Doctrinas Éticas a Través de la Historia
La historia de la ética comienza con Sócrates y los Sofistas en la antigüedad (siglo V a.C.).
Protágoras sostenía que la verdad es relativa y depende de la opinión personal. Afirmaba que «el hombre es la medida de todas las cosas», lo que implica que lo que parece bueno para uno puede ser malo para otro. Cada individuo percibe las cosas de acuerdo con su particular modo de ser y de sentir. Esta idea se resume en la frase: «nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira».
Sócrates se opuso a esta tesis, afirmando que la virtud no puede enseñarse, sino que cada hombre la lleva dentro de sí.
Ética de Sócrates
Para Sócrates, el último bien del hombre es la felicidad (eudemonia), que solo se logra con la práctica de la virtud. Es una ética racionalista, donde el recto conocimiento lleva a vivir moralmente (intelectualismo ético).
El hombre sabio es al mismo tiempo el hombre virtuoso. El vicio es ignorancia, error intelectual. Sócrates no acepta el relativismo ni el subjetivismo.
Ética de Platón
La ética de Platón está unida a la psicología y a la política. El alma está formada por tres partes, y cada una tiene sus virtudes:
- Inteligencia: sabiduría, prudencia.
- Voluntad: valor.
- Sensibilidad: templanza o moderación.
La armonía de estas virtudes da origen a la justicia, que regula el interior del hombre y no permite que ninguna de las partes del alma realice nada que le sea extraño.
Ética de Aristóteles
Según Aristóteles, las ciencias se clasifican en teóricas, prácticas y poéticas. En su obra «Ética a Nicómaco» o «Ética Nicomaquea«, plantea el problema del bien supremo, que es el fin último: la felicidad.
La felicidad consiste en el ejercicio ininterrumpido de una vida activa contemplativa. La virtud consiste en hábitos constantes de obrar en el justo medio de dos opuestos. Estas virtudes pueden ser:
- Éticas (hábitos, costumbres): por ejemplo, la valentía.
- Intelectuales (educación): por ejemplo, la sabiduría.
Ética Cristiana (360 d.C. hasta la Edad Media)
El cristianismo trae consigo una nueva concepción del hombre y del mundo.
La ética cristiana presupone la existencia de un ser divino (Dios) que ha dictado normas para el comportamiento moral. La conducta humana es buena si se sujeta a esas normas y es mala si las viola.
San Agustín: Su ética está inspirada, como todo su pensamiento, en la filosofía platónica. Considera que el alma tiene una norma divina que la guía hacia Dios.
Ética de Santo Tomás de Aquino (Edad Media)
Según Santo Tomás de Aquino, todos los seres tienen un fin prefijado. «El objeto propio de la voluntad es el fin y el bien; por consiguiente, todas las acciones humanas se ordenan a su fin».
El bien o fin del hombre es Dios, objeto supremo de conocimiento. El hombre que busca su verdadero bien se encamina hacia la divinidad. Cada ser lleva dentro de sí una inclinación a lo divino (obligación moral).
Ética Moderna: Formalismo Kantiano (siglos XVI-XVIII)
A diferencia de la ética medieval, esencialmente teocéntrica y teológica, la ética moderna se caracteriza por la tendencia a considerar al hombre como el centro de todas las manifestaciones culturales (política, arte, ciencia, moral, etc.).
Ética Kantiana o Ética Formal: La ética kantiana se denomina formal porque prescinde de todo elemento empírico (experiencia) y se funda exclusivamente en la razón. Es una ética estrictamente racional. Según Kant, la validez del acto moral no está en la acción, sino en la voluntad que lo determina y la rectitud de propósitos.
Según Kant, la moralidad está en la voluntad, en el sujeto, y no en la acción. La disposición del ánimo del agente es la que es moral o inmoral.
Un acto es moralmente bueno si el sujeto realiza el acto porque lo considera como absolutamente debido, como un fin absoluto. Por el contrario, un acto es malo cuando se realiza porque se espera sacar de él alguna consecuencia favorable, si se realiza como un medio.
Según Kant, una acción es buena cuando se realiza por deber (buena voluntad) y no por inclinación.
El hombre solo obra moralmente cuando reprime sus sentimientos e inclinaciones y hace lo que debe hacer. Kant distingue tres tipos de acciones:
- Acciones conforme al deber: el individuo actúa por temor o inclinación a la ley, no por respeto al deber. Ejemplo: un hombre que paga una deuda por temor a las consecuencias.
- Acciones conforme al deber y por deber: son las que se realizan guiadas por la buena voluntad, cuando el hombre reconoce que debe pagar una deuda porque es su obligación.
- Acciones contrarias al deber: Ejemplo: no pagar una deuda.
La ética, según Kant, tiene un propósito orientador. Las ideas son los principios orientadores del saber y de la vida del hombre. Kant incorpora tres conceptos metafísicos en su ética: el alma, la finalidad del mundo y Dios.
- La libertad: no pertenece al reino de los hechos, ya que ahí impera la causalidad; pertenece a un reino metafísico.
- Inmortalidad del alma: el ideal de perfección o santidad no es realizable en este mundo.
- Dios: el hombre es ciudadano de dos mundos: natural (lo que es) y moral (lo que debe ser).