Filosofía del Ser Humano: Marx, Nietzsche, Sartre y Beauvoir


La Concepción Marxista del Hombre

Karl Marx (1818-1883), filósofo, sociólogo y economista alemán, es el padre del marxismo, conocido por obras como «Manifiesto Comunista» y «El Capital». Marx defiende una concepción monista y materialista del ser humano, considerándolo un ser natural con diversas necesidades que se distingue de los animales por su capacidad de producir lo que necesita y transformar la naturaleza a través del trabajo.

Para Marx, la naturaleza humana no es fija ni acabada, sino que el hombre es un ser histórico y social que cambia con el tiempo. No existe una naturaleza humana que nos determine a vivir de una determinada manera; cada persona se define en un contexto histórico específico y mediante relaciones sociales y económicas determinadas. El ser humano necesita interactuar y transformar su entorno para vivir y realizarse, y es a través del trabajo que se dignifica y se diferencia de los animales.

¿Qué ocurre cuando ese trabajo, en lugar de convertirse en una fuente de valor, repercute negativamente al ser humano? La alienación ocurre cuando el trabajador es desposeído de su trabajo y su producto, que es apropiado por otro (el empresario), convirtiéndose el trabajador en una mercancía en el sistema capitalista. ¿Cuándo se produce alienación económica? Cuando los medios de producción están en régimen de propiedad privada. Este fenómeno genera frustración y tristeza en el trabajador, quien no se siente realizado como persona.

Marx identifica tres grandes épocas históricas: el mundo esclavista, el feudal y el capitalista. En todas, hay una injusticia fundamental, donde los productores de riqueza (esclavos, vasallos y trabajadores) son explotados por los beneficiarios (esclavistas, señores y empresarios). La producción de riqueza es colectiva, pero los beneficios se concentran en los dueños del capital, empobreciendo al trabajador tanto económica como espiritualmente.

Marx dice que la naturaleza del hombre se desarrollará cuando desaparezcan las diferencias económicas, origen de las demás desigualdades sociales y culturales. En una sociedad comunista, los hombres alcanzarán la auténtica libertad y se convertirán en verdaderos dueños de su destino.

La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental

Friedrich Nietzsche critica la concepción racionalista de nuestra cultura y la herencia ilustrada. Según él, tanto la razón como el ideal racionalista y humanista característicos de la cultura occidental han sido construcciones fantasmagóricas usadas como refugio ante el miedo a la vida. La cultura occidental ha idealizado al hombre racional que domina sus instintos y pasiones, un modelo anti-vital promovido por filósofos como Sócrates y Platón, y reforzado por la religión y la moral cristianas.

Nietzsche argumenta que las creencias en Dios, la moral y la metafísica son inconsistentes, nacidas del hombre débil que busca consuelo en el más allá. Al hablar de la «muerte de Dios», Nietzsche se refiere a la concepción según la cual el mundo tiene un orden y un sentido objetivos. El hombre se descubre como aquel que valora, aquel que da sentido. La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre.

Nietzsche propone el concepto del superhombre (Übermensch), un individuo que toma la vida como un juego: vive libremente, creando y destruyendo valores sin aferrarse a ninguno. El superhombre se siente libre y busca constantemente superarse a sí mismo.

Esta propuesta está ligada a una forma cíclica de entender el tiempo y la historia. El eterno retorno es, por lo tanto, una idea complementaria necesaria para que el proyecto de superhombre sea viable. Nietzsche intenta liberar al hombre de la preocupación por el pasado y el futuro, permitiéndole centrarse en el presente y actuar con auténtica libertad. En lugar de sacrificarse por un futuro mejor, el superhombre se dedica a vivir plenamente en el presente, creando y redefiniendo sus propios valores.

El Existencialismo de Sartre

En el siglo XX, el existencialismo, un movimiento filosófico, propone que nuestra naturaleza consiste en no tener una naturaleza. Esta corriente rechaza que haya una esencia de lo humano y sitúa la libertad como el valor más importante del ser humano. Desde su nacimiento, el ser humano es pura libertad, no es nada y puede serlo todo, formando su camino a través de sus decisiones.

Estamos obligados a ser libres y no podemos dejar de elegir. Hemos sido arrojados a la existencia sin orientación sobre quiénes debemos ser o cómo vivir. Esta libertad no elegida conlleva una dimensión trágica, ya que debemos resolverla cotidianamente en cada acción.

El existencialismo se centra en la existencia concreta y particular de cada persona, rechazando las abstracciones que distraen de la comprensión de quiénes somos. Para Sartre, la vida humana es un problema que da ventaja sobre otros seres vivos, ya que podemos elegir y definirnos.

Nuestra vida es un problema, pero esto nos da ventaja, ya que el resto de seres vivos no pueden elegirse.

En «El existencialismo es un humanismo», Sartre defiende que la libertad implica compromiso y responsabilidad. Aunque su filosofía es atea, no desprecia al ser humano; al contrario, al asumir que Dios no existe y que no hay un modelo de ser que tengamos que realizar es una manera de destacar la dignidad y la grandeza del ser humano, quien debe convertirse en el dueño de su propia vida.

Simone de Beauvoir: El Segundo Sexo

Simone de Beauvoir es reconocida por su análisis de la situación de la mujer, tradicionalmente relegada en la sociedad. En su obra, presenta a la mujer como «lo otro» en relación al varón, un «segundo sexo». Mientras el varón se define por su propio proyecto y función, la mujer se determina siempre desde el proyecto masculino.

Dentro del existencialismo, movimiento filosófico al que pertenecen Sartre y Beauvoir, el ser humano es visto como un proyecto orientado hacia un fin, lo que implica trascendencia. Si una persona renuncia a su propio proyecto y se somete a los proyectos de otros, se convierte en objeto y queda cosificada, permaneciendo en la inmanencia.

Beauvoir argumenta que las mujeres han sido arrinconadas en la inmanencia por un modelo de opresión patriarcal, impidiéndoles realizarse plenamente como seres humanos. En este modelo, lo femenino se asocia con pasividad, dependencia (del marido, del padre), emocionalidad y cuidados, negando a las mujeres la posibilidad de desarrollar un proyecto propio de vida.

Con la frase «No se nace mujer: llega una a serlo», Beauvoir destaca que la identidad femenina es una construcción cultural, no una consecuencia directa de la biología. Esto introduce la distinción entre sexo (biológico) y género (construcción social). Para cambiar esta situación, Beauvoir propone la igualdad legal entre hombres y mujeres, educar a las niñas en la autonomía y fomentar la independencia económica de las mujeres.

El Problema de las Relaciones Alma-Cuerpo

Entre los pensadores griegos encontramos ya las dos posturas filosóficas básicas:

  • Dualismo antropológico: el hombre se compone de dos realidades diferentes, el cuerpo y la mente. Estas dos realidades interactúan y producen todas las actividades humanas.
  • Monismo antropológico: el ser humano no es más que cuerpo, única realidad cuyos procesos físico-químicos dan lugar a todas las actividades que puede realizar aquél.

Uno de los máximos defensores de la postura dualista fue Platón, para el que:

  • El ser humano se compone de cuerpo y alma, pero el alma tiene absoluta prioridad sobre el cuerpo, ya que es la parte más noble del ser humano.
  • El cuerpo es solo el recipiente material del alma, a la que arrastra con sus pasiones, sus instintos animales y le conduce a errores en el conocimiento.
  • El alma humana es eterna, inmortal. Su unión con el cuerpo es transitoria: cuando una persona muere, su alma se desprende del cuerpo y accede a otra dimensión, en la que puede alcanzar el verdadero conocimiento. El alma vuelve a reencarnarse en un cuerpo.

Para Platón, el alma posee tres partes con virtudes:

1. Alma racional o nous en la que reside la facultad del conocimiento. Es inmortal (Sabiduría o prudencia) 2. Alma irascible o volitiva, de la que surgen las pasiones nobles (valor, voluntad, esperanza. Es mortal (Valentía) 3. Alma concupiscible o apetitiva, por la que surgen los apetitos y deseos corporales. Es mortal (Templanza). Virtud de conjunto: Justicia como armonía y equilibrio entre las tres partes del alma. El hilemorfismo de Aristóteles: las sustancias naturales están compuestas de materia y forma; esta doctrina es el hilemorfismo. El ser humano se da: -materia, la cual se corresponde con el cuerpo: sustancia material y contingente; – forma, que es el alma, aquello que lo mueve, que le da vida. Lo más determinante es el alma. Tres funciones del alma: 1. la vegetativa, propia de las plantas (presente en los animales y en el hombre). Ella es la causa de las funciones de nutrición, crecimiento o desarrollo y de reproducción. 2. la sensitiva, propia de los animales, nos permite tener sensaciones, apetito y movimiento. 3. la racional, exclusiva del ser humano, cuyas funciones son el entendimiento y la voluntad.

3.5 El helenismo
La última etapa de la civilización griega es la que se conoce como helenismo. El término “Helenismo” deriva del verbo “hellenizein”, que significa “hablar griego” o “actuar como griego”, tanto la lengua, como los modos civilizadores de Grecia, se diseminaron por toda la amplia zona atravesada por las tropas de Alejandro.

Sin embargo, el inicio del Helenismo podría remontarse perfectamente a la época de Filipo II, en concreto al año 338 a.C, año en que tuvo lugar la batalla de Queronea, acabando con la victoria del rey macedonio Filipo II sobre los ejércitos de Atenas y Tebas, lo que supuso el dominio de Macedonia sobre el mundo helénico. Tras la muerte de Filipo, su hijo, Alejandro Magno, continuó el proceso de expansión del imperio macedonio iniciado por su padre y en tan solo diez años logró acabar con el poder persa y extender sus conquistas; formó un vasto imperio que se extendía hasta la India, integrando en él culturas muy diversas. El modelo griego se fundió con otras formas de pensamiento y, por primera vez, surgió una nueva idea del mundo como un todo integrado en el que quedaba superada la distinción entre griegos y bárbaros.

Tras la muerte de Alejandro Magno, su imperio quedó dividido en diferentes reinos donde se impusieron regímenes autoritarios.

El gigantesco imperio creado por Alejandro Magno hizo surgir un nuevo tipo de individuo. Hasta entonces, el ideal político había sido la polis, ciudad independiente gobernada por sus ciudadanos; ahora, tras la muerte de Alejandro Magno, el ciudadano dejaba de participar en la política, pues estaba sometido a la voluntad del monarca.

Algunas consecuencias de este cambio de mentalidad fueron: • El nuevo individuo, alejado de la política, asume ante el Estado una actitud de desinterés. Por ejemplo, para Epicuro, el hombre sabio, si quiere ser feliz, no debe participar en política. • El hombre, antes considerado como un ser social, formando parte de la polis, es ahora visto como un individuo. De esta manera se descubre la individualidad humana • Surgen nuevos movimientos filosóficos, como el estoicismo o el epicureísmo, que defienden nuevos valores, entre los que destacan: -La libertad individual -La ausencia de ansiedad y dolores, tanto mentales como corporales -La autarquía, el autocontrol sobre la mente y el cuerpo, que nos faculta para ser dueños de nosotros mismos.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *