Evolución de la Literatura Española del Siglo XX: Desde la Posguerra hasta la Actualidad


Semántica

1. Denotación: Constituyen los rasgos conceptuales objetivos. Es el significado que presenta una palabra fuera de cualquier valoración subjetiva por parte del hablante. Constituyen el núcleo semántico fundamental. Son comunes a todos los hablantes. Es el significado que encontraremos en el diccionario. (Aquel campesino caminaba acompañado de su burro; burro=animal solípedo)

2. Connotación: Constituye los rasgos conceptuales subjetivos, las significaciones que lleva añadidas una palabra. Estas significaciones tienen un carácter que depende de los hablantes, una misma palabra puede tener connotaciones distintas. (Mi primo es un burro, no sabe sumar; burro= persona de poco entendimiento)

3. Sinonimia: Un sólo significado se expresa mediante varios significantes (contestar, responder).

  • Conceptual: los significados denotativos son plenamente coincidentes (listo = inteligente).
  • Connotativa: puede no haber coincidencia denotativa, esto no impide que se consideren sinónimos por los valores connotativos que encierran (listo = zorro).
  • Contextual: en determinados contextos, se pueden establecer ciertas sinonimias que serían impensables en otros (listo = preparado).

4. Polisemia: Una palabra es polisémica cuando podemos expresar con ella varios significados. En la polisemia, frente a la homonimia, los diferentes significados de una palabra tienen un origen común (Árbol vegetal, árbol genealógico).

5. Homonimia: Consiste en la coincidencia formal de dos palabras de distinto origen que han llegado a la coincidencia de significantes, manteniendo la diferencia de significados.

  • Palabras homófonas: los significantes son similares fonéticamente pero no ortográficamente (ola/ hola).
  • Palabras homógrafas: la similitud es fónica y ortográfica (vino; verbo / vino; bebida).

6. Antonimia: Relación que se establece entre unidades de significado opuesto. Se llaman antónimas a las palabras que significan lo contrario (frío – calor). La oposición de significado puede ser:

  • Complementariedad: mantenida entre dos vocablos cuando uno significa justamente la negación del otro (hombre – mujer).
  • Inversión: relación del significado que se da entre términos opuestos que se implican mutuamente, son recíprocos (comprar – vender)

7. Hiponimia: Relación de inclusión de un significado respecto de otro. El significado de ‘perro’ está incluido en el de ‘animal’ y son hipónimos de animal.

8. Hiperonimia: fenómeno inverso. Animal es el hiperónimo de perro.

9. Meronimia: Relación semántica entre una palabra que designa un todo y las palabras que designan sus partes (holónimo y meronima); flor (holónimo): pétalo

La Novela

La Posguerra (Años 40)

El aislamiento de España tras la Guerra Civil marcó la narrativa. Entre los narradores en el exilio destacan:

  • Ramón J. Sender: Su obra «Crónica del alba» son nueve novelas autobiográficas.
  • Max Aub: Escribió «El laberinto mágico», seis novelas sobre la Guerra Civil.
  • Francisco Ayala: En «Muertes de perro» reflexiona sobre la maldad humana.

En España, surge una novela propagandística y otra realista existencial:

  • Novela propagandística: Exalta la heroicidad de los vencedores (e.j. «La fiel infantería» de García Serrano).
  • Novela realista existencial: Carmen Laforet, en «Nada», muestra las consecuencias de la guerra.
  • Camilo José Cela: Con «La familia de Pascual Duarte» inicia el tremendismo, mostrando la brutalidad humana.
  • Miguel Delibes: Se identifica con los débiles y critica la hipocresía religiosa (e.j. «La sombra del ciprés es alargada»).

Los Años 50: Realismo Social

La novela se inclina hacia el realismo social, con un protagonista colectivo y la vida cotidiana como tema central.

  • Camilo José Cela: «La colmena» refleja la vida de cientos de madrileños en secuencias breves.
  • Miguel Delibes: En «Las ratas» muestra la miseria en un pueblo castellano.
  • Rafael Sánchez Ferlosio: «El Jarama» narra un día de excursión de unos jóvenes con objetividad.
  • Ignacio Aldecoa: «El fulgor y la sangre» critica la asfixia moral y económica de la posguerra.

Los Años 60: Experimentación

Se experimenta con el lenguaje y la estructura narrativa, volviendo a un protagonista individual y buscando un lector activo.

  • Luis Martín Santos: «Tiempo de silencio» es la obra cumbre, describiendo la falta de objetivos y mezclando registros del lenguaje.
  • Juan Benet: En «Volverás a Región» crea un espacio imaginario con un estilo barroco.
  • Miguel Delibes: «Cinco horas con Mario» presenta un largo soliloquio de Carmen, viuda de Mario.

La Poesía

La Posguerra (Años 40)

Tras la Guerra Civil, la poesía se divide en varias tendencias:

  • Poesía arraigada: De tono clásico, con temas como el amor, la patria o la religión (e.j. Luis Rosales).
  • Grupo Cántico: Retoma la poesía pura (e.j. Pablo García Baena).
  • Postismo: Recupera el surrealismo (e.j. Carlos Edmundo de Ory).
  • Poesía desarraigada: Cargada de angustia, con un léxico coloquial y versos violentos (e.j. Dámaso Alonso con «Hijos de la ira»).

Los Años 50: Poesía Social

Se pasa del «yo» al «nosotros» y se denuncia la injusticia social.

  • Blas de Otero: En «Pido la paz y la palabra» protesta contra la desigualdad.
  • Gabriel Celaya: Con un léxico agresivo, defiende la poesía como un arma de cambio social (e.j. «Cantos iberos»).
  • José Hierro: En «Cuanto sé de mí» inventa el reportaje y la alucinación como subgéneros poéticos.

Los Años 60 y Posteriores

  • Ángel González: En «Tratado de urbanismo» mantiene el compromiso social con humor e ironía.
  • Los Novísimos (Años 70): Buscan la originalidad, influenciados por el cine y la música pop (e.j. Ana María Moix).
  • Poesía de la experiencia (Años 80): Se centra en la vida cotidiana con un lenguaje sencillo (e.j. Luis Alberto de Cuenca).
  • Poesía de la conciencia: Comprometida con la problemática social y ecológica (e.j. Jorge Riechmann).
  • Poesía en la era digital: Las redes sociales se convierten en una plataforma para nuevos poetas (e.j. Irene X).

El Teatro

La Posguerra (Años 40)

El teatro se ve afectado por la censura y la muerte de grandes figuras como Lorca.

  • Exilio: Algunos dramaturgos, como Alejandro Casona, optan por el exilio.
  • Humor: Enrique Jardiel Poncela («Eloísa está debajo de un almendro») y Miguel Mihura («Maribel y la extraña familia») cultivan el humor.

Los Años 50 y 60: Realismo y Vanguardia

  • Antonio Buero Vallejo: En «Historia de una escalera» inicia una línea de denuncia social dentro de los límites de la censura.
  • Alfonso Sastre: Opta por un teatro más combativo (e.j. «Muerte en el barrio»).
  • Francisco Nieva: Desarrolla un teatro vanguardista y experimental (e.j. «Pelo de tormenta»).
  • Fernando Arrabal: Su teatro se caracteriza por el terror y el humor (e.j. «El cementerio de automóviles»).
  • Teatro independiente: Surgen grupos como Tábano y Los Goliardos.

Desde los Años 70 hasta la Actualidad

  • José Luis Alonso de Santos: Escribe obras comprometidas con humor y tragedia (e.j. «La estanquera de Vallecas»).
  • José Sanchis Sinisterra: Sigue tres líneas: adaptaciones, obras experimentales y dramas históricos (e.j. «¡Ay, Carmela!»).
  • Nuevos dramaturgos (Siglo XXI): Juan Mayorga («El chico de la fila de atrás») y Angélica Liddell («Perro muerto en tintorería») exploran conflictos humanos con un lenguaje innovador.

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