Los Años 50: Expansión e Inflación
La oposición monárquica, pese a ser la que con mayor facilidad se hubiese impuesto, se encontraba desunida. Esto imposibilitaba la colaboración con otras fuerzas de oposición, como los socialistas. El resultado fue una gran libertad de movimiento para Franco. La etapa comprendida entre 1950 y 1957 se conoce como «Ensayo demócrata-cristiano«, debido al protagonismo de políticos de esta tendencia, como Joaquín Ruiz Jiménez y Alberto Martín Artajo.
En la primera mitad de los años 50, el régimen parecía asentado y se inició una etapa de relanzamiento. Sin embargo, la economía española presentaba signos de estrangulamiento, lo que llevó a los españoles a consumir, ya que el ahorro era una actividad ruinosa. En consecuencia, el régimen tomó conciencia de la necesidad de cambios en la política económica y de desmantelar la autarquía.
A partir de mediados de los años 50, surgieron los primeros signos de oposición al régimen:
- Las primeras huelgas se dieron en Barcelona, con la participación de numerosos trabajadores.
- En esas circunstancias surgieron las primeras Comisiones Obreras.
- A finales de 1955, comenzó la conflictividad en las universidades.
La crisis económica llevó a Franco a despolitizar la administración, dando comienzo a la época de los tecnócratas.
La Época de Estabilización (1957-1962)
En febrero de 1957 se produjo un amplio reajuste ministerial. El lema más extendido parecía ser «menos política y más administración», y muchos falangistas fueron sustituidos por tecnócratas. Entre los ministros se encontraban Alberto Ullastres, Mariano Navarro Rubio y Laureano López Rodó.
En mayo de 1958, Franco aprobó la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento y la Ley de Procedimientos Administrativos. Se detectó un interés por conectar la economía española con la europea, y en 1959, España ingresó en la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) y en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En 1957 se proyectó un plan con los siguientes objetivos:
- Racionalizar la producción.
- Encauzar con garantías las fuentes del crédito.
- Aumentar la competitividad.
Gracias a estas medidas, España logró importantes crecimientos económicos.
Al final de esta etapa se produjo el «Contubernio de Múnich«, un acuerdo entre las fuerzas de oposición, dirigidas por figuras como Gil Robles y Salvador de Madariaga, para la instauración de un sistema democrático. La principal característica de este acuerdo fue su debilidad interna.
En ese momento comenzaron las primeras huelgas, protestas y acciones de ETA. Franco reaccionó suspendiendo el artículo 14 del Fuero de los Españoles, que establecía la libertad de residencia, para controlar los movimientos de los opositores de Múnich.
La Época de Desarrollo (1963-1973)
Tras la entrada en funcionamiento de los planes de estabilización, se inició una época marcada por la crisis ministerial, en la que predominaron los tecnócratas, aunque aparecieron nuevas figuras como Manuel Fraga Iribarne.
En esta época se produjo el crecimiento económico más espectacular. El objetivo era impulsar el desarrollo económico y social para evitar la apertura política y la democracia, manteniendo a la sociedad satisfecha. Sin embargo, el régimen no contaba con que la cuestión política finalmente quedaría planteada, lo que provocaría tensiones en sus últimos años.
A partir de diciembre de 1963 entraron en vigor los siguientes planes de desarrollo:
- El Primer Plan de Desarrollo Económico y Social, que garantizó el pleno empleo. No obstante, el proceso no fue del todo armónico, se habló de crisis de crecimiento, lo que provocó la quiebra de algunas empresas, aunque el balance final fue positivo.
- En 1969 entró en vigor el Segundo Plan de Desarrollo, en el que se abandonó la idea de concentración en polos.
- En 1971 se inauguró el Tercer Plan, y 1972 fue el año de mayor esplendor económico.
Las consecuencias de estos planes fueron muy importantes:
- Se consolidó la existencia de una nueva clase media.
- Apareció el obrero cualificado.
- El país dejó de ser campesino.
- Se redujo el analfabetismo.
- Se multiplicó el número de centros de enseñanza media, dando lugar al «boom universitario».
El sector servicios, especialmente el turismo, se desarrolló y se convirtió en un motor de la economía. La producción agrícola, sin embargo, experimentó cierto estancamiento. También destacaron la política hidráulica y la realización de una intensa repoblación forestal. El régimen político alardeó de estas cifras como su mayor logro, sin saber que se volverían en su contra.
La Lenta Disolución del Régimen
Hacia 1964, el régimen celebró 25 años de paz, un momento propicio para la reflexión. Se vivía la época más dilatada de estabilidad, junto con un crecimiento económico sostenido. Sin embargo, las adhesiones al régimen no eran mayores que en los años 40. El régimen se encaminaba hacia una apertura política, pero la cuestión era en qué desembocaría.
El propio régimen comprendió la necesidad de una apertura política:
- En agosto de 1965, Fraga consiguió aprobar su Ley de Prensa.
- El último intento de conciliación del régimen fue la Ley Orgánica del 10 de enero de 1966, que separaba la Jefatura del Estado del Gobierno.
Tras numerosas dudas y aplazamientos, y gracias a la presión del almirante Carrero Blanco, Franco nombró en 1969 a Juan Carlos de Borbón sucesor a la Jefatura del Estado, con el título de Rey.
A finales de los años 60, la oposición al régimen se incrementó desde:
- La universidad: España se vio notablemente afectada por los sucesos de mayo de 1968.
- La Iglesia: Habían fallecido muchas de las jerarquías eclesiásticas que apoyaban al régimen en años anteriores.
El deterioro del régimen se hizo cada vez más evidente, con la aparición de publicaciones regulares en el mundo de la prensa. En el ámbito sindical, CCOO se infiltró en los sindicatos verticales del régimen, acelerando su caída.
Debido a su edad, el dictador delegó la Jefatura del Gobierno en el almirante Luis Carrero Blanco en junio de 1973. Esta sucesión fue polémica y se llegó a hablar de un «Franquismo después de Franco«, que nunca llegó a ser una realidad, ya que Carrero Blanco fue asesinado.
La transición entre la muerte de Carrero Blanco y la de Franco fue una época de incertidumbre política:
- Por primera vez, Franco cedió a la presión familiar y nombró a Carlos Arias Navarro presidente del Gobierno, en lugar de a Pedro Nieto.
- Arias Navarro llevó a cabo una amplia restructuración de los cuadros gobernantes y generó grandes expectativas. Sin embargo, al igual que Franco, rechazó los partidos políticos, lo que rompió el incipiente diálogo con la oposición.
La salud de Franco se deterioró en varias ocasiones, teniendo que ser sustituido públicamente por Juan Carlos. En el otoño de 1975, dos asuntos preocupaban gravemente a Franco: el terrorismo de ETA y el problema del Sáhara, que le afectaba personalmente por su carrera militar.
A pesar de todo, el dictador seguía siendo popular en el momento de su fallecimiento, como lo demuestran las largas colas de personas que desfilaron ante su féretro, aunque ya no pudieran esperar nada ni de él ni de su régimen.