Vertient
Vertient Positivo
Comprensión y explicación de la vida como el trasfondo profundo de lo que todo surge. Utiliza como método la genealogía a través de la muerte de Dios, el superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno.
Vitalismo
Lo dionisíaco es la ebria aceptación de la vida, la exaltación desencadenada de los impulsos vitales. Lo dionisíaco busca el desenfreno pasional para lograr lo creativo, lo oscuro. Es en la efervescencia irreverente y desordenada, en la exaltación de las pasiones para alcanzar y superar las limitaciones que someten la verdadera plenitud humana, que se ubica en la irracionalidad humana. Se enfrenta a lo apolíneo: Apolo. Vitalismo es admitir que la vida en su esencialidad es producto del azar y del caos. Este vitalismo conduce a la crítica de la metafísica.
Vertient Negativo
Crítica de los conceptos de la religión, la filosofía y la moral.
Crítica de la Metafísica
Un dualismo ontológico al distinguir entre el mundo verdadero de lo permanente, captado por la razón y que es trascendente, y el mundo aparente de lo cambiante, captado por los sentidos y que es inmanente.
- Es una ontología estática porque considera al Ser como algo fijo e inmutable.
- La auténtica realidad, el Ser, no se deja ver tal como es en realidad en este mundo en donde todo es apariencia y falsedad de los sentidos.
- El Ser tiene un mundo propio.
Origen de la Escisión
Los prejuicios de los filósofos contra la vida fundamentan esta actitud de dividir lo real. Según Nietzsche, la metafísica no es más que la ficción por la que el hombre intenta escapar de su esencial contingencia. El ser humano inventa la ficción de la metafísica para escapar de la caducidad y dar a su existencia un significado infinito. No hay ningún mundo de Ideas eternas, sólo existe el mundo espacio-temporal experimentable por los sentidos. No existe un mundo aparente y un mundo verdadero sino el devenir constante del Ser creando y destruyendo el mundo. Debemos negar toda ontología que implique un menosprecio por la vida tal y como ella es.
Crítica al Conocimiento Conceptual y al Lenguaje
El lenguaje es el instrumento con el que la razón perpetúa el engaño de un mundo estable y fijo. Con el lenguaje nos referimos a distintas realidades mediante las mismas palabras, lo cual parece suponer que existen esencias universales comunes a todas esas realidades. Nietzsche propone un lenguaje que fomente y libere la capacidad simbólica de conferir sentido a las cosas. Este lenguaje tiene como base la metáfora. Nietzsche señala la estrecha relación del lenguaje con la metafísica estática y el conocimiento conceptual. La estructura gramatical de una lengua establece el campo de interpretación y las posibilidades de conceptualización del mundo. La metáfora es una verdadera perspectiva porque con ella se logra una integración de diversidades mediante el juego de las posibles interpretaciones.
Crítica a la Moral
Nietzsche indaga en el origen y evolución de los conceptos morales. Los que eran “malos” (plebeyos, esclavos, débiles) pasan a denominarse “buenos”, y los buenos (poderosos, nobles, aristócratas) son ahora los “malos”. Los plebeyos imponen sus valores sobre los nobles. Los judíos fueron, según Nietzsche, los que iniciaron esta transmutación de los valores, que después fue seguida por los cristianos.
Moral de los Señores
Es una moral caballeresca, propia de los espíritus elevados, la que ama la vida, el poder, la grandeza, el placer. Es la moral propia del superhombre, la del que quiere la muerte de Dios.
Moral de los Esclavos
Es la inversión de los valores: el dolor, la pequeñez, la humildad, la amabilidad… No crea estos valores, sino que los encuentra en sí mismo, por eso es pasiva. Representa la subversión de los valores que nace con el judaísmo y hereda el cristianismo. Que Nietzsche se oponga a la erradicación de los instintos no significa que esté proponiendo la vuelta al salvajismo moral.
Muerte de Dios
Crítica radical de la religión, la moral y la metafísica. Es la liberación de un gran peso que abruma al hombre: el peso de la idea de un más allá, de la trascendencia objetiva. Nietzsche llega al convencimiento de que la idea de Dios es lo que impide al hombre ser hombre, llegar a ser el superhombre. Dios es el gran obstáculo para que llegue el superhombre. La muerte de Dios significa que se han derrumbado los pilares que sostenían la tradición, la historia y la cultura de Occidente; una tradición y una cultura que se han apoyado en la idea de Dios. La muerte de Dios es fruto del modernismo. Sus raíces se encuentran en:
- Renacimiento: el antropocentrismo
- Racionalismo: la razón como fundamento de todo
- Ilustración: el poder del pueblo, no de Dios
- Positivismo: sólo la ciencia
El pensamiento resultante es que no hay lugar para Dios en la cultura moderna. Con la muerte de Dios se acaba la historia antigua y comienza una nueva historia, la verdadera historia. En ella, el hombre, liberado de mitologías y supersticiones, se puede convertir en creador de su propio destino, y llegar por fin a ser hombre. Con la metáfora de las tres transformaciones explica cómo el espíritu se convierte en:
- Camello: simboliza al hombre que se inclina ante la omnipotencia de Dios y ante la ley moral.
- León: simboliza el animal que destruye los valores establecidos.
- Niño: simboliza al hombre capaz de crear nuevos valores, de llegar a ser el superhombre.
Nihilismo
De “nihil”, nada, significa “no dar valor a nada” y se materializa en el tedio vital actual. Es una actitud vital y filosófica que niega todo valor a la existencia. Es una consecuencia de la muerte de Dios. Según Nietzsche, los supremos valores se devalúan. El nihilismo es la consecuencia de la ausencia de valores. Al dar muerte a Dios, se ha perdido el sentido de la orientación de nuestra existencia, de nuestra vida: estamos perdidos, sin brújula, en el desierto de la historia. Esta parte negativa exige dialécticamente una parte positiva: es negar para afirmar, destruir para crear, aniquilar para producir.
Voluntad de Poder
Para Nietzsche, la voluntad de poder es voluntad de crear, de alumbrar nuevos valores, voluntad de dar, voluntad de afirmar la diferencia. Es lucha de la vida por superarse a sí mismo constantemente. Todo esto exige una “transmutación de los valores”, que se favorezca la superación del ser humano, el superhombre.
1. Voluntad de Poder Reactiva (Negativa)
Es el poder de la impotencia, de los débiles. Tiene como punto de partida la negación del otro.
- Como voluntad de dominación: Se experimenta una necesidad de subordinados. Sólo representa al poder sin llegar a poseerlo: el poder le es siempre ajeno, exterior. Existe una separación entre el poder y su representación. Para subsanar sus complejos y sus insuficiencias, una persona de esta naturaleza reactiva puede urdir y tramar para hacerse con el poder máximo y ejercerlo despóticamente, pero no por eso adquiere el verdadero poder, sólo es una triste y falsa representación del poder. Pretende ejercerlo de forma continua: cuanto menos valioso se sienta, más dispuesto estará a abusar del otro, para crearse inútilmente la ficción de que es realmente poderoso.
- Como aparente sumisión: es un poder que se esconde, que entona un “yo no quiero nada para mí”. Habla el lenguaje del sacrificio, de la renuncia, pero no es sino un ardid para, de forma enmascarada y a través de la culpa, imponer su voluntad, previo vaciamiento de la del otro. Sólo puede afirmar su poder negando a los otros, pero deja de ser explícita y se convierte en implícita.
2. Voluntad de Poder Activa (Afirmativa)
Esta es la verdadera voluntad de poder realizada. El sujeto se afirma a sí mismo sin culpas, es decir, pone en juego la autoafirmación, la individualidad, la autoexpresión, el vitalismo y la creatividad. Para afirmar al otro es necesario antes haberse afirmado uno a sí mismo. Para Nietzsche, el «poder» en la voluntad de poder no es lo que se quiere, no es una meta y no pretende algo exterior, sino que lo que quiere es el libre pliegue de lo que es, su jubilosa autoexpresión. No es una voluntad que busque poder, sino que es el poder mismo el que posee voluntad: voluntad de crecimiento, de autoexpresión vital.
3. Eterno Retorno
Es la repetición, el ciclo que se ejecuta una y otra vez, sin que nada apunte hacia un estado final, o sin que haya posibilidad a ningún tipo de progreso o evolución lineal. La teleología aristotélica, el mundo platónico de las Ideas o el cielo prometido por los cristianos son creaciones conceptuales absurdas. Un presente eternamente repetido, una tierra con procesos que comienzan y terminan sin cesar: éste es el eterno retorno, que nos invita a permanecer fieles a nuestro tiempo, “fieles a la tierra”. El eterno retorno es un reflejo del deseo de eternidad del presente, de la voluntad de que todo permanezca. Es el sí infinito, eterno y absoluto al presente vivido, a la vida misma y a la existencia. Para que esta idea penetre en la sociedad y llegue al hombre es necesario la transmutación de los valores. Es un sí a la vida tan fuerte que no solo afirmas los valores de esta tierra, sino que deseas que se repitan eternamente. No se resigna a que se termine la vida. Parece ser un eterno ciclo de morir y vivir eternamente. Parece ser que esta vida hay que vivirla infinitas veces con cada dolor y con cada alegría.
Nueva Visión del Hombre: El Superhombre
: El superhombre tiene como función recobrar el sentido de la vida, pero sin ponerlo más allá del mundo, en el otro mundo transcendente a éste, sino en este; y por tanto, su misión tiene que ver con santificar la Tierra. La manera de conseguir esto es a través de un acto de voluntad. El superhombre es un héroe futuro; un filósofo por venir que comprenderá las grandes verdades de la muerte de Dios, y comprenderá cuál es la esencia de la vida; la voluntad de poder. Y a través de él podrá manifestarse la vida. Nietzsche se considera anunciador del superhombre. Y en este anunciar trata de preparar al mundo para su venida, y lo hace destruyendo los valores existentes de su cultura, que no son más que fruto de la decadencia. El superhombre experimenta una triple metamorfosis de su espíritu según se describe en el primer discurso de Zaratustra: 1. camello: animal sumiso, simboliza a los que se conforman con obedecer ciegamente. 2. León: el gran nihilista, símbolo de la negación de todos los valores tradicionales. 3. Niño: simboliza el vivir libre de prejuicios, la libertad absoluta. Los viejos valores racionales y suprasensibles son sustituidos por valores vitales y sensibles. El superhombre defiende la desigualdad, la jerarquía, el cambio, el experimento y el riesgo, frente a la igualdad, la seguridad, valores propios de la moral del “rebaño”.