San Agustín de Hipona
Los primeros intentos de unificar las creencias sobre el cristianismo buscaban crear una doctrina que diera cohesión a la comunidad de fieles, utilizando la razón para acercar el cristianismo a una sociedad muy influida por la tradición grecorromana. San Agustín consideraba que la razón estaba al servicio de la fe.
Aportaciones del cristianismo:
- Creacionismo: Un solo Dios crea de la nada.
- Fraternidad universal: Fundamento para una ética universal.
- Concepción lineal de la historia: En contraste con la concepción cíclica de los griegos.
Dostoyevsky afirmaba que Dios garantizaba una idea de bien absoluto; si Dios muere, el bien solo puede ser relativo.
Capacidades del alma según San Agustín:
- Memoria: Autoconciencia.
- Entendimiento: Conocer el orden del mundo y no dejarnos engañar por los estímulos sensibles.
- Voluntad: Superar las limitaciones que nos muestran las otras capacidades del alma.
Relación entre fe y razón en San Agustín:
- Para el creyente normal, la fe es suficiente.
- El sabio busca complementar la fe con la razón.
- La razón muestra sus limitaciones, y la fe ayuda a superarlas.
- La razón puede entender las verdades que la fe promete.
San Agustín propone la teoría de la iluminación mediante la fe: solo la luz divina que irradia sobre la realidad hace posible el conocimiento. A diferencia de Aristóteles, San Agustín considera que falta la causa material en la creación.
El problema del mal: Si Dios es omnibondadoso y omnipotente, ¿por qué existe el mal? San Agustín responde que el mal es la ausencia de bien. El libre albedrío permite elegir entre el bien y el mal, pero la verdadera libertad consiste en obedecer a Dios.
Historia: San Agustín propone una concepción lineal del tiempo, más próxima a la nuestra, que encaja con la idea de progreso ilustrado, de la cual somos deudores.
Escolástica y el Problema de los Universales
En el siglo XI, los cambios sociales hacen que verdades incuestionables hasta el momento necesiten ser explicadas. El siglo XII es el punto álgido de la disputa entre fe y razón.
- Argumentos a priori: Demuestran el efecto a partir de la causa.
- Argumentos a posteriori: Demuestran la causa a partir del efecto.
El problema de los universales gira en torno a si podemos o no hacer afirmaciones generales y absolutas sobre una realidad en la que solo vemos particulares.
- Realismo:
- Radical: Los universales existen por sí mismos.
- Moderado: Los universales no existen por sí mismos.
- Nominalismo: Los universales no existen, solo son palabras que usamos para agrupar particulares que se asemejan.
Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás considera que la razón es un instrumento al servicio de la fe. Ambos tienen territorios propios, con un espacio de confluencia en la demostración de la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.
Las cinco vías tomistas para demostrar la existencia de Dios son argumentos a posteriori que siguen este esquema:
- Un punto de partida (un hecho del mundo físico).
- Aplicación de dos principios lógicos: causalidad (todo tiene una causa) e imposibilidad de una cadena infinita de causas.
- Punto de llegada: un primer ser que es la explicación definitiva del hecho o aspecto del mundo del cual se parte.
Antropología tomista: El hombre está formado por cuerpo y alma en una unidad sustancial (esquema hilemórfico). El alma necesita del cuerpo para desarrollar sus capacidades, y es inmortal. Contrasta con Platón, para quien el hombre es una unión accidental de alma y cuerpo, siendo el cuerpo una jaula para el alma.
Ética tomista: Deudora de la tradición aristotélica, asume su intelectualismo, eudemonismo y carácter teleológico. Sin embargo, para Aristóteles la felicidad intelectual se consigue en este mundo, mientras que para Santo Tomás se consigue mediante la visión de Dios. Para Aristóteles, lo más propio del hombre es el uso de la razón, mientras que Santo Tomás considera que para llegar a la felicidad es necesario el amor. El fin teológico perfecciona al hombre como ser racional, pero por su cuenta no puede conseguirlo; necesita la gracia de Dios.
Política tomista: El régimen justo debe buscar el bien común (paz, moralidad, bienes necesarios para vivir) por encima del individual. El régimen más perfecto es la monarquía, aunque también son aceptables la aristocracia y la democracia. Sus variantes perversas son la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
Guillermo de Ockham y el Nominalismo
Navaja de Ockham: Principio metodológico que establece que, ante dos explicaciones de un mismo hecho, se debe escoger la más simple. Consecuencias: negación de los universales; solo con la existencia de los particulares basta para explicar la realidad.
Para el nominalismo, los universales son signos, palabras que utilizamos para nombrar entes particulares que se asemejan entre sí.
Ruptura entre fe y razón: La razón puede actuar libremente siempre que no se inmiscuya en asuntos teológicos.
Ley natural: Ockham no está de acuerdo con la concepción tomista de la ley natural como reflejo de la ley divina, ya que presupone la existencia de universales, que él niega. La ética tomista se basa en la razón, mientras que la de Ockham es voluntarista: a la idea de bien llegamos mediante la revelación, no mediante la razón.
Relación entre Iglesia y Estado
San Agustín habría sostenido la fusión de la Iglesia y el Estado bajo la subordinación del segundo a la primera si nos atenemos al mensaje de *Ciudad de Dios*. Sin embargo, el agustinismo político no tiene base suficiente en las teorías de Agustín, ya que teóricamente fe y razón deberían ser tan complementarias como religión y política. Pero recordemos que, según San Agustín, al creyente ordinario le basta con la fe, mientras que es el sabio el que quiere poner en juego el entendimiento y la razón. Con lo que la fe y el «amor» tendrían un papel más importante dentro de sus teorías que la razón y la política.
Texto sobre la relación entre razón, fe y religión: Un fragmento de *Summa Logicae* considera la lógica inservible en el ámbito de la razón. Un segundo fragmento, perteneciente al *Dialogus*, defiende el libre uso de la razón en cualquier campo salvo en teología, lo que no está condenado, y en ambos se aprecia una sana ruptura entre razón y fe.
Ockham y el problema de los universales: Niega la existencia de los universales y ridiculiza el primer fragmento. El segundo fragmento señala que aquello que nos empeñamos en denominar universales son en realidad entidades particulares que designamos bajo un mismo nombre. La negación de los universales es una consecuencia de su principio metodológico: la navaja de Ockham.
¿Se puede probar la voluntad libre? Una demostración racional está lejos de señalar si existe o no la voluntad libre. Intentar llevar a cabo dicha demostración implicaría postular la existencia de un universal, algo que Ockham niega. Podemos conocer por experiencia el antagonismo que la voluntad puede ofrecer en ocasiones a la razón, lo que supone un indicio de libertad.
Ockham defiende la polémica entre Iglesia y Estado: Aboga por la no intervención de la Iglesia en asuntos de Estado, con ambos poderes separados. Alude a que el poder estatal, el poder imperial, es anterior al poder del Papa y se apoya en los Evangelios. Sostiene que el Papa no debe tener poder temporal y delimita su campo de acción a las cuestiones no temporales: eternas y divinas. Acusa a la Iglesia de haber pervertido, de una manera u otra, las cuestiones del poder terrenal, no solo por intervenir en el gobierno, sino también por corromper a la audiencia.
Poder material y espiritual: Deben estar separados, provienen de un contexto distinto al actual y no se basan en principios democráticos similares a los de la política actual. Son susceptibles de ser votados en contra en nuestro sistema democrático. No hay evidencia de la verdadera existencia de Dios. La ley moral es beneficiosa para la comunidad y puede ser adoptada de forma laica dentro de la sociedad. Mandamientos como «no matar» evitan una serie de prejuicios de los que no se ha librado la religión, como la homofobia, el machismo y el aborto.