Evolución demográfica mundial: Un recorrido desde el Neolítico hasta la actualidad


Evolución de la población mundial: Un recorrido desde el Neolítico hasta la actualidad

Cifras clave y proyecciones

A mediados de 2005, la población mundial alcanzaba los 6.477 millones de habitantes. Las proyecciones demográficas estiman que esta cifra ascenderá a 7.952 millones en 2025 y a 9.262 millones en 2050. El siglo XX se caracterizó por un ritmo de crecimiento especialmente acelerado, pasando de 1.700 millones a más de 6.000 millones de habitantes. Aunque no existen datos estadísticos precisos para toda la historia de la humanidad, numerosos estudios sugieren una alternancia de periodos de crecimiento, estancamiento y regresión. Dos momentos clave marcan esta evolución: el Neolítico y la Revolución Industrial.

El débil crecimiento hasta la Revolución Industrial

Durante el 90% de su historia, la humanidad experimentó un crecimiento lento y fluctuante. El desarrollo de la agricultura y la domesticación de animales durante el Neolítico permitieron el asentamiento de grupos humanos y favorecieron el crecimiento. A comienzos de nuestra era, se estima que la población mundial era de unos 300 millones. La caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras provocaron un descenso, seguido de un periodo de expansión que se vio gravemente afectado por la peste y la viruela del siglo XIV. Hacia 1650, la población mundial se habría recuperado hasta alcanzar los 500 millones de personas.

El moderno crecimiento de la población

El año 1750 marca el inicio del moderno crecimiento de la población, coincidiendo con el comienzo de la Revolución Industrial. En esta fecha, la población mundial era de 800 millones de habitantes. En 150 años, se duplicó hasta alcanzar los 1.650 millones, y 200 años después, llegó a los 2.500 millones. La Revolución Industrial trajo consigo importantes avances en medicina y dio lugar a la Revolución Demográfica, en la que las sociedades industrializadas experimentaron un crecimiento acelerado. En 1950, se produjo otra inflexión importante que culminó en 1975, con una verdadera explosión demográfica que afectó principalmente a los países menos desarrollados. El crecimiento de la población mundial en las últimas décadas ha alcanzado valores sin precedentes, impulsado en los países industrializados por el descenso de la mortalidad y una baja natalidad.

En los países subdesarrollados, la reducción de la mortalidad, aunque más tardía, ha sido radical, mientras que la natalidad se ha mantenido elevada, lo que explica el explosivo crecimiento. Aunque el ritmo actual de crecimiento podría llevar a una situación de sobrepoblación, ya se observa un descenso generalizado de la natalidad. Este descenso se relaciona con la notable caída de la fecundidad en los países del Tercer Mundo, aunque también influye la gran cantidad de personas en edad de procrear en estos países.

La medición del crecimiento demográfico

El crecimiento de la población se mide a partir del balance entre nacimientos y defunciones. A escala mundial, estos son los dos únicos componentes a considerar. Los censos modernos en algunos países comenzaron a mediados del siglo XVIII, por lo que los datos anteriores son estimaciones. A partir del crecimiento de una población y otros datos, se pueden realizar proyecciones demográficas para calcular la población futura.

Contrastes espaciales del crecimiento de la población

El crecimiento de la población, tanto en el pasado como en la actualidad, presenta grandes contrastes espaciales. Aunque existe un descenso generalizado del crecimiento, este no es homogéneo. Hay un gran número de países con crecimiento cero o negativo, y otro gran número de países que, al agruparse por continentes, pueden enmascarar su situación. Los contrastes actuales, más acentuados que en otras épocas, se deben al desfase cronológico con que se produce la revolución demográfica en las distintas sociedades.

La transición demográfica

La humanidad ha pasado por distintas etapas en su evolución demográfica. Desde el régimen demográfico antiguo, caracterizado por un crecimiento lento y fluctuante, hasta el régimen moderno, con un crecimiento sin precedentes que ha dado lugar a términos como «revolución demográfica» o «explosión demográfica». El religioso anglicano Malthus planteó el problema de una población que crecía en progresión geométrica frente a unos recursos que lo hacían en progresión aritmética. La transición demográfica es el proceso por el cual una población pasa de una situación de altos valores de natalidad y mortalidad a otra de bajos niveles de natalidad y mortalidad, como consecuencia del desarrollo.

Etapas de la transición demográfica

Existen tres etapas principales en la teoría de la evolución demográfica:

  • Primera etapa o tradicional: Previa a la revolución demográfica, se caracteriza por tasas altas de natalidad y mortalidad, aunque estas últimas son fluctuantes debido a guerras, epidemias, etc.
  • Etapa de transición: Se subdivide en tres fases:
    • Descenso inicial de la mortalidad, mientras que la natalidad se mantiene elevada (comienza el crecimiento de la población).
    • Continuación del descenso de la mortalidad e inicio de un lento descenso de la natalidad (momento de mayor crecimiento de la población).
    • Continuación del descenso de la mortalidad y disminución acelerada de la natalidad.
  • Etapa final o evolucionada: Se caracteriza por bajas tasas de natalidad y mortalidad, lo que resulta en un crecimiento muy débil o nulo, similar al de la primera etapa.

La teoría de la evolución demográfica se ha cumplido en numerosos países desarrollados, aunque con excepciones y matices. Su aplicación a los países subdesarrollados es más problemática, ya que los condicionantes de natalidad y mortalidad son diferentes. La mortalidad ha comenzado a descender mucho después y de forma desligada del desarrollo económico, gracias a la importación de avances médicos y técnicos.

El modelo demográfico se va difundiendo a toda la población, con diferentes rasgos y fechas de inicio de las etapas. Existen críticas y otras versiones del modelo, como la de Trewartha, que propone cuatro fases (estacionaria alta, de primera expansión, de segunda expansión y estacionaria baja). Chesnais, por su parte, identificó tres tipos de transición demográfica en los países desarrollados: nórdica (crecimiento vegetativo anual muy bajo y transición larga), centro occidental (crecimiento vegetativo bajo en menos tiempo) y meridional y oriental (similar a las anteriores, pero en diferentes fechas).

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