Evolución de la Poesía Española de Posguerra: Del Aislamiento a la Experiencia


Poesía Española de Posguerra: Del Aislamiento a la Experiencia

El Vacío Poético y la Figura de Miguel Hernández

Tras la Guerra Civil, España se sumió en un aislamiento cultural que dejó un vacío poético. En este contexto, destaca la figura crucial de Miguel Hernández, nacido en Orihuela. Obligado a trabajar desde joven, Hernández cultivó amistad con los poetas del 27 y con Pablo Neruda. Comprometido con el Partido Comunista, fue condenado a muerte, pena que luego le fue conmutada por 30 años de prisión. Su obra poética, de compleja técnica y dominio de la metáfora, busca la identidad poética en temas de la vida, inspirándose en las formas renacentistas y barrocas, y utilizando elementos vegetales y animales. Destacan obras como Perito en lunas, El rayo que no cesa, El hombre acecha y Cancionero y romancero de ausencias. En teatro, se le atribuyen Quién te ha visto y quién te ve, Sombra de lo que eras y El labrador de más aire.

La Poesía en el Exilio

En el exilio, brillaron figuras como Juan Ramón Jiménez, León Felipe con Español del éxodo y del llanto, Jorge Guillén con Clamor, Rafael Alberti con De la guerra a hoy, Luis Cernuda con Ocnos y Emilio Prados con Jardín cerrado. También destacaron Pedro Salinas con El contemplado, así como José Moreno Villa, Juan José Domenchina, Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Pedro Garfias y Juan Gil-Albert.

La Lírica de Posguerra en España y Dámaso Alonso

Dámaso Alonso, catedrático de Filología Románica, director de la RAE y Premio Cervantes en 1978, fue un poeta clave en la posguerra española. Su obra, que incluye títulos como Poemas puros, Poemillas de la ciudad, El viento y el verso, Hijos de la ira, Oscura noticia, Hombre y dios, Gozos de la vista, Canciones a pito solo y Dudas y amor sobre el ser supremo, clasificó a los poetas de la época en dos grupos: arraigados y desarraigados.

Poetas Arraigados

Los arraigados, alineados con la ideología de los vencedores, publicaron en las revistas «Escorial» y «Garcilaso». Su poesía, de corte heroico, religioso o amoroso, tomaba a Garcilaso de la Vega como modelo, empleando métricas clásicas, reviviendo el neopopularismo y ofreciendo una visión optimista. Entre ellos, destacaron Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo y José García Nieto.

Poetas Desarraigados

Los desarraigados, con la revista «Espadaña» como plataforma, crearon una poesía arrebatada, de tono trágico, con temas religiosos llenos de dudas, humanismo dramático y un estilo bronco, directo y sencillo. Sobresalen Dámaso Alonso con Hijos de la ira y Vicente Aleixandre con Sombra del paraíso. Dentro de la poesía existencial, se incluyen figuras como Gabriel Celaya, Blas de Otero, José Hierro, Eugenio de Nora, Rafael Alberti, León Felipe, Rafael Morales, Vicente Gaos, Carlos Bousoño, José María Valverde y José Luis Hidalgo. Bousoño, con su enfoque en el realismo, el biografismo, la poesía social y el nuevo lirismo narrativo, marcó un cambio en la percepción de la realidad.

Otras Tendencias Poéticas

Otras tendencias incluyen el postismo, creado por Carlos Edmundo de Ory y Miguel Labordeta; la poesía rebelde y desarraigada; el grupo «Cántico», con un enfoque similar al de la Generación del 27; y figuras como Gloria Fuertes y Carmen Conde.

El Realismo Social de los Años 50

En los años 50, el realismo social dominó la escena literaria. Hitos de 1954, como Historia del corazón de Aleixandre, Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos iberos de Celaya, marcaron esta tendencia. El realismo social se caracterizó por su intención de dar testimonio de la época, abordando temas como España, la solidaridad y la injusticia, con un tono coloquial y un gran interés por el contenido. Destacaron autores como Kremer, Nora, Ángela Figuera, Leopoldo de Luis, Blas de Otero con Ancia, Pido la paz y la palabra (en castellano) y Que trata de España, Gabriel Celaya con Cantos iberos y José Hierro con Quinta del 42, Cuanto sé de mí y Libro de las alucinaciones.

La Promoción del 60

La promoción del 60, con autores como Ángel González, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Félix Grande y Carlos Sahagún, consideró la poesía como un medio de conocimiento de la realidad. Partiendo del realismo social, exploraron temas como la infancia, el tiempo, el amor y el erotismo, con un lenguaje poético y predominio del verso libre.

La Poesía de los Años 70 y los Novísimos

La poesía de los años 70 comenzó con la publicación en 1970 de Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet. Estos poetas, entre los que se encontraban José María Álvarez, Félix de Azúa, Guillermo Carnero, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Leopoldo María Panero y Manuel Vázquez Montalbán, ignoraron la tradición española, reivindicaron la autonomía del arte, rompieron con el realismo, introdujeron mitos contemporáneos y exploraron temas personales y públicos, despreocupándose de las formas tradicionales. Otros poetas relevantes fueron Jesús Munárriz, José Miguel Ullán, Antonio Colinas, Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca, Jaime Siles y el grupo «Claraboya».

La Poesía de la Experiencia en los Años 80

En los años 80, dominó la poesía de la experiencia, que recuperó la tradición mítica, reintrodujo el humor, el pastiche y la parodia, y se centró en la expresión de lo íntimo, utilizando el lenguaje cultural de masas. Destacaron Francisco Brines, Luis Antonio de Villena, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Colinas, Jon Juaristi, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal y Eloy Sánchez Rosillo. Otras tendencias incluyen el neosurrealismo de Blanca Andreu, el erotismo de Ana Rossetti, la nueva épica de Julio Llamazares y Julio Martínez Mesanza, y el minimalismo de Andrés Sánchez Robayna y Julia Castillo.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *