Géneros periodísticos de opinión
Los géneros de opinión son aquellos en los que el emisor interpreta unos hechos de actualidad mediante juicios valorativos. Estos géneros trabajan sobre las ideas, analizan hechos, y deducen causas y consecuencias. Los principales géneros periodísticos de opinión son el editorial, las cartas al director, el artículo y la columna.
Características de los géneros de opinión
Los géneros periodísticos de opinión constituyen una forma de argumentación y presentan, por tanto, características propias de este tipo de textos.
- Subjetividad, estilo personal y predominio de la función apelativa y expresiva.
- Empleo de la 1ª persona del singular.
- Uso de léxico valorativo.
- Uso de lenguaje figurado.
El editorial
El editorial es un texto de opinión sobre un tema de actualidad publicado en una página destacada y fija. Aparece sin firma, pues en él se manifiesta la línea de pensamiento del periódico sobre un asunto.
Cartas al director
Las cartas al director son escritos que los lectores envían a un periódico para expresar su opinión sobre una noticia, un tema de actualidad o un artículo publicado. Aparecen firmados y en una sección fija del periódico.
Artículo de opinión
El artículo de opinión es un texto periodístico en el que el autor emite valoraciones y opiniones sobre un tema concreto. El autor puede ser un periodista, un experto en la materia o un personaje conocido. Él elige la perspectiva desde la que se analiza el asunto, el nivel lingüístico con el que se dirige al receptor y el tono: erudito, irónico, crítico, humorístico, etc.
Columna
Una variedad del artículo de opinión es la columna, que consiste en un comentario personal sobre un asunto de actualidad que aparece siempre en el mismo lugar del periódico ocupando el tamaño de una columna. La columna es más breve que el artículo de opinión. Los columnistas suelen ser periodistas o escritores de prestigio que colaboran regularmente en el periódico
Contexto histórico
A pesar de los intentos regeneradores, el régimen de la Restauración no pudo resistir los numerosos problemas que aquejaban al país y tuvo su epílogo en la dictadura de Primo de Rivera, que antecedió a la proclamación de la nueva República.
De la dictadura de Primo de Rivera a la Guerra Civil
Cuando comenzó la década de 1920, España estaba lejos de superar sus problemas y, muy al contrario, el modelo de la Restauración mostraba su agotamiento. La crisis económica se agravaba, la conflictividad social iba en aumento y los nacionalistas incrementaban sus demandas de autogobierno. Así las cosas, se abrió paso la opción del “cirujano de hierro”, prosiguiendo con la frecuente metáfora médica, y en 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado e instauró una dictadura militar. Pronto esa opción se mostró superada y crecieron las voces que reclamaron su desaparición y responsabilizaron al rey Alfonso XIII ante la agresión que la dictadura había significado para el modelo parlamentario. Tras las elecciones de 1931 se proclamó la Segunda República, un régimen que pretendió materializar las propuestas más progresistas del regeneracionismo. Este régimen se encontró con la resistencia conservadora y con la deriva revolucionaria de la izquierda radical, además de tener que afrontar una coyuntura económica muy desfavorable en el contexto de la depresión ocasionada por la crisis de 1929. Por otro lado, en el escenario internacional, el auge de los totalitarismos amenazaba la supervivencia de las democracias parlamentarias. El programa de reformas de la República se consideró tan inaceptable para las clases dominantes del país como insuficiente para los partidos obreros, de modo que en apenas cinco años España vivió una guerra civil.
Novecentismo
Este movimiento se caracteriza por la preferencia por lo clásico y lo sereno frente a lo romántico y lo sentimental, y por su búsqueda de un arte puro, pulcro y equilibrado, que trata producir placer estético en la minoría intelectual que puede comprenderlo.
Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez es un caso aparte dentro del Novecentismo, en donde ejerció su magisterio. Su gran genialidad poética le llevó a cultivar diferentes temas y estilos.
Vanguardias
Los movimientos de vanguardia –o ismos- proponen una nueva forma de concebir el arte. El afán de originalidad y el rechazo de la tradición literaria les lleva a una experimentación constante: se presta atención a la distribución del texto sobre la página, a los espacios en blanco, a la tipografía. En poesía, se prefiere el verso libre y se tiende al hermetismo.
Las vanguardias en España
Ramón Gómez de la Serna, quien creó un ismo propio: el ramonismo, difundió las vanguardias en España. Lo más original de su obra son las greguerías. En España destacan:
- El ultraísmo. Se caracteriza por la ruptura del discurso lógico –conceden gran importancia a la metáfora- y por la renovación tipográfica. En esta tendencia se inscriben Guillermo de la Torre y Pedro Garfias.
- El creacionismo. Llega a España de la mano de Vicente Huidobro, quien aboga por el empleo de dos recursos: la superposición de imágenes y la creación del ritmo por medio de la disposición tipográfica del texto y la selección y posición de palabras. Fue cultivado por Gerardo Diego y Juan Larrea.
- El surrealismo. Pretende expresar el funcionamiento real del pensamiento sin que la razón, la moral o el arte ejerzan control alguno. Se emplean técnicas como la escritura automática, la reseña de los sueños, el “collage”… Se defienden formas de conocimiento relacionadas con la imaginación y el inconsciente. En España, el surrealismo se incorpora a partir de 1929 en las obras de la generación del 27.