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Karen Horney fue una médica y psiquiatra alemana que desarrolló interesantes tesis en torno a las necesidades neuróticas. A diferencia de otros teóricos de su tiempo, Horney establecíó que la angustia en los seres humanos nace de las tensiones afectivas que se dan entre el niño y padres indiferentes o severos.
La misma Karen Horney vivíó durante su infancia varios episodios que la marcaron profundamente. Aunque hay evidencias de lo contrario, Horney sentía una profunda falta de afecto por parte de su padre, lo cual la llevó a refugiarse en el amor de su madre.
Pasó por algunas temporadas muy confusas durante su vida y esto la llevó al psicoanálisis. Una vez concluyó ese proceso y después de hacerse terapeuta ella misma, elaboró su teoría. En ella define 10 patrones de necesidades neuróticas, a partir de su experiencia clínica.
“Un perro hambriento sólo tiene fe en la carne”
-Antón Chéjov-
Raíces de los desarrollos neuróticos
Según, Horney, existen varias causas de los desarrollos neuróticos (Vallejo Orellana, 2002):
Dar y recibir afecto
- Asuntos alrededor de la autoevaluación y la autoafirmación.
Represión de la agresividad
Esto provocaría una angustia básica que representaría el núcleo de toda neurosis. Posee tres rasgos esenciales: indefensión, irracionalidad y el carácter de alerta de que algo no va bien dentro de nuestro Yo.
Intento de escape de la angustia a través de las racionalizaciones, las negaciones, las narcotizaciones (drogas, viajes, trabajo, compras), los escapes, las inhibiciones, el aislamiento social, las idealizaciones de sí mismo, etc.- El objetivo terapéutico era elevar la autoestima y el autocontrol del sujeto, evitando en el análisis aquellas interpretaciones que lastimaran su ego.
Las 10 necesidades neuróticas
Karen Horney indica que las necesidades neuróticas nacen de necesidades que inicialmente son completamente sanas.
Sin embargo, las vicisitudes de la vida hacen que se conviertan en demandas exageradas y distorsionadas, que terminan haciendo gran daño a quien las experimenta. Las 10 necesidades neuróticas, según Karen Horney, son las siguientes:
Necesidad neurótica de afecto
Es una de las necesidades neuróticas que se manifiesta como idealización del amor, en todos los terrenos.
La persona experimenta una profunda necesidad de recibir afecto y resiente hasta las más pequeñas muestras de indiferencia, desapego o rechazo.
Por eso mismo hace todo cuanto esté a su alcance para complacer a los demás y así ganar su afecto.
Puede ser capaz de llegar a sacrificios o acciones inverosímiles, con tal de lograr que las figuras amadas correspondan al afecto que él o ella le prodigan.
Necesidad neurótica de pareja
Está asociada con la necesidades neuróticas de afecto, pero en este caso se dirige exclusivamente a la pareja.
La persona cree que el amor la salvará, que le permitirá contar con alguien que le dé sentido a su vida y que tomará las riendas de todo aquello que anda mal. De esta forma la angustia que siente se verá reducida en gran parte.
Una vez más, el neurótico idealiza el amor y le otorga propiedades que van más allá de lo real.
Es común que se haga a la idea de que su problema no es esa expectativa desproporcionada frente al amor de pareja, sino que no ha logrado encontrar la pareja ideal para llegar a la plenitud. Y puede gastar toda su vida buscándola.
Necesidad neurótica de restricción
Quien experimenta esta necesidad neurótica se impone el mandato de poner grandes límites a sus deseos. Piensa que debe pedir poco, conformarse con poco y no aspirar a gran cosa en la vida. Es una especie de mecanismo de defensa contra la frustración.
Su consigna es: Si no deseas, nunca te vas a sentir frustrado
Necesidad neurótica de poder
Se expresa como un profundo deseo de controlar a los demás, de competir y de ser aquel que dice siempre la última palabra.
En este tipo de personas hay un gran rechazo e incomprensión frente a la debilidad de los demás, al tiempo que una gran exaltación a las conductas que muestran fortaleza o habilidad.
Se produce falta de respeto hacia los demás. También se observan retiradas por miedo al fracaso y una tendencia a renunciar a los deseos.
Existe una gran angustia por dominar a los demás
Necesidad neurótica de explotar a los demás
Corresponde a lo que comúnmente conocemos como personas egocéntricas. Piensan que los demás están ahí para ser utilizados por él.
Los otros les interesan solamente como instrumentos de sus propios deseos y necesidades
Quieren ser escuchados, pero no escuchan. Quieren ser amados, pero no aman. Y un largo etcétera.
También se da un profundo temor a ser explotado
Evalúa a los demás sólo como herramientas para su propio beneficio, sin embargo, procura que los demás no intenten utilizarlo ni explotarlo.
Necesidad neurótica de reconocimiento
Esta necesidad lleva a que una persona organice toda su vida en torno al “qué dirán” o “qué dicen” los otros.
Se preocupa irracionalmente por la apariencia, al punto en que puede meterse en líos para, por ejemplo, tener ropa de marca, o el mejor auto. Le aterra ser diferente o “salirse del rebaño”, porque no tolera la crítica.
La autoevaluación depende de la opinión de los demás y de la aceptación social. El sujeto valora a los demás dependiendo única y exclusivamente de su prestigio.
Necesidad neurótica de admiración
Es similar a la necesidad de reconocimiento, pero en este caso el énfasis no está en ser aprobado por los demás, sino que además demanda que los otros le exalten.
Quieren ser el primero que da la respuesta, el que más colabora, el que mejor cumple. Pero no lo hacen por una convicción sana, sino esperando que quienes le rodean le construyan un pequeño trono para reinar.
Necesidad neurótica de logro
Para quienes están angustiados y obsesionados con los logros, la competencia es el estado natural de la vida y el error o el fracaso nunca caben en la agenda.
Para ellos solo cuenta ser el número uno en todo y demeritan por completo a quienes no les otorguen el primer lugar. Lo suyo es pavonearse por lo magníficos que so
Necesidad neurótica de autosuficiencia
Es la necesidad de llevar la independencia a los extremos. Aquí ya no se trata de lograr la autonomía que todos debemos alcanzar, sino de no necesitar a los demás incluso cuando realmente los necesitan.
No quieren ayuda, porque temen depender
Necesidad neurótica de perfección
Da lugar a los típicos “perfecticos”, o sea, aquellas personas que no toleran un gramo de polvo sobre la alfombra.
Ante una equivocación propia o ajena, reaccionan como si se desplomara el mundo
No tienen la capacidad para aprender de los errores y mucho menos para reírse de sí mismos cuando fallan.