Filósofos Presocráticos: Atomistas, Armonistas, Milesios, Pitágoras, Heráclito y Parménides


El Atomismo: Leucipo y Demócrito

El atomismo, desarrollado en el siglo V a.C. en Abdera, tiene como máximos representantes a Leucipo, de quien no se conservan escritos, y su discípulo Demócrito, gracias a quien conocemos esta filosofía. Según ellos, el ser está compuesto por átomos, partículas indivisibles, eternas, indestructibles e ingeneradas, que son de la misma naturaleza y difieren solo en forma, tamaño, orden y posición.

Estas diferencias cuantitativas explican la variedad cualitativa percibida por los sentidos, y solo las sensaciones que informan sobre lo cuantitativo son objetivas.

El concepto de átomo está ligado al vacío, un no-ser o espacio que permite el movimiento de los átomos. Sin el vacío, el movimiento sería imposible. Así, los atomistas tratan de conciliar la lógica de Parménides con la experiencia sensible, retomando el monismo de los filósofos de Mileto, a diferencia del dualismo de los armonistas.

Para ellos, el movimiento de los átomos no requiere una fuerza externa ni una realidad diferente, como las teorías de Empédocles o Anaxágoras. El movimiento es eterno y propio de los átomos. Su visión del mundo es mecanicista y materialista, donde solo existen cuerpos en movimiento, con presión y choque. Por ello, los atomistas son considerados los primeros en presentar una visión materialista del universo, influyendo en filósofos materialistas posteriores, como Karl Marx.

Los Armonistas: Empédocles y Anaxágoras

Los «armonistas» son filósofos del siglo V a.C. que intentan conciliar las visiones opuestas de Heráclito y Parménides. Buscan respetar la coherencia lógica de Parménides, pero también aceptar la multiplicidad y el cambio que refleja la experiencia sensible.

Empédocles es el primero en esta línea, aceptando que el ser es indestructible y constante, pero rechazando su unidad e inmovilidad. Propone cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego) que, al unirse y separarse bajo la influencia de dos fuerzas opuestas, el amor y el odio, originan la multiplicidad y el cambio en un ciclo eterno.

Anaxágoras, amigo de Pericles y residente en Atenas, también intenta mantener la lógica de Parménides, negando solo la unidad del ser. Para él, no hay generación ni destrucción, solo mezcla y separación de sustancias. Estos «gérmenes» o «homeomerías» son eternos, indestructibles y cualitativamente diferentes. La cualidad predominante en una mezcla define la apariencia de la realidad.

Lo más destacado de Anaxágoras es su concepto del nous (inteligencia), una fuerza que organiza el universo y sus elementos, similar a la inteligencia humana.

Los Filósofos de Mileto

En el origen de la filosofía destacan tres figuras de Mileto: Tales, Anaximandro y Anaxímenes, quienes vivieron en el siglo VI a.C. en una ciudad griega de Asia Menor próspera en lo económico y cultural.

  • Tales considera que el arjé (principio de la naturaleza) es el agua.
  • Anaximandro, el apeiron (lo ilimitado).
  • Anaxímenes, el aire.

A pesar de que sus ideas pueden parecer antiguas y difíciles de entender, representan un cambio en el pensamiento, ya que intentan explicar la naturaleza sin recurrir a seres superiores, limitándose a lo que se puede observar. También demuestran la habilidad de abstraer una única realidad como fuente de la diversidad y el cambio en el universo.

Aunque asocian el arjé con elementos materiales, no necesariamente tienen una visión materialista. Por ejemplo, Tales sostiene que «todo está lleno de dioses», lo que Platón interpreta como un enfoque espiritual. Aristóteles también resalta la naturaleza del apeiron de Anaximandro, enfatizando que debe ser eterno e indestructible, y lo considera como algo divino y fundamental para todas las cosas.

Pitágoras y la Escuela Pitagórica

Para Pitágoras, el principio del universo (arjé) es el número, que representa la realidad detrás del mundo. Todo lo que ocurre es organizado y armónico, como en su idea de la “armonía de las esferas,» donde el Sol, la Luna y los planetas emiten un sonido único por sus órbitas. Sostiene que todos los eventos se repiten en ciclos, conocido como el eterno retorno, y que los fenómenos naturales siguen patrones cíclicos, repitiéndose en el mismo orden y con las mismas consecuencias.

Su visión del ser humano está influenciada por el orfismo, que dice que el alma es inmortal y tiene un origen divino. El alma, manchada por el pecado, se encarna en un cuerpo, considerado una prisión, y debe expiar su culpa para regresar a la divinidad. Si no se purifica antes de morir, se reencarna en otro cuerpo, humano o animal, según su comportamiento.

Para purificarse y recuperar su espiritualidad, el ser humano debe:

  • Practicar la ascesis para controlar los deseos.
  • Cultivar la gimnasia y la música por su regularidad.
  • Desarrollar el espíritu mediante las matemáticas y la filosofía.
  • Respetar el orden moral familiar y social.

Al seguir estas prácticas, el ser humano puede purificar su alma, alcanzar la felicidad eterna y liberarse de las reencarnaciones.

Heráclito y Parménides: Dos Visiones Opuestas

Heráclito y Parménides, filósofos del siglo V a.C., provienen de diferentes lugares: Heráclito de Éfeso en Asia Menor y Parménides de Elea, en la Magna Grecia. Aunque sus pensamientos son distintos, ambos marcan un cambio en la investigación sobre la naturaleza, preocupándose por encontrar el arjé y entender la verdadera realidad.

Heráclito, que confía en los sentidos, ve la realidad como movimiento y cambio constante, resumiendo su pensamiento en «Panta rei» («todo fluye»). Considera que nada permanece igual, y que la lucha entre opuestos, simbolizada por el fuego, es fundamental en su visión. Para él, el mundo no fue creado por dioses o humanos, sino que siempre ha existido como un fuego viviente.

Sin embargo, Parménides se apoya en la razón y considera que la variedad y el movimiento son engaños de los sentidos. Para él, la realidad es única, inmutable e idéntica a sí misma. Afirmando que «solo el ser es», sostiene que el ser es continuo, sin vacío, y que confiar en los sentidos lleva a la falsedad. En su obra «Sobre la naturaleza», revela que una diosa le mostró el camino de la verdad, subrayando que pensar y ser son lo mismo, rechazando la experiencia sensorial como fuente de conocimiento.

Diferencias Clave entre Heráclito y Parménides

  • Enfoque de la Realidad:
    • Heráclito: La realidad está en constante cambio y movimiento («Panta rei»).
    • Parménides: La realidad es única e inmutable; el movimiento es una ilusión.
  • Instrumentos de Conocimiento:
    • Heráclito: Se apoya en los sentidos.
    • Parménides: Defiende la razón como única vía a la verdad.
  • Naturaleza del Ser:
    • Heráclito: El ser es transformación y lucha entre opuestos.
    • Parménides: El ser es inmutable, indivisible y eterno.
  • Perspectiva sobre los Sentidos:
    • Heráclito: Confía en la experiencia sensorial.
    • Parménides: Desconfía de los sentidos, prefiere la razón.

Comparación entre Armonistas y Atomistas

Los armonistas y los atomistas tienen diferencias clave en sus filosofías:

  1. Los armonistas intentan unir las ideas de Heráclito y Parménides, aceptando la variedad en la experiencia, mientras que los atomistas creen que la realidad está formada por átomos indivisibles y cualitativamente iguales.
  2. Los armonistas utilizan fuerzas externas como el amor y el odio para explicar el movimiento, mientras que los atomistas creen que el movimiento es natural y ocurre en el vacío. El vacío es esencial para los atomistas, pero no se menciona en el pensamiento de los armonistas.
  3. La visión de los atomistas es mecanicista y materialista, enfocándose en cuerpos en movimiento, mientras que Anaxágoras, un armonista, introduce la idea del nous (inteligencia) como una fuerza organizadora en el universo.

En resumen, los armonistas combinan elementos diferentes y fuerzas externas para explicar el cambio, mientras que los atomistas se basan en átomos iguales que se mueven en el vacío, sin necesidad de fuerzas externas.

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