La Industrialización en España Durante el Siglo XIX
Se ha debatido sobre un supuesto fracaso de la Revolución Industrial en España; sin embargo, sería más preciso hablar de un cierto estancamiento. La industrialización no se generalizó, limitándose a núcleos en pocos centros (Cataluña, Asturias, País Vasco), manteniendo una economía predominantemente agraria. ¿Qué factores contribuyeron a esta situación? La ausencia de una agricultura próspera, una red de transportes eficiente, otras ramas manufactureras, un sistema bancario sólido y una burocracia competente. Además, las tendencias proteccionistas y conservadoras de los empresarios, junto con problemas energéticos y factores físicos, agravaron la situación.
La Industria Algodonera
La industria algodonera abrió el camino de la modernización, desarrollándose en el siglo XVIII gracias a la protección estatal. Aunque España estaba poblada, era pobre y las condiciones del transporte eran deficientes. Aun así, se desarrolló en Cataluña, gracias a su propio adelanto y a la protección arancelaria. La industria algodonera española fue por detrás de la inglesa, con técnicas menos avanzadas, fábricas más pequeñas y precios más altos. No obstante, se importaron máquinas inglesas a pesar del ludismo.
El crecimiento de la industria algodonera no fue despreciable, ya que los tejidos de algodón reemplazaron a los de lana y lino. Además, la industria algodonera española fue sustituyendo gradualmente a la inglesa en el mercado español gracias a la protección arancelaria y a la represión del contrabando. El desarrollo se interrumpió hacia 1855 debido a la política económica progresista, que abrió nuevas posibilidades de inversión, y a la Guerra de Secesión americana, que provocó la «hambre de algodón» desde 1861. Tras 1868, la industria catalana creció, pero la independencia de Cuba y Puerto Rico supuso un duro golpe para la industria algodonera.
La Industria Siderúrgica
En cuanto a la siderurgia, España producía hierro, pero no bastaba con tener buenos depósitos, sino también abundancia de buen carbón y una fuerte demanda de los productos de la industria. Se pueden distinguir tres etapas:
- Altos hornos en Málaga (1830-1860), seguido de una declinación.
- Desarrollo de la siderurgia asturiana, con la fábrica de Mieres en manos de compañías extranjeras, inglesas y francesas.
- Vizcaya, importante por la exportación de hierro a Gran Bretaña, lo que abarataba el transporte de coque británico.
¿Por qué el atraso siderúrgico español? Entre las causas se encuentran la exención arancelaria a la importación de material ferroviario, el atraso técnico y educativo, la escasa demanda y la escasez de buen carbón.
Construcción de la Red Ferroviaria en España
En 1844, se promulgó la Real Orden que establecía un ancho de vía mayor en España que en el resto de Europa, debido a la orografía montañosa del país y la necesidad de locomotoras más potentes. Con esta base, se construyeron algunas líneas, con mucha especulación y poca realidad. El gran impulso llegó con la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que facilitaba la formación de Sociedades Anónimas, preveía el pago de subvenciones y desgravaba la importación de material de transporte.
Las causas del ritmo de construcción en ese decenio fueron el apoyo estatal, la afluencia masiva de capital, tecnología e iniciativa extranjera (principalmente francesa) y la aportación de capitales nacionales. A partir de 1866, se inició un decenio dramático para España, debido a las repercusiones de una crisis internacional combinadas con una depresión interna. El fracaso de los ferrocarriles ocasionó la quiebra del sistema bancario. La escasez de algodón, debida a la Guerra de Secesión en EE. UU., había provocado un alza de los precios del algodón que paralizó la industria. La situación se vio agravada por las malas cosechas de 1867-1868 y una sucesión de déficits presupuestarios. La consecuencia sería la revolución conocida como «La Gloriosa».
Las dos compañías más grandes, NORTE y MZA, fueron adquiriendo otras compañías y construyendo más vías. También se constituyó la Compañía de Ferrocarriles Andaluces. Estas tres compañías representaban el 90% del capital ferroviario total, en su mayoría de propiedad extranjera (aproximadamente un 60%). Las repercusiones del ferrocarril fueron importantes para la demanda de carbón y madera, generando una mano de obra de unos 60,000 trabajadores. Sin embargo, la red ferroviaria se empezó a construir demasiado tarde y luego se emprendió con excesiva precipitación. Las características técnicas de la red, con una infraestructura de mala calidad, fueron otros problemas añadidos.
Cambios Sociales en la España del Siglo XIX
En el siglo XIX, se produce la transición a una sociedad de clases, con un aburguesamiento de la nobleza y un ennoblecimiento de la burguesía. Se trata de una sociedad predominantemente rural hasta el siglo XX. Las élites, compuestas por la nobleza, el ejército y la Iglesia, mantenían un gran peso. A la alta burguesía se añadió una nueva burguesía formada por banqueros, financieros, comerciantes y especuladores. Las clases medias urbanas se dedicaban al comercio y la administración. Las clases trabajadoras, tanto urbanas como rurales, experimentaron un crecimiento del proletariado industrial. La mujer se mantenía en el ámbito doméstico, ejerciendo una influencia moralizadora en la familia. En las clases bajas, esto no era posible, ya que el 90% de las mujeres trabajadoras tenían que trabajar fuera de casa. En ámbitos como la educación, la literatura, el arte o la ciencia, algunas mujeres empezaron la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres.
Cambios Demográficos en la España del Siglo XIX
España creció a un ritmo lento en el siglo XIX, debido a una alta tasa de mortalidad causada por el retraso económico, las malas condiciones sanitarias, la baja productividad agrícola, la escasez de vivienda, una red de transportes insuficiente y cara, y la ignorancia generalizada en enfermedades y otros ámbitos. Las crisis de subsistencias eran frecuentes debido a las fluctuaciones climáticas. También eran comunes las epidemias, como el cólera, y otras enfermedades como la tuberculosis y la viruela. En la segunda mitad del siglo, España tuvo un saldo migratorio negativo. Esto provocó un crecimiento desigual por regiones. La población tendió a concentrarse en la costa mediterránea y atlántica meridional, abandonando la meseta. Se produjo un éxodo rural, aunque muy lento.
Corrientes Marxistas en España
En 1871, Paul Lafargue llegó a España huyendo de París. Lafargue entró en contacto con los internacionalistas madrileños, surgiendo un núcleo marxista. En 1879, Pablo Iglesias fundó clandestinamente en Madrid el PSOE, influido por el marxismo francés. El PSOE pretendía la revolución social mediante la conquista del poder político por la clase obrera, la emancipación económica del proletariado y la propiedad colectiva de los medios de producción. Reclamaba mejoras de tipo social y laboral, como los derechos de asociación, reunión y manifestación, el sufragio universal, la reducción de la jornada laboral y la prohibición del trabajo infantil. En 1886, se fundó la UGT, con implantación en Madrid, Barcelona y Asturias. El PSOE se integró en la Segunda Internacional y participó en la primera celebración en España del 1 de mayo en 1890. Sin embargo, su crecimiento fue lento, con pocos votos en las elecciones.