Estructura de La Regenta
Aunque la obra da la impresión de exacta planificación, su proceso de escritura fue bastante espontáneo, incluso presuroso e improvisado, debido a la presión del editor.
Estructura Externa
Es muy clara, dos partes de extensión parecida, de quince capítulos cada una.
Estructura Interna
La primera parte, que transcurre en tres días (la más densa), presenta los personajes y los ambientes.
En la segunda parte, que se desarrolla a lo largo de casi tres años, se suceden las acciones.
Si queremos identificar los tres apartados de la estructura narrativa tradicional:
- El planteamiento abarcaría los 15 capítulos de la primera parte.
- El nudo, los 13 primeros de la segunda.
- El desenlace, los 2 últimos.
El ordenamiento del argumento no es lineal, sino que se basa en un comienzo in media res (en mitad de la historia). Conocemos a los personajes en un momento dado y después, mediante retrocesos temporales (flashbacks), nos vamos enterando de su historia y sus vivencias anteriores. También hay saltos hacia delante y hacia el presente en el que se sitúa el narrador.
Estructura Circular
Es la que presenta la trama, puesto que comienza en octubre en la catedral y termina tres años después, en el mismo mes y en el mismo lugar. También contribuye a la circularidad de la estructura la presencia de Laudonio, el pervertido monaguillo, que aparece en el primer capítulo y después apenas vuelve a salir hasta la escena final, en la que tiene un papel repulsivo.
Temas de La Regenta
La Regenta constituye lo que se ha dado a llamar una «novela total», en la que se encierran tanto los más graves problemas humanos (el amor, la fidelidad, la educación, la religión, la política, la cuestión femenina, la sexualidad, el erotismo…) como el vastísimo panorama de una sociedad, la España provinciana de finales del siglo XIX.
El Argumento
La joven Ana Ozores, casada con el antiguo Regente de la Audiencia, Víctor Quintanar, hombre bonachón pero mediocre y de mucha más edad que ella, mantiene una actitud más de padre que de marido. Todo ello choca con el temperamento soñador y la insatisfacción sexual de la Regenta, que la hace oscilar entre una religiosidad sentimental (aprovechada por Fermín de Pas) y una sensualidad romántica (aprovechada por Álvaro Mesía) constantemente. El desenlace es desolador.
Sin embargo, el argumento no puede dar idea de la riqueza y la hondura de la novela, tanto en el análisis psicológico como en la pintura de tipos, ambientes y costumbres.
Personajes
Ana Ozores: Siendo este más activo que la Regenta, sufren una transformación profunda a lo largo de la obra. Hay un tercer protagonista, Vetusta (trasunto de Oviedo), que Clarín tan bien conocía, pero que podía ser cualquier ciudad provinciana y, por encima, toda la sociedad española de la época: una aristocracia corrompida, un clero materializado, una burguesía vulgar con muchas pretensiones, un ambiente mediocre… En fin, una sociedad con sus envidias, sus comedias, sus diversiones y su aburrimiento. La insatisfecha Ozores puede figurar entre las grandes protagonistas del siglo XIX dedicadas al tema del adulterio (como en Francia, Madame Bovary de Flaubert, y en Rusia, Ana Karenina de Tolstoi).
Se nota la influencia de San Juan de la Cruz. Los problemas de salud de Ana, que intenta superar mediante el misticismo, tienen, a la luz de los conocimientos médicos, una causa fisiológica: la represión del instinto sexual y, consecuentemente, la imposibilidad de ser madre. Sin embargo, Clarín va más allá del enfoque médico-psiquiátrico. Adelantándose a Freud, concede importancia a la infancia, base de la edad adulta. Por eso, analiza con detalle la infancia de Ana: la educación hipócrita de la institutriz, la noche de la barca, la muerte de su madre… Estos traumas fortalecen a Ana, una niña valiente que muestra una gran capacidad de resistencia a un medio hostil y falto de afecto. De hecho, desarrolla una personalidad fuerte, con una gran autoestima que le hace sentirse superior: “Se había convencido de que estaba condenada a vivir entre necios (ella tenía razón contra todos, pero estaba debajo, era la vencida)”.
Por fin entra en acción la Regenta y, sin embargo, a pesar de no haber aparecido hasta ahora, conocemos de ella muchas cosas a través de la preocupación que causa en el cabildo su cambio de confesor. Asimismo, de los sentimientos ocultos de Saturnino, de los pilluelos que desde la torre han visto a don Fermín tomar posesión de Vetusta y sus confesiones, esto es, sabemos de Ana mucho ya a través de otros personajes. Es esta una técnica de presentación indirecta, por mediación de los personajes, de la que Clarín hará uso en La Regenta.
Si bien en la primera parte se estudia la personalidad de Ana, en la segunda se analizan escuetamente aspectos tan decisivos como las dudas respecto a ceder al asedio de Mesía, los posibles sentimientos de culpa, su grado de enamoramiento, el impacto del descubrimiento del amor físico y sexual a los 30 años… En esa coyuntura existencial tan decisiva, Clarín es menos omnisciente que en otros momentos; actúa más bien como un narrador testigo-observador. Ese distanciamiento en parte puede atribuirse a que Clarín no quiere introducir escenas eróticas tan típicas de escritores naturalistas y que tanto escándalo causaban.
Arcipreste: Antiguo confesor de la Regenta. Harto de las fantasías de Ana. Estaba harto del Romanticismo de Ana.