La Monarquía Hispánica: De los Reyes Católicos a los Austrias (1474-1700)
Los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Consolidación del Poder (1474-1516)
Isabel I de Castilla accedió al trono en 1479 tras vencer en la guerra de sucesión contra su sobrina Juana. El conflicto finalizó con el Tratado de Alcaçovas. Ese mismo año, Fernando II, su esposo, heredó la corona de Aragón. La unión de Castilla y Aragón fue meramente dinástica, resultado del matrimonio de sus reyes. Cada reino conservó sus leyes, instituciones y moneda; no hubo integración política ni territorial. Según la Concordia de Segovia (1475), ambos monarcas tenían igual poder y gobernaban conjuntamente. Sin embargo, el mayor peso demográfico, territorial y económico de Castilla le otorgó un papel hegemónico.
Los Reyes Católicos fortalecieron el poder real, estableciendo una monarquía autoritaria que se impuso sobre la nobleza. Se llevó a cabo una reorganización institucional, marcando la transición de un estado feudal a un Estado Moderno. Las reformas incluyeron:
- Reorganización de la Hacienda para aumentar los ingresos.
- Creación de un ejército permanente.
- Reorganización de la administración de justicia, con la creación de una nueva Chancillería.
- Fortalecimiento del Consejo Real, que se convirtió en el principal órgano de gobierno.
- Creación de consejos especializados en territorios o materias específicas.
- Creación de la Santa Hermandad para asegurar el orden público.
- Establecimiento del Tribunal de la Inquisición para perseguir a los falsos conversos y garantizar la unidad religiosa, tras la expulsión de los judíos.
- Control de los municipios a través de la figura del corregidor.
Estas reformas se implementaron principalmente en Castilla; en la Corona de Aragón apenas hubo cambios significativos.
1492: Un Año Clave en la Historia de España
La conquista del reino nazarí de Granada en 1492 supuso la incorporación a Castilla del último reino musulmán de la Península Ibérica. La guerra, iniciada en 1482, duró diez años. La primera fase se centró en la frontera oeste (Ronda, Málaga), seguida por la conquista del este (Baza, Almería). La última campaña fue el largo y costoso asedio de la ciudad de Granada. Las divisiones internas entre los musulmanes facilitaron la victoria castellana. Finalmente, el emir Boabdil negoció la rendición. El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos tomaron la ciudad, culminando la Reconquista.
La búsqueda de la unidad religiosa se completó con la expulsión de los judíos, decretada en marzo de 1492.
Ese mismo año, Cristóbal Colón, navegante genovés, convencido de la esfericidad de la Tierra, propuso llegar a Asia navegando hacia el oeste. Tras presentar su proyecto a Portugal y Castilla, los Reyes Católicos financiaron la expedición. Las Capitulaciones de Santa Fe establecieron los términos del acuerdo. Colón partió de Palos el 3 de agosto de 1492 y el 12 de octubre de 1492 llegó a la isla de Guanahaní (Bahamas), que denominó San Salvador. El reparto del Atlántico entre Castilla y Portugal se estableció en el Tratado de Tordesillas (1494). Colón realizó tres viajes más, explorando las costas de América Central y del Sur. Murió en 1506, creyendo que había llegado a Asia.
El Imperio de los Austrias: Carlos V y los Conflictos Europeos (1516-1556)
Con Carlos I (1516-1556) se inició la dinastía de los Habsburgo (o Austrias) en España. El nuevo rey llegó a España en 1517. Tras obtener fondos de las Cortes castellanas para su elección como emperador, abandonó el país, dejando como regente al Cardenal Adriano de Utrecht. Esto provocó la revuelta de las Comunidades de Castilla (1520-1522), que exigían el regreso del rey, la exclusión de extranjeros de cargos políticos y un mayor protagonismo de las Cortes. Los comuneros fueron derrotados en Villalar (1521), y sus líderes, Bravo, Padilla y Maldonado, ejecutados.
Paralelamente, estallaron las Germanías (1519-1523) en Valencia y Mallorca, un movimiento social de artesanos y comerciantes contra la nobleza, en un contexto de crisis económica. El levantamiento fue reprimido, reforzando el poder monárquico.
Carlos I heredó un vasto imperio territorial y, en 1519, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V. Esto lo convirtió en el monarca más poderoso de Europa. Su reinado se caracterizó por numerosas guerras:
- En defensa del cristianismo: contra los turcos otomanos (con éxitos y fracasos) y contra los príncipes alemanes protestantes. Aunque Carlos V logró victorias como la de Mühlberg (1547), la Paz de Augsburgo (1555) reconoció la división religiosa del Imperio.
- En defensa de su hegemonía en Europa: contra Francisco I de Francia, en cuatro guerras por el control de Italia, que culminaron con la victoria española y la incorporación del Milanesado.
Felipe II: Consolidación del Imperio y Nuevos Desafíos (1556-1598)
Felipe II inició su reinado en 1556. No heredó todos los territorios de su padre (Austria y el Imperio pasaron a su tío Fernando). Sin embargo, tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal, Felipe II, hijo de Isabel de Portugal, fue reconocido rey de Portugal en 1581 por las Cortes portuguesas. La anexión de Portugal significó la unión de toda la Península Ibérica y de sus imperios coloniales, creando un imperio «donde nunca se ponía el sol».
Con Felipe II, Castilla se convirtió en el centro del imperio, y se estableció la corte en Madrid. En los demás territorios, había virreyes o gobernadores. El gobierno se basaba en un sistema de consejos (territoriales o temáticos) que asesoraban al rey, quien tomaba las decisiones finales.
Los principales problemas internos de su reinado fueron:
- La rebelión de los moriscos en las Alpujarras granadinas, que terminó con su dispersión por Castilla.
- El conflicto foral con Aragón, motivado por el caso de Antonio Pérez.
En política exterior, Felipe II buscó mantener la hegemonía europea y defender el catolicismo. Sus principales acciones fueron:
- Detener el avance turco en la batalla de Lepanto (1571).
- Firmar la paz con Francia, tras la victoria en San Quintín (1557).
- Enfrentar la rebelión de los Países Bajos, causada por la difusión del calvinismo en las provincias del norte.
- Combatir la rivalidad con Inglaterra, que culminó con la derrota de la Armada Invencible (1588).