Sofística
La sofística es un movimiento cultural que se desarrolla en Atenas en el siglo V a.C. Como consecuencia del proceso de democratización, el Logos, la palabra, adquiere una relevancia fundamental. Los sofistas son los encargados de enseñar a hablar en público a los hijos de los nuevos ricos, los hombres libres, que aspiran a ser la nueva clase dirigente. El objetivo del sofista es enseñar a su discípulo a convencer al auditorio, a hacer fuerte el argumento más débil, a defender una postura y la contraria. La virtud (ayeté) consiste en alcanzar la excelencia, el éxito político y social. Entre los sofistas destaca Protágoras, que estableció que: ‘El hombre es la medida de todas las cosas’, poniendo de esta manera las bases del relativismo, pues la verdad depende de los intereses del sujeto y de la ocasión (kairós). La segunda generación radicalizó sus ideas (Trasímaco y Calicles). Fueron criticados por toda la filosofía posterior.
Estoicismo
En el siglo IV a.C, la monarquía de Alejandro sustituye la polis democrática, provocando una nueva cultura helenística y cosmopolita que va a descubrir al individuo como concepto. Zenón de Citio abrió una escuela en Atenas en el año 306 a.C junto a uno de los pórticos o ‘stoas’ de la ciudad. Otros estoicos importantes son los de la época romana como Cicerón, Séneca o Marco Aurelio. Desde Zenón, los estoicos dividen la filosofía en tres partes que comparan con un huevo: la lógica (cáscara), la física (clara) y la ética (yema).
La lógica niega las ideas abstractas, es una lógica del acontecimiento antiaristotélica, del aquí y del ahora. En la física creen que los cuerpos tienen dos principios independientes, uno pasivo y material (hylé), y otro activo y espiritual (pneuma). La ética se funda en su determinismo cósmico. La actitud del sabio es la de aceptar el destino, la lógica universal que rige el mundo y tratar de vivir conforme a la naturaleza. Para lograr la felicidad es necesario liberarse de las pasiones para alcanzar la utarquía (independencia), la apatía ante las desdichas y la ataraxia (imperturbabilidad del espíritu).
Epicureísmo
En el siglo IV a.C, la monarquía de Alejandro sustituye la polis democrática, provocando una nueva cultura helenística y cosmopolita que va a descubrir al individuo como concepto. Se basa en las enseñanzas de Epicuro de Samos (341-271). Prolífico escritor de más de 300 libros, hoy perdidos en su mayoría, que establecían en un huerto de Atenas su escuela, ‘El jardín de las delicias’. Sus enseñanzas fueron rescatadas del olvido por el poeta romano Lucrecio y en pleno siglo XVII reaparece con Pedro Gassendi. El jardín de Epicuro fue considerado indigno por la defensa del placer y del individualismo, aunque Epicuro no entiende el placer como un exceso sino como un equilibrio, como tranquilidad o ataraxia. Lo explica en el ‘tetrafarmakon’ (el cuádruple remedio), que consiste en no tener miedo a los dioses, a la muerte, al dolor y a las necesidades. Por ello prefiere la amistad al matrimonio y vivir alejado de la ciudad y la política. Se interesa por la física y su modelo atomista fue estudiado por Marx, en quien vio un precedente de su materialismo.
Platón
Introducción
Nace en Atenas en el 427 a.C en una familia aristócrata. Quizás recibió lecciones de Cratilo, pero su auténtico maestro fue Sócrates (469 a.C) al que conoció con 20 años. En el 404 a.C, Esparta impone el gobierno de los 30 Tiranos (tras ganar la guerra del Peloponeso), entre los que figuraban dos tíos de Platón que le invitan a formar parte, y él lo rechaza por el régimen de terror con el que gobiernan. En el 399 se restaura brevemente la democracia y se produce la condena a muerte de Sócrates.
A lo largo de los años, sus viajes a Sicilia son un intento de llevar a la práctica su modelo de Estado, pero siempre con pésimo resultado, llegando a ser vendido como esclavo, tras lo cual es rescatado por otro amigo. La tradición dice que con el dinero de la compra se fundó la Academia de Atenas, donde se formaba a jóvenes y donde Platón pasó su vida escribiendo.
En la carta VII, Platón dice: “Llegué a comprender que todos los estados actuales están mal gobernados (…), no acabarán los males para el hombre hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al poder”. Vemos aquí la vocación política en la filosofía de Platón, pues los filósofos pueden reconocer la justicia en la vida pública y privada.
Los escritos de Platón adoptan la forma de diálogo, en los que Sócrates es uno de los interlocutores, a quien inmortaliza y rinde homenaje; y se distinguen cinco periodos:
- JUVENTUD: ‘Apología de Sócrates’, el pensamiento de Sócrates.
- TRANSICIÓN: Va desarrollando sus ideas.
- MADUREZ: ‘República’, ‘El banquete’, sus propias teorías.
- CRÍTICA: ‘Parménides’, Platón contra Platón.
- VEJEZ: ‘Leyes’, ‘Timeo’, cosmos.
Platón es un gran escritor, un auténtico poeta, y recurre en ocasiones a los mitos para expresar algunas de sus doctrinas. (Mito de Er, Mito del Juicio Final o Mito de la Caverna).
Mito de la Caverna
El mito de la Caverna es una alegoría de los dos mundos de Platón: el mundo sensible, que cambia constantemente, y el mundo inteligible, en el que están los seres universales, reales.
Platón los denominó formas o ideas, que no las concibió como ideas de nuestra mente (no es idealista), sino como seres con una existencia extramental (o al menos así lo quiere la tradición filosófica del romanticismo alemán del siglo XIX) que existen en un mundo separado al que denomina ‘mundo de las ideas’.
Teoría Metafísica
Toda la filosofía platónica gira en torno a la teoría de las ideas, sin embargo, no aparece expuesta de forma sistemática en ninguno de los diálogos, experimentando una constante revisión. Platón llama idea a una visión intelectual, una esencia inteligible o universal. En los primeros diálogos era una intención ética (para definir) aunque no tenía una existencia separada de los casos particulares.
En los diálogos de madurez, la teoría de las ideas se transforma y presenta las siguientes características:
- Son esencias, aquello por lo que una cosa es lo que es.
- Existen separadas de las cosas particulares.
- Son el objeto del pensamiento y el conocimiento. A la intención ética se le añade una intención científica, por la que el bien pasa a ser la verdad.
- Las ideas tienen características del ser de Parménides. Cada idea es única, eterna e inmutable, mientras que las cosas son múltiples, temporales y mutables.
- Implica una duplicación del mundo.
- La relación entre ideas y cosas es o de imitación o de participación. O las ideas están presentes en las cosas, o son el modelo.
En los diálogos de su etapa crítica, Platón revisa la teoría, encuentra grandes deficiencias y casi la abandona. Los principales problemas que encuentra son:
- ¿Qué clase de ideas hay? En principio parecería que hay una idea para cada nombre como el pelo, el barro… no encuentra razones para negar la existencia de otras ideas.
- ¿Existe alguna jerarquía en las ideas? Platón cree que sí, pero duda sobre la idea suprema: en ‘El Banquete’ es la Belleza, en ‘Parménides’ es el Uno, en ‘El Sofista’ es el Ser, y en ‘La República’ es el bien.
- Relación entre cosas e ideas. Platón duda entre participación e imitación sin llegar a satisfacerle ninguna de las dos. En la primera, las ideas pierden su unidad. En cuanto a la imitación, surge el problema de las copias falsas y los simulacros.
Cosmología
En ‘El Timeo’, Platón distingue:
- Un artesano divino, o demiurgo. No es creador, sino hacedor.
- Un molde eterno que son las ideas.
- Una masa material caótica que también es eterna.
- Un espacio vacío pero existente.
El demiurgo ordena la materia de acuerdo con el modelo eterno que son las ideas. Ha hecho el mundo mejor y más bello posible. El cosmos es esférico, en el centro está la Tierra (fija), le siguen las esferas de los planetas y en el fondo se encuentra la esfera de las estrellas fijas. Cada esfera gira y suena con una nota diferente.
Teoría Antropológica
Hay en el hombre dos principios opuestos, el cuerpo, que nos vincula al mundo sensible, y el alma, inmaterial e inmortal. Este dualismo antropológico corresponde con el dualismo ontológico. El cuerpo nos arrastra hacia lo material, dificultando el ascenso hacia las ideas. El alma es una realidad intermedia entre los dos mundos, ha existido con anterioridad al cuerpo y le sobrevivirá después. Su unión es accidental y transitoria, pues su lugar natural es el mundo de las ideas.
Platón sigue la teoría órfico-pitagórica de la transmigración de las almas. El alma está condenada por alguna falta cometida a vivir en el cuerpo como una prisión y mientras esto ocurre se va purificando ejerciendo el control sobre las pasiones y desligándose del cuerpo. De hecho, Platón llega a afirmar que lo propio de la filosofía es prepararse para morir. La muerte es la liberación del alma, pero si no está suficientemente purificada deberá transmigrar a otro cuerpo y continuar el ciclo de reencarnaciones, tal y como explica Platón en las versiones de ‘El Juicio Final’ o en ‘El Mito del guerrero Er’.
El conflicto en el interior del hombre surge porque hay tres partes del alma o tres almas distintas: la primera es el alma racional, inmortal, inteligente, que Platón sitúa en la cabeza; la segunda es el alma irascible, que es mortal, de donde surgen las pasiones nobles como el valor, la voluntad, el esfuerzo, y que Platón sitúa en el pecho; y por último está el alma concupiscible, que es también mortal, de la que surgen las pasiones y deseos corporales y que sitúa en el abdomen.
La relación entre las partes del alma la explica Platón en ‘El Mito del Carro Alado’, del diálogo ‘El Fedro’. El alma humana se compara con un carro alado: la parte racional se representa como un auriga que conduce dos caballos; uno negro (deseos corporales) y uno blanco (deseos nobles). El carro circulaba por el mundo de las ideas cuando el auriga perdió el control de los caballos y cayó al mundo sensible, entonces se quedó sin alas. No le queda más remedio que purificarse para que le crezcan de nuevo las alas y poder remontar el vuelo.
La concepción negativa del cuerpo pasará a la cultura occidental a través del cristianismo.
Teoría del Conocimiento o Epistemología
Para conocer las ideas que están separadas de las cosas es necesario que:
- Las cosas imiten o participen de las ideas.
- Que el alma sea una realidad inmediata.
- Que las ideas estén en comunicación entre sí.
Estos tres factores Platón los conjuga dando tres soluciones:
- Teoría de la anamnesis o de la reminiscencia: Para Platón, conocer es recordar algo que sabemos pero que hemos olvidado. Así superamos la dificultad de buscar algo que no sabemos que es. Por ello es necesario que el alma haya conocido las ideas en una existencia anterior y que el conocimiento de los seres sensibles nos haga recordar las ideas.
- El símil de la línea: en ‘La República’ representa los distintos grados de reconocimiento a través de una línea segmentada.
El Eros es hijo de Penia, que es la diosa de la pobreza, y de Poros, que es el dios de la abundancia. Se encuentra en la indigencia pero aspira a tenerlo todo. El Eros no posee la belleza sino que la desea, igual que el filósofo desea la sabiduría; así en un principio, el enamorado comienza amando la belleza de un cuerpo bello, después se ama la belleza de un cuerpo en general, luego la belleza del alma, incluso después se ama la belleza de las leyes y de la ciencia, y por encima de todo, se ama la idea de belleza, que es eterna y perfecta. El paso del mundo sensible al inteligible se realiza por movimiento erótico. El amor verdadero se convierte en guía del alma hacia el mundo del ser. En este caso ya no es solo deseo, impulso o delirio, sino proceso racional en la dialéctica amorosa de las almas, en el aprender y en el descubrir. En el romanticismo se llega a construir la idea del amor platónico entendido como el amor que salva al pecador.
Teoría Política
En el diálogo ‘La República’, Platón define la virtud como la capacidad que permite a cada persona o cosa cumplir su función propia, lo que comúnmente denominamos excelencia. El ser humano se define por su alma y el alma realiza distintas funciones. Para que realice su función propia, el alma debe guiarse por un principio rector: la racional se ha de guiar por la prudencia, la irascible por el valor, y la concupiscible por la moderación. Estas tres son virtudes del alma, que cuando se dan a la vez logran una virtud mayor que es la justicia, que es la armonía de las partes.
Para los griegos no existe el individuo separado de su estatuto de ciudadano, miembro de una colectividad que lo define y desde la que se define. Por ello, un hombre no puede ser feliz ni justo en una ciudad infeliz. Una buena vida solo puede darse en una ciudad que se guía por la justicia, de allí su empeño en crear una sociedad justa, que fracasa en Atenas y hasta tres veces en Siracusa.
Platón va a sugerir un modelo radicalmente nuevo en ‘La República’ que va a ser la primera utopía de la historia. Parte de la correlación entre el alma y el estado, que las mismas funciones se dan en ambos y que deben ser desarrolladas por las personas más capacitadas. Hay tres necesidades que cubrir: economía, defensa y gobierno. Los productores serán aquellos en los que predomina el alma concupiscible, los guardianes en los que predomina el alma irascible y los gobernadores la racional. Así, cada individuo realiza una función propia para la que está preparado y se logra una ciudad justa entendida como la armonía de las partes del individuo y el Estado.
Platón lo argumenta mediante el mito de los metales: el alma de los hombres estaría formada de oro, plata y hierro o bronce, en distintas cantidades. En los productores predominaría el hierro o bronce, en los guardianes la plata y en los gobernantes el oro. Por ello es preciso identificar las capacidades naturales de cada individuo para asignarle la función. Si se nos cuela un solo corrupto, la ciudad está condenada. Por eso Platón le da tanta importancia a la educación, que es el Estado. Los guardianes y gobernantes deben renunciar a tener familia y propiedades, para evitar la corrupción.
El modelo educativo de Platón es el siguiente: desde la infancia hasta los 20 años, gimnasia y arte. De aquí salen los guardianes (hombres o mujeres). Los productores no van a la escuela. Desde los 20 hasta los 30, los mejores estudiarán aritmética, astronomía, geometría y armonía; y de los 30 a los 35 estudian dialéctica. De los 35 a los 50 gobiernan la ciudad y a partir de los 50 se dedicarán a la enseñanza, el estudio…
El modelo ideal pensado por Platón es una aristocracia, definida como el gobierno de los mejores, pero ya en ‘La República’ Platón habla de las cuatro posibles enfermedades del Estado: cuando la aristocracia degenera y cede ante la ambición de los guardianes, se produce una timocracia, gobierno del temor. Si esta degenera, surge la oligarquía, donde unos pocos adinerados explotan a los demás. Ocurre a menudo que el pueblo se harta y toma el poder, produciéndose la democracia: en ella todo el mundo hace y dice lo que quiere, se igualan virtuosos y corruptos, ignorantes y sabios. En este clima se alza un “salvador”, suele ser un líder carismático y ambicioso que acaba corrompiéndolo todo: tiranía, degeneración política extrema. En el último diálogo de Platón, ‘Las leyes’, limita el poder de los gobernantes, llegando a afirmar que lo más importante eran las leyes que rigen la ciudad. Aquí confía más en la letra de la ley que en el buen hacer de los gobernantes.
Aristóteles
Introducción
Nació en el año 384 a.C en Estágira en la Calcídica. Su padre se convirtió en médico personal del rey de Macedonia, lo que supone que Aristóteles recibe una formación práctica. A los 17 años se traslada a Atenas a estudiar en la Academia de Platón, donde se queda como profesor de Lógica y Retórica hasta los 37 años. En el año 347 muere Platón y se supone que Aristóteles debía ocupar la dirección de la Academia, pero es elegido un sobrino de Platón. Filippo II, hijo de Amintos, amigo de Aristóteles, libera Grecia, con el recelo de los atenienses. Aristóteles abandona Atenas, acepta la invitación del tirano Hermias, que en Asso quería fundar un centro similar a la Academia, y allí permanece tres años. A la muerte de Hermias, se establece en Mitilene, estos años se dedica a estudiar la naturaleza, a observar y catalogar animales, y a reproducirse (tiene un hijo con una sobrina de Hermias). Se aleja de las posiciones platónicas. Filippo II pidió a Aristóteles que se encargara de la educación de su hijo Alejandro, con el que estuvo tres años. Aristóteles vuelve a Atenas y funda otra academia en los jardines del santuario de Apolo Likeis en el 355 a.C, el Liceo, donde estuvo 13 años (frenética actividad). Coincide con las conquistas militares de Alejandro Magno, a quien critica por sus pretensiones de divinidad y por distanciarse del modelo griego de polis. Muere Alejandro en el 323, con lo que el Partido Macedonio sufre los ataques del pueblo, siendo Aristóteles acusado de impío y para evitar lo que se denomina un segundo crimen para la filosofía, se retira a la isla de Eubea, donde muere al año siguiente de un cáncer de estómago.
Gran parte de su obra se ha perdido, sus manuscritos pasaron de mano en mano hasta que Andrónico de Rodas en el siglo I a.C ordenó los escritos y los clasificó por temas. Todos los diálogos están perdidos, se conservan los apuntes que dictaba en el Liceo. Algunas de sus obras desaparecieron en occidente pero reaparecen en versiones en árabe conservadas en Egipto o en Siria.
Teoría Metafísica
Ni Platón ni Aristóteles utilizaron la palabra metafísica. Fue Andrónico de Rodas el que al ordenar los libros puso unos escritos después de la física, lo que en griego se dice “Metà ta fisicà”. En estos escritos, Aristóteles habla de una ciencia general y la denomina filosofía primera, porque estudia los primeros principios y las primeras causas. Para Platón, la idea tiene un significado unívoco aunque muy rígido, mientras que los sofistas juegan al significado equívoco de las palabras. Aristóteles dirá que el Ser se dice de diversos modos (categorías) por analogía, pero todo se dice de algo que les otorga unidad, ese algo común es la sustancia. La sustancia o el sujeto sirve de soporte para los accidentes o categorías, que son las siguientes: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión; pero falta una. Si decimos que Juan es un hombre, o un roble es un árbol, incluimos la sustancia dentro de las categorías. Aristóteles explica que hay dos clases de sustancias: sustancias primeras, la cosa concreta, y las sustancias segundas, que son los géneros y las especies.
Mediante el hilemorfismo, Aristóteles aclara esta distinción, las sustancias segundas no poseen una existencia separada, pues sería admitir las ideas de Platón, sino que todo ser natural está compuesto de dos elementos: materia (hylé), aquello de lo que está hecha una cosa, y la forma (morphé) o ‘eidos’, es la esencia, lo universal, no está separada de las cosas sino presente en ellas informándolas.
Materia y forma no pueden existir por separado. Las primeras materias que nos encontramos son los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, a partir de ellas se forma la materia vegetal, orgánica, etc.
La forma es ontológicamente superior a la materia, porque ésta proporciona individualidad (un pino se diferencia de otro pino por la materia que posee), pero lo que le concede el ser es su forma.
Aristóteles resuelve el problema del cambio mediante el paso de la potencia al acto. Un ente puede ser algo en acto o en potencia (una bellota es un roble en potencia). Esto implica que el acto es anterior a la potencia, pues el acto está presente en la misma potencialidad, rompiendo el esquema lógico-temporal del antes y el después. Aristóteles llama acto puro a aquello que está acabado y terminado, por ejemplo, un motor inmóvil: ‘Es motor, pues atrae a toda la realidad, mueve como un fin al que tienden todas las cosas’.
Una causa es aquello que es necesario para explicar un proceso. Aristóteles no cree en la magia sino en la casualidad. Para él hay cuatro causas:
- Material.
- Formal.
- Agente.
- Final.
Las dos últimas en la naturaleza coinciden con la formal.
Cosmología
El cosmos es un sistema cerrado, finito, eterno y teleológicamente ordenado bajo un principio: ‘Todo lo que se mueve es movido por otro’. Así que debe haber una cadena de motores desde un primer motor inmóvil. Este motor inmóvil es acto puro, es el mundo el que tiende hacia él, al que atrae como su fin último. Por debajo del motor inmóvil está el motor que pone en movimiento la esfera de las esferas fijas, ésta mueve la esfera de Saturno, ésta la de Júpiter y así hasta la esfera lunar. Estas esferas están formadas de éter, que es la quinta esencia y su movimiento es circular.
Por debajo de la Luna se encuentra la Tierra, estática, en el centro, con los cuatro elementos que se han mezclado y buscan su lugar natural, por eso el agua y la tierra descienden, y el aire y el fuego ascienden. Aristóteles no comprende la inercia y hay que esperar hasta el modelo de Galileo (siglo XVI) para que se introduzca esto (matemáticas e inercia) y se sustituya la visión de Aristóteles sobre el mundo.
Teoría Ética
La ética es una ciencia práctica en la que no importa la teoría, sino que el individuo alcance la felicidad, a la que Aristóteles llama eudaimonia, aunque esto solo se logra en una ciudad feliz con una política justa. Las dos son ciencias prácticas, aunque es más importante la política. La ética de Aristóteles no distingue acciones buenas ni malas, sino alcanzar la perfección, la excelencia, y la facultad humana que nos diferencia del resto de los seres, la razón, el logos (el hombre es el único animal político, el único que tiene lenguaje y que puede decir lo que está bien y lo que está mal). Por ello, un ser humano no puede alcanzar una vida feliz si no dedica especial atención a su alma racional, porque el alma humana tiene una parte vegetativa y una sensitiva (animal), y la racional, propia del ser humano.
Aunque una vida feliz es aquella que tras haberla vivido uno se siente satisfecho, Aristóteles no cree que la felicidad sea un estado sino una actividad. El hombre es un animal de costumbres y si cultivamos las virtudes seremos felices. Aunque hay factores externos que no dependen de uno mismo y que si nos faltan nos hacen infelices, como la salud, los amigos, bienes y riquezas, son condiciones necesarias pero no suficientes. Además, están los factores internos, que se resumen en las virtudes éticas y dianoéticas.
La virtud ética se encuentra en el término medio entre dos extremos siempre viciosos, uno por defecto y otro por exceso. El término medio permite una conducta equilibrada que evita los excesos (veneno-farmakon-placebo). Sin embargo, no es posible dar recetas universales sobre este término medio, pues para cada cosa o situación el término medio es distinto. Es por esto que es muy difícil ser feliz, pues es posible errar de muchas maneras, hay muchas formas de ser infeliz, pero solo encontrando el punto justo para cada cosa o persona se es feliz.
La virtud ética repetida se convierte en un hábito y el hábito constituye el carácter, y este último es el que construye el destino.
Por último, están las virtudes dianoéticas, que son la prudencia y la sabiduría. La prudencia para encontrar la conducta virtuosa y la sabiduría para conocer tus límites. Son racionales, perfeccionan nuestro conocimiento y eso es lo que nos permite alcanzar la felicidad.
En última instancia, Aristóteles dice que hay una forma superior de felicidad que consiste en la vida contemplativa o de estudio. Con la economía resuelta. Esta vida no la pueden conseguir animales, niños o mujeres.