Absolutismo y Liberalismo
Tras la derrota de Napoleón en 1815, España regresó al absolutismo bajo el reinado de Fernando VII. Sin embargo, los vientos de libertad seguían soplando y en 1820 se produjo el Trienio Liberal, que restableció la Constitución de Cádiz. El absolutismo fue restaurado en 1823 con la intervención de las potencias absolutistas europeas.
La Década Ominosa (1823-1833)
Durante la Década Ominosa, Fernando VII abolió todas las leyes e instituciones liberales. Los liberales fueron perseguidos y muchos se exiliaron.
La Guerra Carlista
Antes de morir, Fernando VII derogó la Ley Sálica, lo que permitió a su hija Isabel reinar. Sin embargo, su hermano Carlos y los absolutistas más radicales se opusieron, lo que dio lugar a la Guerra Carlista.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
En 1868, un pronunciamiento militar derrocó a Isabel II y dio inicio al Sexenio Democrático. Se redactó una nueva Constitución democrática y se ampliaron los derechos y libertades. Sin embargo, la inestabilidad política y la oposición de los sectores conservadores llevaron al fin de la democracia en España.
La Reforma Agraria Liberal
La reforma agraria liberal, iniciada en 1836, tenía como objetivo disolver el Antiguo Régimen en el campo y introducir formas de propiedad y producción capitalistas. Las desamortizaciones permitieron que miles de propiedades salieran al mercado, cambiando la propiedad territorial.
La Industrialización
La industrialización en España se retrasó con respecto a otros países debido a varios factores, como la reducida capacidad de compra del campesinado, la escasez de energía y materias primas, y la inestabilidad política. Sin embargo, algunas zonas de la Península iniciaron el camino hacia la industria moderna, como Cataluña y el País Vasco.
La Minería
El subsuelo español era rico en depósitos mineros, y su explotación masiva se inició a partir de 1868. La mayor parte del mineral extraído fue exportado a Europa, especialmente el hierro.
El Ferrocarril
El tendido de la red ferroviaria en España se inició en 1855. A pesar de sus limitaciones, el ferrocarril resultó un instrumento indispensable para dotar a España de un sistema de transporte masivo y rápido.
Conclusión
El siglo XIX fue un período de grandes transformaciones políticas, económicas y sociales en España. El absolutismo y el liberalismo se alternaron en el poder, mientras que la reforma agraria, la industrialización y la minería sentaron las bases para la España moderna.