Diseño de Intervención Social
1. Contexto Metodológico
El diseño de intervención social se realiza en la fase de planificación dentro de la metodología que se utiliza cuando se interviene en un caso. Se trata de planificar las actuaciones partiendo del estudio y del diagnóstico para pasar posteriormente a la ejecución y evaluación del proceso de intervención. Estas etapas están interactuando continuamente y, sujetas a cambios. De esta forma, se pueden presentar situaciones nuevas en la persona, objeto de intervención social, que obligan a revisar el diagnóstico y, por tanto, la planificación y diseño de intervención social, alterando los resultados. La planificación es la realización de una acción deliberada en el proceso de intervención social, previendo los puntos a favor y en contra para la intervención y determinando los medios más idóneos para su realización. El diseño consiste en la plasmación, mediante un documento escrito, del plan de trabajo.
2. Realización del Diseño de Intervención Social
Reflejará cómo se pretende actuar ante la situación problemática diagnosticada. El diseño se ha de hacer siempre conociendo la realidad de la persona, sus posibilidades y su compromiso, fruto de un pacto entre el trabajador social y la persona. Un diseño se puede realizar en distintas situaciones:
- Desde la obligatoriedad, por presentar el usuario una problemática que así lo requiera.
- Desde la necesidad de cambio y apoyo profesional sentida por el usuario.
- Persuadido por el profesional, por considerar que hay problemáticas y objetivos que trabajar con la persona.
El grado de implicación del usuario da lugar a distintos tipos de diseño:
- Gran implicación del usuario: da lugar a diseños transparentes entre ambas partes, llamados contratos, donde la situación problema es abordada y reflexionada por ambos.
- Implicación parcial del usuario: se crean diseños consensuados, pero donde el profesional constata determinadas problemáticas no sentidas o reconocidas por el usuario.
- Escasa implicación del usuario: se crean diseños muy rígidos por el profesional. Hay muy poco reconocimiento de la problemática por parte del usuario.
El diseño no ha de ser nunca cerrado; no podemos hablar de un diseño tan perfecto que no precise ser revisado. El diseño siempre debe tener una vigencia determinada a partir de la fecha de su formulación (este período varía según la problemática), pues de lo contrario se puede caer en la cronificación de los problemas. Transcurrido el período de vigencia del diseño, se procede a su revisión:
- Si se cumplen los objetivos propuestos, se da por finalizado el caso.
- Si no es así, se valorarán los objetivos.
- Por último, puede que se necesite realizar un nuevo diseño con la misma persona para abordar otros problemas que se puedan presentar.
En el diseño se ha de constatar: nombre del usuario, fecha de inicio, número de expediente, trabajador social que lo realiza y número de diseño, ya que un mismo usuario puede tener varios diseños.
3. Fases del Diseño de Intervención Social
- Necesidades/problemas que motivan la intervención.
- Puntos de apoyo.
- Objetivos.
- Intervención del profesional.
- Compromiso del usuario.
- Recursos y prestaciones a utilizar.
- Indicadores de evaluación.
Estas fases nunca son cerradas ni el planteamiento de una puede cerrar el análisis del resto, es más, cualquier elemento que introduzcamos en una de ellas conlleva cambios en las demás.
3.1. Necesidades/Problemas que Motivan la Intervención
En esta fase se reflejan de manera esquemática las necesidades que presenta el usuario relacionadas con los problemas valorados en el diagnóstico y sobre los que se va a intervenir. Se valorarán los siguientes criterios:
- Urgencia de la intervención.
- Posible efectividad o estrategia de la acción.
- Carácter y política de la entidad de la que depende el Trabajo Social.
Al determinar los problemas sobre los que se va a intervenir se debe hacer de manera que resulte un diseño realista y realizable de acuerdo con los recursos y medios con los que contemos. Es conveniente reflexionar acerca del significado de “necesidad” que nos sitúa directamente en la acción, la movilización de la persona que siente la carencia y del profesional que puede apoyar en el proceso.
3.1.1. Tipologías de las Necesidades
- De mínimo vital, también llamadas primarias o básicas: imprescindibles para garantizar la existencia de la vida, relativas a la alimentación, vestido o alojamiento.
- De autonomía personal o necesidades secundarias: recogen dificultades personales para realizar actividades elementales, causadas por impedimentos físicos, psíquicos o culturales.
- De convivencia o sociales: vinculadas a una realidad y a un contexto histórico-social. También se recogerían en este apartado las relacionadas con el conocimiento o desconocimiento de recursos sociales y con la utilización del tiempo libre.
Otra tipología puede venir determinada por el sector de población al que va dirigida nuestra intervención. En esta fase podemos decir que se unifican necesidades/problemas. Básicamente la problemática aparece por la insatisfacción de la necesidad; si nuestra intervención la planteamos como preventiva, estaremos más cerca de la necesidad, y si es paliativa, estaríamos insertos en la problemática.
3.2. Puntos de Apoyo
No existe ninguna problemática en la que no haya aspectos positivos, considerando como tales todo aquello que puede ayudar o favorecer el cambio (apoyos familiares, capacidad de los usuarios para ajustarse a cambios o situaciones nuevas…).
3.3. Objetivos
Son uno de los elementos más importantes del diseño porque definen lo que queremos conseguir. Han de formularse de manera que puedan evaluarse y ver hasta qué punto se han conseguido. Se debe distinguir entre objetivos a corto y largo plazo, y dar prioridad a la acción más necesaria. Hay que consensuar con la persona a la que se dirige el diseño, pues los objetivos en Trabajo Social hacen referencia a la capacitación de los usuarios para superar sus necesidades y la solución de sus problemas. El fin es la superación de la situación-problema y la implicación del usuario en esa superación.
3.3.1. Clasificación de los Objetivos
- Generales: nos dan la visión global de hacia donde queremos llegar dándonos un marco de referencia a largo plazo que debe guiar toda la actuación profesional. Requieren unos plazos de consecución largos que pueden incluso llegar más allá de la duración de la intervención social.
- Operativos: hacen referencia a fines más inmediatos, y con la consecución de éstos se llegaría a la realización de los generales. Aluden a fases concretas para ir alcanzando esos objetivos generales a corto y medio plazo. Estos objetivos han de ser realistas y claros. Es conveniente fijar el plazo de consecución previsto de estos objetivos operativos. Este plazo ha de ser conocido y consensuado con el usuario con el fin de que asuma la responsabilidad que le corresponda y que estará muy relacionada con la fase que se refiere a sus compromisos.
- Objetivos-marco: son los que orientan toda la intervención pudiendo ser éstos:
- a) De prevención, para evitar riesgos.
- b) De modificación, en caso de que se haya producido un grave deterioro.
- c) De contención, si estamos a la espera de conseguir otros recursos o cambio de situación que suponga una solución acorde con el problema.
- Objetivos específicos: son muy similares a los operativos, pero con una visión menos pragmática.
3.4. Intervención del Profesional
Se trata del compromiso del trabajador social en el proceso de intervención. En el diseño es muy difícil programar las actuaciones de manera exhaustiva, pero el profesional ha de hacer un esfuerzo para reflejar su compromiso de trabajo. El usuario debe conocer en qué consiste nuestra función como profesionales y tener la oportunidad de pronunciarse si está de acuerdo con esas actividades.
3.5. Compromiso del Usuario
En esta fase el usuario se compromete a realizar determinadas acciones para conseguir la solución de sus problemas. Estos compromisos han de ser realistas, pues de lo contrario pueden crear frustración o incluso el abandono del usuario. Se puede comenzar con los compromisos más sencillos y gratificantes, lo que situará al usuario para comprometerse en el futuro con actividades de más envergadura. Es importante que el usuario se sienta partícipe y responsable de su propio proceso. También debemos tener en cuenta que un diseño de intervención social es un acuerdo entre el profesional y la persona.
3.5.1. Acuerdos y Negociaciones: Contratos
El contrato se define como la confrontación de los objetivos y el proyecto de intervención del trabajador social con los del usuario, exponiendo y negociando conjuntamente las opciones que se imponen a fin de conducir la acción hacia el cambio deseado. Estos acuerdos se dan cuando existe gran entendimiento entre el trabajador social y el usuario, pactando los compromisos de ambos para la solución de la situación-problema. Se trata de la situación idónea para conseguir una buena intervención.
Existen otro tipo de contratos, vinculados a intervenciones más directivas por parte del profesional, donde el usuario está obligado a cumplir unos mínimos establecidos vinculados, por ejemplo, a una prestación económica periódica (búsqueda de empleo, utilización de la prestación para mantenimiento familiar…). Estos acuerdos están diseñados desde el control que como profesionales debemos asumir en ocasiones, pero también suponen una oportunidad para llegar a otras negociaciones más abiertas y que el usuario tenga la oportunidad de recibir un apoyo social más allá de la mera prestación. Para que exista este proceso de negociación es necesario:
- Crear un clima de confianza, cordialidad y respeto mutuo.
- Establecer una relación clara, abierta y transparente.
- Encontrar la distancia profesional idónea y la implicación emocional adecuada.
- Conocer aquellos aspectos que están incidiendo en el malestar y tener claras las potencialidades y capacidades que la persona puede poner o está poniendo al servicio de su mejora.
3.6. Recursos y Prestaciones a Utilizar
Los recursos sociales son aquellos medios humanos, materiales, técnicos, financieros e institucionales de que se dota a sí misma una sociedad para hacer frente a las necesidades de sus individuos, grupos y comunidades en cuanto a miembros integrantes de ellas. En esta fase se enumerarán los recursos o prestaciones que se prevea utilizar en la intervención en función de las necesidades y problemas que se relacionaron y los objetivos propuestos. Para aplicar un recurso se necesita conocer la situación del usuario, ver si cuenta o no con apoyos y saber si la demanda es la real o encubre otro problema. El trabajador social ha de conocer muy bien los recursos existentes. Los recursos incluyen el potencial humano de los propios interesados, las estructuras del sector de trabajo que se trate y todo aquello que ofrece la sociedad globalmente para la solución de problemas sociales concretos. Así, se deben consignar todas las personas que intervendrán como educadores, mediadores, abogados…, en función del problema y la necesidad de intervención de los mismos, así como prestaciones, servicios, instituciones o actividades que se puedan gestionar o utilizar a lo largo de la intervención.
3.7. Indicadores de Valoración del Diseño de Intervención Social
Son los puntos de referencia que el profesional formula para verificar la idoneidad del diseño de intervención. Deben estar relacionados con los objetivos enumerados en el diseño y medirán el grado de cumplimiento de los mismos. Los indicadores se formulan para cada objetivo, pero es posible que un indicador pueda servir para varios.