Exploración de la Ética Kantiana: Imperativo Categórico, Autonomía y Postulados de la Razón Práctica


Principios Fundamentales de la Metafísica según Kant

Kant consideraba que el principio unificador de todo conocimiento debía ser una condición incondicionada de todos los fenómenos. Denominó a estos principios unificadores, que buscan sintetizar el conocimiento en una esfera superior, ideas trascendentales, y las clasificó en tres: Mundo, Alma y Dios. Sin embargo, la metafísica como ciencia es, para Kant, imposible. Las categorías del entendimiento solo pueden aplicarse a los fenómenos, y las realidades metafísicas (Dios, alma y mundo) escapan a la experiencia fenoménica. Por lo tanto, los juicios sintéticos a priori son inviables en la metafísica. En consecuencia, las cuestiones metafísicas no amplían nuestro conocimiento teórico, pero regulan el entendimiento, señalan sus límites y tienen una finalidad esencialmente práctica.

La Ética en la Crítica de la Razón Práctica

En su obra Crítica de la razón práctica, Kant distingue entre:

Éticas Materiales

  • Crítica: Kant critica las éticas materiales porque clasifican la acción según el fin, identificando el Bien con dicho fin.
  • Características:
    • Empíricas: El fin se determina por la experiencia.
    • Imperativos hipotéticos: La acción es un medio, no un fin en sí mismo.
    • Heterónomas: Los principios provienen de una instancia externa.

Éticas Formales

  • Propuesta de Kant: Se valora la moralidad de la acción en sí misma, la acción es el fin.
  • Características:
    • Autónomas: El sujeto se autodetermina para obrar.
    • A priori: No dependen de la experiencia.
    • Imperativos categóricos: Obligan incondicionalmente, por sí mismos.

La moralidad es, para Kant, un hecho inmediato de la conciencia, un Faktum, a partir del cual se descubre la ley moral, que es necesaria y universal. El ser humano es racional y animal (guiado por deseos). La voluntad humana es la capacidad de orientar las acciones, ya sea por la razón o por los deseos. La felicidad radica en la satisfacción de las inclinaciones, pero la razón puede guiar la voluntad según una ley que ella misma se da, coincidiendo con la ley moral o imperativo categórico.

Podemos actuar contra el deber (inmoral), por deber (acción moralmente valiosa) y conforme al deber (no es moral, ya que aunque la acción se ajusta al deber, se realiza por otro motivo).

Según el alcance de los principios morales, se distingue entre máxima (principio subjetivo y privado) y ley (principio general y objetivo). Kant define la ley moral de tres maneras, siendo la más conocida: «Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.» Esto implica que los seres humanos son fines en sí mismos, nunca medios.

La ley moral es la forma pura de la moralidad y constituye un imperativo categórico, que obliga incondicionalmente a actuar conforme a ella. El efecto del imperativo categórico es un sentimiento de respeto.

Autonomía y Postulados de la Razón Práctica

La autonomía del hombre se fundamenta en la razón. La voluntad es autolegisladora, se da a sí misma su propia ley. Los seres humanos son autolegisladores, establecen las leyes que rigen su conducta. Para Kant, la libertad es un presupuesto de la moralidad, y la autonomía moral se basa en ella. Si el hombre no es libre, no puede ser responsable.

Como fenómeno, el hombre está regido por leyes físicas deterministas, pero como noúmeno, es libre, capaz de determinarse no solo por sus inclinaciones, sino también por la ley moral que la razón le proporciona.

Al afirmar la imposibilidad de la metafísica como ciencia, Kant no niega la inmortalidad del alma ni la existencia de Dios, sino que argumenta que no son objetos de conocimiento. Las realidades metafísicas no son evidentes ni demostrables, pero deben admitirse como postulados para que la moral sea posible. Los tres postulados son:

  • Libertad: No puede ser comprendida teóricamente, pero debe aceptarse como condición de posibilidad de la moralidad y base de la autonomía de la voluntad.
  • Inmortalidad del alma: Si el hombre ha actuado moralmente en esta vida, tendrá otra vida donde sea feliz como recompensa.
  • Dios: La garantía del Bien Supremo (conjunción entre felicidad y virtud) en esta y otra vida.

Creemos en estos objetos por una fe racional, no derivada de ninguna revelación. Además, según Kant, se puede ser moral sin necesidad de suponer la existencia de Dios o la inmortalidad del alma.

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