Lírica Latina: Orígenes y Evolución
En la Italia central de los siglos IV y III a. C. existía una poesía popular que pudo ser el germen de donde nacieron, independientemente de Grecia, los distintos géneros literarios: las leyendas sobre la fundación de la ciudad, la expulsión de los reyes y las luchas por el predominio de Italia pudieron engendrar la épica nacional, y las fábulas atelanas, un teatro italiano autóctono elevado a la categoría de género literario. El paso natural de esta poesía popular fue influenciado por la cultura griega en el siglo III a. C.
Se tienen noticias de cantos populares e himnos a los dioses. Catón, en su tratado *De agri cultura*, nos ha conservado un hermoso canto a Marte que se recitaba en la procesión de las *suovetaurilias*.
La lírica latina comienza en Roma mucho más tarde que la épica o el teatro, concretamente a finales del siglo II a. C.
Las características de esta nueva poesía siguen siendo semejantes a las de la lírica griega. A diferencia de estos, los romanos escribieron poca poesía lírica y, además, un producto literario no arraigado en la costumbre social, pensado para ser leído y no cantado.
Neotéricos
En el primer tercio del siglo I a. C. se forma un grupo de poetas llamados despectivamente por Cicerón *poetae novi*, que impulsan el nacimiento de una nueva poesía lírica siguiendo los metros y las directrices de la lírica griega. Fue un grupo de amigos con gustos y aficiones similares, jóvenes despreocupados, provenientes de sueldo y sin demasiado interés en la política. Sus modelos fueron poetas del periodo helenístico, sobre todo Calímaco de Cirene.
Características:
- Poemas cortos.
- Temas sin trascendencia.
- Máxima perfección formal.
- Gusto por las cosas menudas y los diminutivos.
- Cantan preferentemente al amor.
- Introducción de la métrica griega, singularmente el endecasílabo.
Los principales componentes fueron Licinio Calvo, Elvio Cina y Valerio Catulo.
Catulo
En sus poemas reflejaba los tormentos del amor, con una gran descripción de los acontecimientos en la obra.
Se conservan 116 poemas, escritos 54 en distintos metros y el resto en dísticos elegíacos, clasificados en:
- Poemas amorosos.
- Poemas elegíacos.
- Poemas eruditos.
- Cantos nupciales.
- Poemas dedicados a amigos y enemigos.
Horacio (65-8 a.C.)
Nace en Venusia y recibe una buena educación. Se alista en el bando republicano en la guerra civil tras la muerte de César y abandona su escudo en Filipos. Conoce a Mecenas y se hacen amigos.
Manifiesta sus gustos literarios en su “Epistula ad Pisones”, verdadera preceptiva literaria desde que Quintiliano la proclama “Ars poética”.
Se resumen en:
Plasticidad: dar forma, relieve y límites a lo que se escribe. Insuperable en descripciones de motivos de la naturaleza, ideas y sentimientos, los personifica por divinidades alegóricas. Intenta llegar al entendimiento a través de los sentidos.
Sentido del equilibrio: intenta llevar la idea epicúrea de la moderación a la literatura. El orden y la combinación de las palabras son principios fundamentales del lenguaje poético. La “callida iunctura” define su estilo.
Sentido de perfección: cualidad más acusada y característica, aunque a veces pierde espontaneidad y sentimiento. Utiliza las palabras exactas y los versos hasta la perfección, la estructura de las composiciones es armónica y rigurosa. Se le atribuye ser educador e intérprete de los sentimientos de la sociedad.
Temas:
Supone una aportación en estilo dialéctico en el cual la tradición romana arcaica se sintetiza con tendencias alejandrinas de su época. Tuvo sucesores que lo imitaron. En la Edad Media sus odas no fueron leídas. Cobraron reconocimiento en el Renacimiento y en el siglo XVIII asumieron un papel importante.
Épodos:
A media distancia entre la poesía satírica y la lírica, ofrecen una mezcla de ritmo dactílico y yámbrico. Hay temas variados, desde deprecaciones de guerras civiles hasta invectivas contra personas de vida pública. Uno es de tema bucólico conocido como “beatus ille”, en el que canta frente a las complicaciones de la vida urbana.
Odas:
Las odas se recogen en cuatro libros y son la madurez poética de Horacio, que recrea a poetas griegos clásicos como Safo, Alceo, Anacreonte, Baquílides y Píndaro. Hay temas patrióticos, eróticos, morales, de la naturaleza…
Compuso el “Carmen Saeculare” con motivo de los juegos saeculares de Octavio en el 17 a. C. Juegos con gran significado político, Augusto celebra la culminación de su obra. Se despide a los dioses por la felicidad de Roma.
En temas religiosos, Horacio utiliza a los dioses como mero artificio literario.
Los temas de ética y moral, donde se puede incluir alguno erótico y profano, muestran influencia de la filosofía epicúrea que profesa en contradicción con el carácter romano del *carpe diem* y la mentalidad sensata y calma con el *aurea mediocritas* que evitan el ansia de riqueza que, según él, fueron la causa de la crisis romana. Entiende el deber por encima de los placeres del alma.
El libro IV de las Odas nos presenta una forma diferente, con carácter más personal e íntimo, como un hombre anciano que ve pasar la vida. Ante la tristeza de la muerte busca la inmortalidad que da la poesía. Esta obra es una meditación sobre la muerte. Su pesimismo no es absoluto, como lo muestra desde el epicureísmo al estoicismo. El tema del amor se contempla como un observador.
Horacio es el primero de los líricos latinos. Concilia el influjo de los líricos griegos con la herencia de sus antecesores latinos con sus prendas naturales, mente clara, buen gusto y perfección. Supo transmitir sus poemas con una musicalidad especial basada en el ritmo del verso y con una bella combinación de los sonidos en la luminosidad de las imágenes. A los 23 años publicó los tres primeros libros de las odas. El libro IV data de 10 años después. Coge temas variados como el amor, el vino, la vida y la grandeza de Roma. Hacen de Horacio un clásico el equilibrio, la discreción, la serenidad, la calidad formal y la perfección técnica.