España en la Restauración: Constitución, Conflictos y Crisis Colonial


Las Cortes Constituyentes y la Constitución de 1869

Las Cortes Constituyentes concluyeron el debate del proyecto de nueva Constitución el 6 de abril de 1869. El texto constitucional se promulgó el 6 de junio y era un texto de 112 artículos. Decía que la **soberanía nacional** era de base popular y proclamaba la **división de poderes** y una amplia declaración de derechos.

La Regencia de Serrano y la Nueva Constitución

  • Regulaba todos los derechos individuales, desde la **libertad religiosa** o de cultos, de reunión y asociación hasta el de enseñanza y el de expresión.

  • Creó el **sufragio universal**, que fue la conquista política más destacada de la revolución de 1868.

  • Estableció un sistema bicameral. El Senado se elegía por sufragio universal indirecto, pero solo podían ser senadores los mayores contribuyentes y los hombres con altas capacidades. El Congreso era elegido por sufragio universal masculino.

  • El rey tenía atribuciones parecidas a las de constituciones anteriores.


Los Problemas de la Regencia

  • Una guerra colonial en Cuba, iniciada en 1868.

  • La oposición activa de los carlistas y los moderados o alfonsinos en 1872.

  • El acoso de los republicanos, que no aceptaron la solución monárquica de la Constitución de 1869.

  • El descontento de las capas populares urbanas y rurales.


La Guerra de Cuba

Durante el reinado de Isabel II, las empresas coloniales acabaron en fracaso, como la reincorporación de la República Dominicana (1861-1865). Cuba estaba muy unida a la economía estadounidense y admiraba el desarrollo económico y la democracia de Estados Unidos. El interés de este país por Cuba aumentó hasta que quiso comprar la isla. El control de la economía colonial se había quedado en manos de los grandes propietarios de las plantaciones esclavistas de caña de azúcar. A este grupo de ricos hacendados se les conocía como **sacarocracia**. La Gloriosa Revolución de 1868 en España desencadenó dos rebeliones, la de Puerto Rico y la de Cuba. La de Cuba fue liderada por Carlos Manuel de Céspedes, quien promovió el grito de Yara e inició la **Guerra de los Diez Años** o Guerra Grande (1868 y 1878). La parte oriental de la isla fue el principal marco de operaciones. A partir de 1875, el conflicto se trasladó al oeste, la parte más rica, donde vivían los grandes hacendados. Lo más duro se desarrolló en la etapa de la Restauración hasta la firma de la Paz de Zanjón en 1878.


Detrás del conflicto estaba la evolución de la esclavitud, que fue abolida en Puerto Rico en 1873. En Cuba, la producción no podía prescindir de la mano de obra esclava, aumentada después de prohibida la trata de esclavos en 1815. Barcelona exigió desde mil ochocientos sesenta y nueve la formación de tropas voluntarias para reprimir la revuelta, y la burguesía vasca hizo lo mismo. Los dos grupos defendían sus intereses en la isla. La **Ley Moret** en el mes de julio de 1870, declaraba libres a las personas nacidas de madre esclava, a las menores de edad y a las mayores de una determinada edad. El sistema esclavista duró en la isla hasta 1886. Los criollos cubanos se oponían a la abolición de la esclavitud y también molestaban a los gobiernos estadounidenses e impulsaron el nacionalismo cubano.


El Desastre de 1898

La Política Colonial y su Fracaso

La respuesta política de los gobiernos españoles fue insuficiente y su balance, un fracaso. Puerto Rico no planteaba serios problemas: había conseguido su autonomía (1872), la esclavitud había sido abolida (1873), y tenía una economía saneada. La economía controlaba los movimientos emancipadores de base popular. En Cuba, las reformas fueron más polémicas. En 1886 se abolió la esclavitud. Los sectores españolistas rechazaron los intentos del gobierno por conceder cierto grado de autonomía. El movimiento independentista, dirigido por el **Partido Revolucionario Cubano** creado por José Martí en 1892, optaba por la independencia. La vía intermedia estaba representada por el Partido Liberal Autonomista y pedía una Cuba española pero libre, con autodeterminación y sus propias leyes. La Liga Filipina, de José Rizal, aceleró el movimiento nacionalista y los más conservadores rechazaron las reformas, por considerarlas antiespañolas.


La Pérdida de las Colonias y la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898

En 1895 empezó la última guerra cubana. El ejército español se enfrentó primero a los independentistas nativos y luego con Estados Unidos. Esta intromisión aumentó a partir de 1896, apoyada por un ambiente hostil en la prensa y la opinión pública estadounidense, con el fin de intervenir directamente en el conflicto. Durante la presidencia del demócrata Cleveland (1893-1897), la ayuda a los insurrectos cubanos fue constante a través de la Junta Cubana o la Liga Cubana, que estaba formada por estadounidenses. Las reformas que introdujo en Cuba el Gobierno español en 1897 no interesaban al nuevo presidente, el republicano McKinley, que ya pensaba comprar o anexar la isla. En febrero de 1898, la explosión del acorazado estadounidense Maine, que estaba en el puerto de La Habana, causó 266 víctimas y fue el pretexto para la declaración de la guerra.


Estados Unidos acusó a los españoles de provocar el hundimiento y declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898. La flota española sabía que era inferior a la armada estadounidense y aun así se enfrentó, con el resultado de dos derrotas navales: Cavite (Filipinas) y Santiago de Cuba. El 10 de diciembre de 1898 se firmó el **Tratado de París**, en el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía a Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos, a cambio de una compensación de 20 millones de dólares. En febrero de 1899, España entregó al Imperio Alemán las islas Carolinas, las Marianas y las Palaos, a cambio de veinticinco millones de dólares, y así se liquidaba el imperio español.


Las Consecuencias del Desastre: Generación del 98 y Regeneracionismo

La derrota no provocó un cambio de gobierno ni puso en peligro la monarquía, pero hizo surgir el **regeneracionismo**. Sus defensores fueron políticos como Antonio Maura y Francisco Silvela. Francisco Silvela formó un gobierno que quería regenerar el país sin cambiar el papel de la corona, el ejército o los partidos. Este gobierno fracasó y mostró la incapacidad del sistema para evolucionar. Hubo otro movimiento que unió a intelectuales como Macías Picavea, Lucas Mallada o Joaquín Costa, que intentaron formular un diagnóstico y una solución que llamaron **Regeneración Nacional**. Decían que la falta de educación era una de las causas del atraso del país y criticaban el sistema de la Restauración y su funcionamiento. Joaquín Costa puso en práctica sus ideas a través de la Liga Nacional de Productores y también expuso su condena del sistema caciquil en *Oligarquía y caciquismo* (1901). A esto se añadieron los industriales catalanes y vascos ante el creciente españolismo de las cámaras y de la Liga Nacional, lo que favoreció la creación en 1901 de la catalana Lliga Regionalista. El regeneracionismo dejó de ser un peligro para el sistema restaurador. Se creó el Instituto de Reformas Sociales, que era el nuevo liberalismo del siglo XX y lo puso en práctica el rey Alfonso XIII, cuando juró la constitución el 17 de mayo de 1902.


El Proceso Restaurador

La restauración de la monarquía borbónica con Alfonso XII fue producto de un trabajo preparado y llevado a cabo durante el Sexenio Democrático, de forma intensiva durante el gobierno de Serrano. Su objetivo fue situar en el trono al hijo de Isabel II, apartada en 1868. El gran protagonista fue **Antonio Cánovas del Castillo**. El proceso fue largo y complejo. Cánovas aprovechó el contexto internacional de la era bismarckiana. Su instrumento fue la creación de un partido alfonsino y estuvo formado por diputados de las Cortes Constituyentes de 1868. Su programa se reducía al liberalismo y a la fidelidad al príncipe Alfonso. **Paz y orden** son las palabras que resumen el programa que atrajo a las clases medias y altas. La renuncia de Isabel en su hijo en junio de 1870 facilitó este proceso. Cánovas quería ofrecer al ejército un papel subordinado al poder civil y al sistema constitucional, por lo que rechazó el pronunciamiento de Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874. El **Manifiesto de Sandhurst**, redactado por Cánovas y firmado por Don Alfonso, recogió las ideas básicas del proyecto restaurador:


  • Carácter abierto e integrador de la monarquía constitucional.

  • Necesidad de que la tradición católica fuera compatible con la libertad.

  • Superación de las constituciones precedentes, la de 1845 y la de 1869.

El plan de Cánovas contó también con el apoyo de poderosos intereses en las Antillas, sobre todo en Cuba. El llamado **lobby esclavista**, formado por grandes terratenientes propietarios de mano de obra esclava, presionaban a los gobernadores de las islas para que no aplicaran las reformas de los gobiernos del Sexenio. El apoyo de este lobby al proyecto restaurador suponía el fin de las reformas liberalizadoras del Sexenio. Las bases ideológicas de este sistema son de Antonio Cánovas y se caracterizaron por:


  • El pragmatismo en política.

  • La defensa de la constitución histórica o interna de España, sus costumbres y su historia, que se sustentaban en la pervivencia de la monarquía.

  • La soberanía compartida rey-Cortes frente a la soberanía nacional.

  • El ejército, cuyo mando lo tenía el rey, debía quedar al margen de la política y dejar en manos de los partidos todo el proceso político.

  • El sistema electoral se basaba en la abstención de una gran parte del electorado y un fraude permanente a través del cual se favorecía a los grupos dominantes.


Funcionamiento del Sistema de la Restauración

La constitución de 1876 se mantuvo hasta 1923. Su logro fue la estabilidad, de la que había carecido el país desde 1808. Con sólo 89 artículos, se elaboró entre las dos constituciones precedentes, las de 1845 y 1869, mediante sufragio universal, por amplia mayoría, y se publicó el 2 de julio tras ser confirmado por el rey. Se elaboró mostrando el espíritu de partida: el pacto, la durabilidad. Sus rasgos esenciales eran:

  • La soberanía compartida del rey-Cortes. La monarquía no sólo era una forma de gobierno sino la médula esencial del Estado español y el monarca, rey, soldado y jefe del Ejército. La corona regulaba los tres poderes y era directora de la vida política.

  • El derecho de sufragio fue desarrollado por dos leyes electorales: la de 1878, que retomó el sufragio censitario, y la de 1890, que recuperó el sufragio universal masculino.

  • La cuestión religiosa tuvo un intenso debate. Se declaraba el Estado confesional y se le encomendaba el mantenimiento del culto, pero se introducía la libertad religiosa.


Génesis y Funcionamiento del Sistema de Restauración: El Turnismo

El **Turno Pacífico** de dos grandes partidos caracteriza el funcionamiento del sistema. Este era un sistema bipartidista, dominado por los partidos Conservador de Cánovas y Liberal liderado por Sagasta.

  • El Partido Liberal Conservador o Partido Conservador se formó en mayo de 1875 sobre los restos del partido moderado y algunos sectores de los Constitucionales y progresistas. Cánovas metió en su primer gobierno a isabelinos y revolucionarios del Sexenio.

  • El Partido Liberal tardó más en formarse. Su origen estaba en el partido constitucional de Serrano y Sagasta eran progresistas de derecha y sectores avanzados de la Unión Liberal su bandera era la constitución de 1869. En 1880, el centro constitucional se unió con el Partido Liberal y se formó el Partido Liberal Fusionista, con Sagasta como líder.


Completaron otros partidos que estaban excluidos del poder:

  • Los republicanos se dividieron tras 1876 en los radicales de Manuel Ruiz Zorrilla, los unitarios de Emilio Castelar y los federales de Pi y Margall.

  • A la derecha se situaba el carlismo, dividido tras la derrota de 1876.

  • Fuera del sistema estaban los movimientos obreros, socialistas y anarquistas que sólo consiguieron cierto peso electoral y representación parlamentaria.

El turnismo comenzó con la exigencia de Sagasta de que el rey llamase a gobernar en 1881 a su partido. La cesión inauguró el relevo Pacífico en el poder de conservadores y liberales y alejó el riesgo de golpes y motines. Se acordó la manipulación electoral. El fraude permitió hablar de democracia puramente formal o sistema liberal sin democracia. Su fortalecimiento tuvo lugar durante la regencia de María Cristina (1885-1902) tras el Pacto de El Pardo (1885) entre Cánovas y Sagasta.


Génesis y Funcionamiento del Sistema de Restauración: Caciquismo y Fraude Electoral

El político Joaquín Costa calificaba el régimen de la Restauración como oligárquico, corrupto e incapaz de aplicar las demandas que la sociedad de su época exigía. El sistema proporcionó al país un largo periodo de estabilidad política y social. Un grupo formado por la burguesía y la aristocracia dominaban el sistema, en cambio las clases medias y populares quedaban excluidas del poder político. Esto se hacía extensible a las mujeres. El sistema caciquil se basaba en redes en las que el cacique o jefe local hacía de intermediario entre el poder del gobierno y el de los gobernadores civiles, asegurando el triunfo del partido de turno.


La clave de este sistema era la inexistencia de un electorado independiente porque el gobierno de turno impedía la transparencia en los resultados electorales.

La ley electoral de 1878 eliminó el sufragio universal masculino, reconocido en 1868, y dio mucho poder a los ayuntamientos, que elaboraban el censo electoral y los alcaldes revisaban el proceso electoral. En 1890, una nueva ley electoral introdujo el sufragio universal para los hombres mayores de 25 años. España se situaba así en la vanguardia europea, junto a Francia, Suiza y Grecia, aunque la realidad política era bien distinta, pues el fraude electoral se mantuvo sin ninguna variación.

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