Felicidad o deber. Egoísmo o altruismo. Dos tipos de respuesta a la pregunta qué es lo moralmente bueno: Eudemonismo (Aristóteles) y deontologismo (Kant).
Deontologismo (Kant)
Según el planteamiento deontológico de Kant, si ayudas a tu amiga con su examen de ética, no estás actuando moralmente, sino por tu propio interés, porque te sientes mejor cuando tu amiga está contenta y así podéis salir juntas. Para Kant, un obrar moral debe ser un obrar desinteresado, realizado por deber.
Cuando obramos sin interés, aparece en nosotros una dualidad de voces (ej. Al ir a clase o no): la voz de la conciencia (que dice que por deber debemos ir a clase) y la de mis apetitos (que dice que me quede en casa). Si voy a clase, nace el mérito para “compensar” lo mal que lo he pasado viniendo, todo a lo que he renunciado. He conseguido ir a clase gracias a la fuerza de voluntad que me permite luchar contra mis apetitos y cumplir la ley, de forma que obramos bien.
En resumen, el obrar moral en Kant está basado en: ante una situación, escucho a mi conciencia, que me presenta algo como un deber; este es contrario a mis apetencias. Sin embargo, gracias a la fuerza de voluntad, lo hago, y para recompensar los “daños de haberlo realizado”, obtengo un mérito.
Nuestros actos no son buenos por lo que tienen de bueno, sino por el cumplimiento de la ley que hacen. Este es un planteamiento incompleto, pues en Kant todo el obrar es continencia y no incluye al sujeto virtuoso. El punto de partida de nuestro obrar debe ser el deseo, no el deber. No puede existir un obrar humano que se haga solo por deber.
Eudemonismo (Aristóteles)
Aristóteles, con su planteamiento eudemonista, sostiene que todo el obrar humano busca el máximo bien (nuestro máximo deseo), la felicidad. El deber, la ley, nunca pueden ser absolutos; todos requieren un porqué (todo es obligatorio porque es necesario para algo). Sin embargo, el bien y el deseo sí que pueden ser absolutos (el bien absoluto es lo que deseo en sí mismo y no por otra cosa: la felicidad).
El obrar moralmente bueno es aquel movido por mi propia felicidad (el obrar bueno no es radicalmente desinteresado, frente a Kant, que dice que sí lo es; obro para alcanzar la felicidad, un interés máximo). No es posible el puro altruismo.
La felicidad se puede conseguir mediante acciones. Las acciones buenas serán aquellas que me acercan más a conseguir aquello que deseo al máximo (la felicidad). Debo adquirir virtudes: modo de ser que me permite acertar en las acciones que realizar para llegar a lo que deseo (la felicidad). Si hago la acción correcta, la acción me modifica a mí, y cada vez me voy pareciendo más a la acción a medida que la hago, hasta que la acción y yo coincidimos plenamente.
Vivo el estudiar como obligación porque no estoy hecho a ello; esa obligación, ese deber, sería una fase transitoria que debo dejar, pues aquello que deseo no debería ser visto como algo de deber, sino como algo tan deseable como la felicidad. SI DESEO LA FELICIDAD, PERO NO LO QUE CONLLEVA, NO SÉ DESEAR LO QUE DESEO.
La felicidad es actividad. Si el deseo de felicidad es la razón de mis actos, entonces la felicidad es un acto. ¿Para qué quiero la virtud de la generosidad? Para dar a los demás. La virtud la quiero para un acto.
Para Aristóteles, para ser perfecto, hay que ser perfecto en acto. La felicidad es la actividad, pero la actividad excelente. Un excelente pianista: su felicidad consistiría en estar tocando el piano excelentemente (no en haberlo tocado o tocarlo en el futuro, sino en la actividad). Sin embargo, una persona no es solo pianista, también es padre, profesor, amigo, compañero… La felicidad será una forma de vida en la que las actividades son excelentemente realizadas. Todas estas deben ser realizadas en su justa medida y armonizadas para que no choquen. De qué me sirve ser un trabajador excelente si soy un pésimo padre. La felicidad se alcanza cuando realizo las actividades de mi vida excelentemente de forma coherente y armónica. La persona debe tener las mismas características que la forma de vida: debe armonizar su personalidad (tener hábitos virtuosos) para tener una forma de vida armónica, feliz. El vicio crea falta de armonía en la personalidad y se contraponen los unos a los otros.
Si la acción es excelente y estoy completamente hecho a ella, esa acción excelente es aquella que va conmigo continuamente, todo mi ser está cumpliendo. (Deleite perfecto: ser yo plenamente en acto).
Hedonismo
El hedonismo (tercera acepción de lo moralmente bueno) parece estar diciendo algo parecido al eudemonismo, pero en realidad es muy diferente.
Diferencias entre Eudemonismo y Hedonismo
- Eudemonismo:
- El motivo de nuestro obrar es alcanzar el bien máximo: la felicidad.
- La felicidad la puedo alcanzar mediante actos; por lo que esta misma será un acto.
- La felicidad es la actividad excelente, en perfección: “El pianista alcanza la felicidad al tocar el piano en perfección”.
- Hedonismo:
- El motivo de nuestro obrar es el placer: “el pianista alcanza la felicidad en cuanto cómo se siente al tocar el piano”.
- La actividad será un medio para llegar al placer; lo activo (acción) al servicio de lo pasivo (placer): “si hubiera un medio distinto para conseguir la sensación de placer que me produce la acción, la elegiría y no realizaría la acción”. No nos invita a buscar la excelencia de la acción, pues la considera como algo instrumental para llegar al placer.
- Ejemplo: Cuando hago trampas jugando al fútbol, no estoy buscando la felicidad de realizar una actividad excelente (jugar al fútbol excelentemente), sino el placer de la victoria; no me importa haber alcanzado la victoria mediante una acción no excelente.
El Lugar del Placer
El aspecto bueno del placer no es alcanzar un placer de cualquier manera, sino un placer acompañado de la acción excelente. La persona excelente experimenta placer al tocar perfectamente el piano, pero se trata de un placer asociado a una acción excelentemente realizada. La persona virtuosa es aquella que alcanza deleite (placer) en la acción perfectamente realizada.
¿Cuál es el lugar correcto del placer? Ni el hedonismo (motivo total de mi obrar es el placer) ni el estoicismo (suprimir todo placer), sino una postura intermedia: eudemonismo: placer como experiencia secundaria de mi acción excelentemente realizada + efecto de la adecuación entre sujeto y acción.
Hay que buscar aquel apetecer que acompaña a la acción excelente. Basarme en la virtud.
- El placer del conocimiento
- Modo incorrecto de apetecer el saber = curiosidad (deformidad del placer de saber; incapaz de mantener la atención en un tema, lo que me hace no conocer excelentemente; tan solo muchos temas de forma superficial; acción no perfecta).
- Modo correcto de apetecer el saber = studiositas (aplicar la capacidad de conocer a un solo objeto de manera sostenida y que me permite profundizar en el conocimiento; hago perfecta la acción; deleite perfecto de la acción).
- El placer de la autoestima
- Modo incorrecto de placer de autoestima = vanidad (aquel que disfruta de la alabanza sea merecida o no; sea reflejo de una acción excelente o no).
- Modo correcto de placer de autoestima = humildad (persona a la que solo le gusta la alabanza justa).
- El placer sexual
- Toda forma de amor implica la unión de dos cuerpos, pues somos seres corporales, pero la unión sexual es exclusiva del amor conyugal.
- Hay que apetecer el placer sexual de manera que sea un revestimiento del amor conyugal; me ayuda a ser excelente en el amor conyugal.
- Si el placer sexual está hecho sin excelencia en su amor conyugal, es un placer vacío, sin sentido.
- Scheler: lo opuesto a amor es objetivación (convertir al otro en un medio). La persona que da abrazos a todo el que pasa está buscando un placer sin sentido, pues no es signo de una actividad excelente (ser amigo excelentemente); convierte en objeto a la persona que abraza. “Cuando un hombre mira lascivamente a una mujer, no le interesa su persona, solo lo que tiene de instrumento sexual; el amor conyugal quiere a la otra persona en su sexualidad, no por su sexualidad.
- Manera incorrecta de desear el placer sexual = lujuria.
- Manera correcta de desear el placer sexual = castidad (apetecer solo del cuerpo de quien amo verdaderamente; conyugalmente). Virtud asociada a la castidad = pudor (no desear que desee mi cuerpo nadie más que quien me ama verdaderamente).
Bien Individual, Bien Propio y Bien Común: El Fundamento Social de la Moral
“Se suele pensar que la diferencia moral está en: (a) obrar por mi propio bien es lo moralmente malo y seré egoísta; (b) obrar por el bien ajeno es lo moralmente bueno y me hace ser bondadoso, generoso… FALSO. No puedo actuar motivado por un bien ajeno: ni siquiera lo capto como un bien, pues no me beneficia. No puedo decidir si actúo por el bien propio o bien ajeno, siempre actuaré por el bien propio (mi beneficio es aquello que me lleva a actuar). La cuestión es por qué tipo de bien propio actuar = qué tipo de bien quiero para mí = qué tipo de felicidad busco.
La diferencia en actuar por el bien propio es si este es compartible o no compartible. Ej. Le doy mi sándwich a mi amiga: he actuado por el bien propio, buscando algo bueno para mí, que me beneficia. Podría haber elegido, dentro del bien propio, dos clases de bienes: (a) el bien no compartible o individual (el sándwich) o (b) el bien compartible o colectivo (dar el sándwich y quedarme con la amistad).
Siempre un bien compartible (común) es más perfecto que uno no compartible (individual). Siempre actuamos por el bien propio, que me beneficia a mí: por amor a nosotros mismos. (El único que no se ama a sí mismo en absoluto es el diablo).
- Me puedo amar a mí mismo como un único individuo = egoísmo. Aquel que elige un bien individual pudiendo haber elegido un bien compartido, común. Solo cuando puedo considerarme individuo de una comunidad o equipo y elijo el bien individual, estoy siendo egoísta.
- Me puedo amar a mí mismo como parte de algo colectivo = ser humano como una comunidad; ver como propio el bien del otro (bien compartido). Ser humano tan perfecto que es capaz de obrar por bienes comunes, los bienes más perfectos.
Los bienes comunes me hacen ser mejor sujeto, más perfecto. En la medida que prefiero bienes comunes, me humanizo. El egoísmo es malo porque me incapacita de los mejores bienes: los comunes. Persona virtuosa: elige para sí los mejores bienes; los comunes.