Estado de Naturaleza y Sociedad: Sentimientos, Libertad y Perfectibilidad en Rousseau


El Estado de Naturaleza

El pensamiento de Rousseau está marcado por una antítesis fundamental: la antítesis entre la naturaleza del hombre y la corrupción de la sociedad. El objetivo de su obra es distinguir “lo originario” del ser humano. Para alcanzar su objetivo, el autor elabora la hipótesis del estado de naturaleza. Este estado de naturaleza no debemos entenderlo como una época que realmente existió, sino como una historia hipotética; el estado de naturaleza es una hipótesis que le permitirá desentrañar lo que es original de lo que es artificial.

Conocer la naturaleza humana para Rousseau resulta ser un acto de introspección sincera. En la naturaleza originaria no se encuentran ni la sociabilidad ni la razón. Son dos los sentimientos que encuentra el autor en la naturaleza originaria:

  1. Amor de sí: El individuo, tal como sale de las manos de la naturaleza, solo posee un instinto de conservación guiado por el amor a sí mismo. La aparición del amor propio hay que atribuírsela a la sociedad; será la causa de la futura degeneración.
  2. Piedad: De ella derivan las reglas del derecho natural. El hombre natural carece de atributos morales e intelectuales.

El estado de naturaleza es la etapa original del hombre, etapa muy rudimentaria que se caracteriza por estar regida por los instintos más primarios y carecer de los atributos de la razón y la moralidad. Mientras que el individuo natural permanece esclavizado, aparece el conflicto entre el ser y el aparentar. Estas son causas importantes de la infelicidad del hombre moderno. El desarrollo de las facultades intelectuales es producto de la perfectibilidad de la naturaleza humana. Rousseau afirma que el estado de la naturaleza permitió al hombre gozar de total felicidad, desconocida para las generaciones posteriores. Era el estado ideal, con un equilibrio entre necesidades y los recursos disponibles; el hombre solo necesita y desea lo que ofrece su entorno físico inmediato. La pretensión del autor es conocer al hombre en sí mismo.

Libertad y Perfectibilidad

El hombre posee la libertad por naturaleza. Los animales tienen su comportamiento predestinado por la naturaleza, por eso no se puede decir que sean agentes morales, puesto que carecen de exigencias básicas. El hombre es libre. La peculiaridad de la conducta humana es que puede ser el resultado de una elección, y en eso precisamente consiste la libertad; por eso decimos que el ser humano es un agente moral.

Las consecuencias que se obtienen con el propósito moral es que, dado que el hombre es libre de elegir, es responsable de elegir entre sus actos. Esta es la condición fundamental que debe cumplir todo agente moral. La libertad tiene distintos usos: es la capacidad propia y exclusiva de los seres humanos el poder elegir, por contraposición al instinto natural, que determina de forma necesaria la conducta del animal. En el sentido específicamente moral, será la capacidad de determinar la propia conducta según principios propios. En el sentido social de libertad, se refiere a comunidades o pueblos que se encargan de su propio regimiento, obedeciendo a leyes propias.

La segunda característica es la perfectibilidad, característica de la naturaleza humana que permite a la especie desarrollar las cualidades de las que carece en el estado de naturaleza. A nivel individual, será la que posibilite la educación y la adquisición de nuevos conocimientos. La perfectibilidad es una cualidad específica y exclusiva del hombre; le permite desarrollar capacidades que en el estado de naturaleza tan sólo se hallaban en germen.

Los Sentimientos Naturales y la Universalidad Moral

Los sentimientos naturales pretenden aclarar cómo es el estado de naturaleza, armónico y pacífico. El hombre natural solo posee la libertad y los dos sentimientos que Rousseau consideraba innatos:

  • El primero es el instinto de autoprotección y conservación. Es una forma de egoísmo bien entendido, desvinculado del egoísmo propio de la cultura.
  • Por otro lado, la piedad natural es un sentimiento humano que nos impide desear para los demás lo que no deseamos para nosotros mismos; nos identificamos con el que sufre.

El hombre natural no es un agente moral propiamente dicho. Cuando afirmamos que el hombre natural es bueno, esa bondad no es equiparable a la virtud que solo puede alcanzar el hombre civilizado. El estado de naturaleza, donde el ser humano se encuentra en estado de guerra, el miedo que hace vivir, eso es el motor que hace posible la sociedad civil, en ese caso según el autor el monaquismo.

Esas dos perspectivas contrapuestas a propósito del estado de naturaleza responden a dos concepciones antropológicas antagónicas:

  1. Pesimismo antropológico: Tiende a dotar al ser humano de una decisión innata, egoísta y violenta, y a considerar mayor inclinación hacia el mal que hacia el bien.
  2. Optimismo antropológico: Establece que el ser humano tiene tendencia a evitar el dolor ajeno.

La cuestión que nos ocupa es cómo contribuyen tales sentimientos a la universalidad moral que caracterizan al discurso del vicario y la filosofía de Rousseau. Los principios innatos poseen características de la universalidad. La universalidad moral es la creencia en que los seres humanos pertenecemos a una estructura. El derecho positivo se corresponde con los distintos códigos. El derecho natural y la perspectiva.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *