La Narrativa del Interior (Años 40)
La pérdida de referencias literarias por la muerte de escritores como Unamuno, el exilio y la censura, hace necesario crear una nueva tradición novelística que retoma en parte la narrativa realista de Galdós o Baroja, rompiendo con el vanguardismo y la experimentación de antes de la guerra.
La novela se puede clasificar dentro de tres tendencias. En todas ellas hay una visión pesimista y existencial de la realidad:
- Ideológica: auspiciada por el régimen, los vencedores son los buenos y los vencidos los malos. Javier Mariño (1943) de Gonzalo Torrente Ballester.
- Realista clásica: cuentan la vida de la burguesía con sus valores y comportamientos. El argumento es muy extenso, con una larga sucesión de hechos en un periodo largo de tiempo. Es la llamada novela río. Mariona Rebull (1943) de Ignacio Agustí.
- De humor y fantasía: se crean mundos imaginarios para evadirse de una realidad demasiado terrible. El bosque animado (1943) de Wenceslao Fernández Flórez.
Por otro lado, se produce una renovación de la novela con La familia de Pascual Duarte (1944) de Camilo José Cela. Esta obra, con influencias de Quevedo y del Lazarillo, pero con un tono más agrio y directo, inauguró el llamado tremendismo que se caracteriza por mostrar los aspectos más sórdidos de la realidad de una manera cruda. Pascual Duarte vive en un pueblo de Extremadura y solo conoce la violencia como forma de solucionar los problemas que le surgen en la vida. El argumento es truculento, sórdido, violento. Su influencia llega a los años 50 hasta el realismo social.
Otra obra que renueva la novela en este periodo es Nada (1945) de Carmen Laforet, situada en el ambiente urbano de Barcelona, cuenta la historia de una chica que se traslada a casa de su abuela en Barcelona para estudiar en la universidad.
En conclusión, la novela de la década de los cuarenta se ve totalmente condicionada por las circunstancias de la guerra. Algunos autores muestran una voluntad clara por hacer renacer el panorama literario sobre unos nuevos presupuestos, los cuales terminarían por dejar a un lado a los autores que se seguían resistiendo al cambio.
La Narrativa Española de los 50: El Realismo Social
El camino a la narración realista estaba abierto. Cela, Delibes o Carmen Laforet habían abierto una veta que daría mucho de sí. Los temas capitales de estos novelistas son la infructuosidad de todo lo que se emprende, la soledad del individuo en la sociedad y la guerra como recuerdo y sus consecuencias. Salen a la España de los caminos en busca del pueblo perdido. Los protagonistas viven su soledad no de un modo individual, sino social: barrios, círculos, grupos… Destaca un desplazamiento de lo individual a lo colectivo: la sociedad española se convierte en tema narrativo. Esta tendencia, de todos modos, no será general, y por ello se distinguen dos grupos:
- El realismo objetivista (testimonio escueto, sin aparente intervención del autor; el grado extremo será el conductismo: limitarse a registrar la pura conducta externa de individuos o grupos y a recoger sus palabras, sin comentarios ni interpretaciones) El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio.
- El realismo crítico social, que es una denuncia de desigualdades e injusticias desde posturas dialécticas. La Colmena, de Cela.
Principales Autores y Obras
- Camilo José Cela con La Colmena (1951) renueva la novela en este periodo. La obra denuncia la realidad de la sociedad española del momento. El protagonista es colectivo; hay unos trescientos personajes, la mayoría de clase media baja, pequeña burguesía venida a menos, con una situación inestable y un futuro incierto. Se desarrolla en Madrid, en unos días de 1943. Las innovaciones de esta obra serán aprovechadas por los autores de los 60.
- Miguel Delibes con El camino (1950), también dentro del realismo crítico. Situada en un ambiente rural de posguerra, con niños como protagonistas, trata temas como la naturaleza, la muerte, el amor y la amistad. Hay también una crítica de costumbres.
- Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama (1955). El narrador intenta pasar desapercibido, sin hacer comentarios o interpretaciones personales.
La Renovación de las Técnicas Narrativas en los Años 60: La Superación del Realismo
La renovación en la novela tiene que ver con la influencia de modelos europeos y norteamericanos de los años 20, como Kafka, Proust y Joyce, así como de la novela hispanoamericana con Vargas Llosa, La ciudad y los perros, y Cortázar, Rayuela, fundamentalmente.
La obra fundamental que renueva este periodo es Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín-Santos. Rompe con el realismo social precedente para llegar a lo que el autor llama “realismo dialéctico” a través de nuevas técnicas narrativas inspiradas en la obra de James Joyce, autor del Ulises, como el monólogo interior. Además utiliza también la segunda persona y el estilo indirecto libre. La novela habla de la frustración, la impotencia y el desarraigo de un joven médico investigador del cáncer en el Madrid de los años 50, reflejando la realidad nacional en ese marco social concreto. Otras obras importantes son: la trilogía de Los gozos y las sombras (1957-62) de Gonzalo Torrente Ballester; Cinco horas con Mario (1966) de Miguel Delibes; Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo; Últimas tardes con Teresa (1966) de Juan Marsé; Volverás a Región (1967) de Juan Benet y San Camilo 1936 (1969) de Camilo José Cela.
Características de la Novela Experimental
Se inicia la experimentación en la novela, produciéndose los siguientes cambios y nuevas técnicas narrativas:
- Desaparición del narrador omnisciente.
- Uso del perspectivismo (diversos enfoques de la misma historia)
- Se relega a un segundo plano el argumento: la anécdota tiene un papel más importante. Finales abiertos. En la estructura desaparece el capítulo y aparecen las secuencias (no numeradas).
- Las técnicas más usadas son el contrapunto (combinar diversas historias) y el caleidoscopio (mostrar muchos elementos a la vez).
- Se rompe la regularidad temporal y se crea un caos cronológico (por influencia del cine) con avances y retrocesos temporales (prolepsis y analepsis).
- El protagonista está en conflicto con el entorno o consigo mismo.
- Se utiliza el monólogo interior, que reproduce en primera persona los pensamientos de un personaje como brotan de su conciencia, desordenados, caóticos, sin lógica ni articulación coherente. Esto lo diferencia del soliloquio.
- El narrador interviene y denuncia (sátira, parodia).
- Estilística: gran riqueza lingüística. Nuevas palabras (neologismos). Desaparece la frontera entre prosa y verso así como la puntuación.
- Adquiere importancia lo visual.