Presocráticos: En Busca del Arjé
Los primeros filósofos griegos, conocidos como presocráticos (siglo VI a.C.), se dedicaron a investigar el origen y la causa del cosmos, así como el elemento constitutivo de la naturaleza, denominado arjé. Surgieron diversas teorías en la búsqueda del arjé, clasificadas en monistas y pluralistas, materialistas y espiritualistas, concretas y abstractas, atomistas, entre otras. Estas indagaciones condujeron al escepticismo, donde los sofistas y Sócrates, contemporáneos entre sí, abandonaron las preguntas cosmológicas para centrarse en el ser humano y su entorno comunitario.
Sofistas: Relativismo y Escepticismo
- Los sofistas se consideraban poseedores de sabiduría, la cual enseñaban y transmitían.
- Sostenían que las normas morales y jurídicas eran convencionales y arbitrarias, producto de acuerdos entre las personas y relativas a la cultura y época de cada comunidad.
- Defendían el escepticismo, que consiste en no afirmar ni negar nada, argumentando la inexistencia de una verdad absoluta.
Sócrates: El Conocimiento y la Virtud
Sócrates, en contraste, afirmaba que el más sabio es aquel que reconoce su propia ignorancia y continúa investigando, sin creerse en posesión de la sabiduría. Identificaba la virtud con el saber: quien conoce el bien es capaz de practicarlo; quien no lo hace es por desconocimiento e ignorancia (intelectualismo moral). Además, postulaba la existencia de conceptos morales universales, idénticos en todas las personas y épocas. Según Sócrates, estos conceptos universales se alcanzan a través del diálogo racional (método inductivo, partiendo de diversas opiniones para llegar a una definición universal). Sócrates promovía la educación como medio para formar ciudadanos.
Platón: El Mundo de las Ideas
Platón, discípulo de Sócrates, desarrolló la teoría de las ideas, que distingue entre el mundo de la verdadera realidad (mundo de las ideas incorpóreas, universales, absolutas, necesarias, eternas e inmutables) y el mundo de la apariencia (mundo sensible, material, perceptible por los sentidos), que es una imitación del mundo de las ideas. En política, buscó la sociedad perfecta, donde la educación es fundamental, plasmada en La República, con un gobierno ideal de la aristocracia (los mejores, los más sabios), quienes conocen la idea del bien y de la justicia. Todas las obras de Platón están escritas en forma de diálogos, utilizando la dialéctica como método.
Aristóteles: Sistema Filosófico y Política
Aristóteles, el alumno más destacado de Platón, desarrolló un sistema filosófico original, crítico con Platón y muy diferente. Escribió numerosos tratados científicos y también abordó la política, defendiendo que el hombre es un animal político, determinado por naturaleza a la vida en sociedad, y que no puede alcanzar la virtud y la felicidad al margen de las leyes y la educación. Aristóteles atribuyó al Estado características realizables y adaptables a todos los pueblos, a diferencia de la utopía platónica. Consideraba que un gobierno es justo cuando se ejerce en beneficio de intereses comunes a gobernantes y gobernados, buscando el bien común.
Escuelas Helenísticas: La Búsqueda de la Felicidad
Tras la muerte de Aristóteles y Alejandro Magno, la filosofía se dividió en dos centros: Alejandría, más científica, y Atenas, enfocada en la búsqueda de la felicidad, con diversas escuelas:
- Epicureísmo: Epicuro consideraba que la finalidad de la vida humana es la búsqueda del placer como alejamiento del dolor, alcanzando la ataraxia (plena tranquilidad y ausencia de turbación). Para Epicuro, los principales placeres son los naturales, que tienen como objeto la salud del cuerpo y la tranquilidad espiritual.
- Estoicismo: El estoicismo sostiene que para alcanzar el bien y la felicidad hay que vivir conforme a la naturaleza, aceptando el orden universal divino y liberándose de las pasiones. Esto implica practicar la autarquía o independencia del exterior, la apatía o impasibilidad, y la ataraxia.
- Escepticismo: El escepticismo busca lograr la epoché, que consiste en suspender el asentimiento o la negación ante cualquier proposición, permaneciendo en la duda y considerando que no podemos alcanzar ningún conocimiento cierto y universal.
- Escuela Cínica: Representada por Antístenes y Diógenes, la escuela cínica defendía seguir la vida de los animales. Los cínicos despreciaban la civilización y opinaban que la felicidad se logra mediante una vida sencilla en armonía con la naturaleza.
Sócrates: El Método Mayéutico
Sócrates parte de la afirmación «solo sé que no sé nada», es decir, que para saber es imprescindible reconocer la propia ignorancia. Postuló la existencia de conceptos generales y universales, cuyo origen es la razón o logos. El concepto debe expresarse en una definición que recoja la esencia de aquello que se quiere conocer.
Según Sócrates, es posible conocer las esencias o definiciones porque los conceptos se encuentran en el alma humana. Por tanto, la tarea del educador es ayudar al discípulo a descubrir la verdad que reside en su interior. La mayéutica es el método por el cual Sócrates, mediante un diálogo de preguntas y respuestas, extrae del interior del discípulo el verdadero concepto del tema tratado. Ese concepto, aunque ignorado por el discípulo, es descubierto ante sus ojos como un contenido presente en su alma.
Sócrates da a luz conceptos que están dentro del discípulo. La labor socrática es ayudar a que el discípulo saque de sí mismo un conocimiento del que no es consciente.
Fases de la Mayéutica
1. Ironía o Fase Destructiva
En un primer momento, Sócrates busca rechazar los prejuicios e ideas previas del discípulo mediante preguntas sucesivas que dejan al alumno sin respuestas. Una vez que acepta que no sabe aquello que cree saber, Sócrates le ayuda a reconstruir el conocimiento desde nuevas bases.
2. Mayéutica o Proceso Constructivo
Continuando con las preguntas y respuestas, Sócrates guía al discípulo para que dé a luz una definición que él mismo descubre. Al final, el interlocutor descubre por sí mismo la definición correcta, el concepto universal, gracias a la orientación de Sócrates.