Antes de comenzar a explicar la teoría ética de la Edad moderna, es preciso aludir a la vida y obra del autor, Immanuel Kant, y así con ello poder entender mejor lo que a continuación expondré. Immanuel Kant nace en Königsberg y su vida cubre todo el siglo XVIII, siendo por ello el máximo representante de la ilustración alemana. Su filosofía responde a tres cuestiones, planteadas en su obra Lógica y que las clasifica según el interés que le despiertan en cada momento. En su primera etapa, desarrollará la teoría epistemológica; en su segundo periodo, el cual es de nuestro interés, corresponde a su fase ética, cuyas obras fundamentales son la Crítica de la razón práctica y Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
Finalmente, en su último periodo de vida, se va a preocupar de los temas políticos y religiosos, recogidos en su famoso tratado La paz perpetua.
El tema fundamental de su ética va a ser la dignidad del ser humano y el tema de la libertad.
En su breve tratado para la Enciclopedia, ¿Qué es la ilustración?, manifiesta que el ser humano ha salido de la heteronomía para alcanzar la autonomía y la independencia con relación a los poderes absolutos (monarquía e Iglesia). Según Kant, la Ilustración es el periodo en que el ser humano sale de su minoría de edad. Kant es un pensador moderno, se centrará en el estudio del ser humano (antropocentrismo). En su ética intentará conciliar la doble contradicción ya tratada por Descartes, entre la libertad y el determinismo. El determinismo viene dado por nuestra naturaleza, ya que se encuentra sometida a las leyes mecánicas de la física. En este sentido, el ser humano es muy frágil, de modo que éste debe esforzarse por alcanzar lo que al resto de especies le es dado por dotación natural. El fin del hombre debe de ser el de alcanzar su propia naturaleza, es decir, desarrollar su capacidad racional. Tras este pensamiento se percibe la filosofía aristotélica. No obstante, Kant tomará posiciones frente a la ética teleológica y eudemonista de Aristóteles, pues la ética kantiana se definirá como deontológica, pues fundamentará la acción humana en el principio del deber.
Ante la esencia del bien, Kant responde que algo es bueno o malo dependiendo de la buena voluntad.
En el inicio de su obra Fundamentación señala que lo único considerado bueno es la buena voluntad, y que para saber si un acto es bueno, no hay que atender a sus consecuencias, sino a la intención. No obstante, ante las posibles críticas hacia la buena voluntad, Kant propone que se han de utilizar todos los medios que estén a nuestro alcance para lograr un fin determinado, aunque no siempre ese fin sea logrado.
Actuar por buena voluntad, para Kant, es sinónimo de actuar por deber y obrar conforme al deber.
Ésta última se rige por intereses y motivaciones externas y no internas.
Son materialistas, pues el bien que busca toda acción es externo y concreto. Estos bienes son fines que buscan la felicidad, por lo que son a posteriori.
Son éticas subjetivas, pues mis fines no pueden ser universales, por lo que tan sólo son máximas.
El imperativo categórico es un principio de deber que constriñe la voluntad, por lo que la acción moral se convierte en una imposición que uno se da a sí mismo y de modo incondicional, por ello es categórico.
Kant considera que este mandato puede hacerse universal y necesario, pues las acciones que inspiran son buenas en sí mismas.
Por lo tanto, seguir el Imperativo categórico implicará obrar por deber y por buena voluntad.
Para terminar mi discurso, he de hacer referencia a unos elementos que Kant considera que hay que presuponerlos, aunque en la realidad no puedan ser demostrados.
Los considera como principios deseables (de razón). Los llama faktum.
El prusiano considera que para que un ser humano sea moral, es necesario postular la libertad, de lo contrario, no habría responsabilidad. También se necesita postular la inmortalidad, pues no toda persona que se dirige por la buena voluntad encuentra recompensa en esta vida. Y este último faktum exige la existencia de un Ser Supremo, que recompense con la vida eterna a quien ha obrado bien.
Quiero concluir valorando la importancia de la ética de Kant en la filosofía moderna y contemporánea. Detrás de la Declaración de los Derechos Humanos encontramos la teoría ética de Kant, pues Kant sueña con un momento histórico donde el ser humano demande la libertad, la justicia, la autonomía, la unión cosmopolita de todos los estados. Para ello, Kant demanda la universalidad y necesidad de los principios éticos aunque, por desgracia, en la actualidad, éstos chocan frontalmente con los individualismos (ya sean nacionalismos, religiosos, étnicos…) siempre excluyentes, supeditados a los intereses propios y particulares.
Finalmente, en su último periodo de vida, se va a preocupar de los temas políticos y religiosos, recogidos en su famoso tratado La paz perpetua.
El tema fundamental de su ética va a ser la dignidad del ser humano y el tema de la libertad.
En su breve tratado para la Enciclopedia, ¿Qué es la ilustración?, manifiesta que el ser humano ha salido de la heteronomía para alcanzar la autonomía y la independencia con relación a los poderes absolutos (monarquía e Iglesia). Según Kant, la Ilustración es el periodo en que el ser humano sale de su minoría de edad. Kant es un pensador moderno, se centrará en el estudio del ser humano (antropocentrismo). En su ética intentará conciliar la doble contradicción ya tratada por Descartes, entre la libertad y el determinismo. El determinismo viene dado por nuestra naturaleza, ya que se encuentra sometida a las leyes mecánicas de la física. En este sentido, el ser humano es muy frágil, de modo que éste debe esforzarse por alcanzar lo que al resto de especies le es dado por dotación natural. El fin del hombre debe de ser el de alcanzar su propia naturaleza, es decir, desarrollar su capacidad racional. Tras este pensamiento se percibe la filosofía aristotélica. No obstante, Kant tomará posiciones frente a la ética teleológica y eudemonista de Aristóteles, pues la ética kantiana se definirá como deontológica, pues fundamentará la acción humana en el principio del deber.
Ante la esencia del bien, Kant responde que algo es bueno o malo dependiendo de la buena voluntad.
En el inicio de su obra Fundamentación señala que lo único considerado bueno es la buena voluntad, y que para saber si un acto es bueno, no hay que atender a sus consecuencias, sino a la intención. No obstante, ante las posibles críticas hacia la buena voluntad, Kant propone que se han de utilizar todos los medios que estén a nuestro alcance para lograr un fin determinado, aunque no siempre ese fin sea logrado.
Actuar por buena voluntad, para Kant, es sinónimo de actuar por deber y obrar conforme al deber.
Ésta última se rige por intereses y motivaciones externas y no internas.
Kant analizará toda la historia del pensamiento ético y distinguirá dos tipos de ética
Las primeras son las éticas de corte aristotélico.Son materialistas, pues el bien que busca toda acción es externo y concreto. Estos bienes son fines que buscan la felicidad, por lo que son a posteriori.
Son éticas subjetivas, pues mis fines no pueden ser universales, por lo que tan sólo son máximas.
Las otras éticas son formales
Tienen como principio el deber y no dependen de la experiencia concreta ni de sus resultados, por tanto son éticas a priori. Se trata de éticas autónomas basadas en el imperativo categórico, es decir, que me impongo libremente a mí mismo, y no como cumplimiento de una ley externa.El imperativo categórico es un principio de deber que constriñe la voluntad, por lo que la acción moral se convierte en una imposición que uno se da a sí mismo y de modo incondicional, por ello es categórico.
Kant considera que este mandato puede hacerse universal y necesario, pues las acciones que inspiran son buenas en sí mismas.
Por lo tanto, seguir el Imperativo categórico implicará obrar por deber y por buena voluntad.
Y ello, es racional y universalmente deseable
Hay distintas formas de formular este imperativo categórico. Para ello, Kant formulará sus reglas de oro. Una de ellas es «no hagas al prójimo aquello que no te gustaría que hiciesen contigo«, que es la expresión en negativo de la ley cristiana. Otra fórmula será la de «no utilices tu persona ni la del prójimo como un medio, sino un fin«. Finalmente, aquella que demanda que tu acción puede ser ley universal.Para terminar mi discurso, he de hacer referencia a unos elementos que Kant considera que hay que presuponerlos, aunque en la realidad no puedan ser demostrados.
Los considera como principios deseables (de razón). Los llama faktum.
El prusiano considera que para que un ser humano sea moral, es necesario postular la libertad, de lo contrario, no habría responsabilidad. También se necesita postular la inmortalidad, pues no toda persona que se dirige por la buena voluntad encuentra recompensa en esta vida. Y este último faktum exige la existencia de un Ser Supremo, que recompense con la vida eterna a quien ha obrado bien.
Quiero concluir valorando la importancia de la ética de Kant en la filosofía moderna y contemporánea. Detrás de la Declaración de los Derechos Humanos encontramos la teoría ética de Kant, pues Kant sueña con un momento histórico donde el ser humano demande la libertad, la justicia, la autonomía, la unión cosmopolita de todos los estados. Para ello, Kant demanda la universalidad y necesidad de los principios éticos aunque, por desgracia, en la actualidad, éstos chocan frontalmente con los individualismos (ya sean nacionalismos, religiosos, étnicos…) siempre excluyentes, supeditados a los intereses propios y particulares.