) y la invasión napoleónica (1808), que sirvieron a los criollos para la constitución de sus propias Juntas.
El proceso emancipador se llevó a cabo en dos fases:
- Primera fase (1808-1815): coincidió con la ocupación francesa durante la guerra de la independencia. Se crearon Juntas fieles a la Junta Central. En 1810 se independizó el virreinato del Río de la Plata, y le siguieron Chile y Venezuela, donde volvió a actuar Francisco de Miranda junto con Simón Bolívar. En México, estalló una revolución indígena dirigida por el cura Hidalgo, continuada por José María Morelos. Tras la guerra de independencia, los españoles, dirigidos por el general Morillo, consiguieron reprimir todos los levantamientos, excepto en el virreinato de la Plata.
- Segunda fase (1815-1825): en 1816 en el antiguo virreinato o de Río de la Plata se constituyeron las Provincias Unidas de Sudamérica. San Martín inició una campaña y venció a los españoles en Chacabuco (1817) y Maipú, consiguiendo la independencia de Chile. Por otro lado, Simón Bolívar consiguió victorias en Boyacá (1819), Carabobo (1821) y Pichincha, liberando el Virreinato de Nueva Granada, dando lugar a las actuales Colombia, Venezuela y Ecuador. En 1824, las tropas españolas fueron derrotadas en Junín y Ayacucho, y Perú se independizó. El Alto Perú se convirtió en Bolivia, en honor a Simón Bolívar. Por otra parte, en México, Agustín de Iturbide proclamó la independencia en 1821mediante el Plan de Iguala.
Consecuencias para España:
- Se confirmó como potencia de segundo orden.
- Desigualdades sociales.
- Grandes pérdidas económicas (se quedó sin los ingresos por impuestos y monopolio).
- Repatriación de miles de españoles a España o hacia Cuba y Puerto Rico.
- Surgimiento de un grupo de influencia de militares: los ayacuchos.
- Fraccionamiento de los antiguos virreinatos en varias repúblicas.
- Dependencia económica de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Por último, el legado español en América se evidencia en varios aspectos:
- Se agravaron los viejos problemas políticos y fiscales de la monarquía absoluta.
- España perdió su estatus como gran potencia y pasó a ser de segundo o tercer orden.
- Los militares no nobles que combatieron en América no fueron reconocidos y se unieron al bando liberal.
- Las nuevas repúblicas enfrentaron guerras internas que ayudaron a construir sus identidades nacionales.
- El idioma castellano y las primeras universidades, como la de San Marcos, quedaron como legado español.
- También se heredaron los valores de la cultura grecorromana y católica.