Grados del conocimiento


3.2. Dualismo ontológico

 La convicción de que la verdad es necesaria para poder vivir en la ciudad al amparo de la justicia es un pensamiento de Sócrates, según el cual el ser humano puede hacer ciencia concebida como un conjunto de conocimientos universales, necesarios e inmutables.

Platón considera que si el ser humano puede alcanzar ese tipo de conocimientos es porque existen objetos reales que son  necesarios, universales e inmutables ya que, en caso contrario, el conocimiento científico carecería de valor, al no poseer un objeto del que fuera correspondencia. El autor realiza una identificación   entre   conocimiento, verdad y realidad.
De modo que a cada grado de realidad le corresponde un grado de conocimiento.

La teoría de las Ideas es el núcleo central de la filosofía platónica. Para Platón lo auténticamente real se identifica con lo estable, lo eterno, lo que no cambia. Por eso el autor defiende un dualismo ontológico ya que postula la existencia de dos tipos de realidades o mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible.

El mundo sensible es el mundo con un cambio constante y de la multiplicidad. Representa un nivel inferior de realidad. Este mundo consta de realidades particulares, que se pueden percibir a través de los sentidos.

En cambio, el mundo inteligible representa el nivel superior de realidad, de lo auténticamente real. Pues consta de realidades universales. Las Ideas son entidades inmateriales, absolutas,  inmutables y universales. Platón identifica la idea de Bien como la Idea suprema a la que da la máxima perfección y a la que concibe como la verdadera causa de todo cuanto existe; es la idea de Bien la que posibilita el conocimiento del resto de Ideas en tanto que participan de la idea de Bien, captables a través de la inteligencia. En la alegoría del Sol, el autor afirma que del mismo modo que el Sol ilumina los objetos sensibles haciéndolos visibles para el ojo, el Bien ilumina los objetos inteligibles haciéndolos visibles para el alma.

La idea de Bien desempeña también una función ética y política. A partir del intelectualismo moral socrático, teoría que defiende que quién actúa mal es porque no conoce el bien.

El mundo de las ideas aparece así como un mundo jerarquizado en forma de pirámide, donde en la cúspide se encuentra la idea del Bien, por debajo de esta la idea de Belleza y Justicia. Y en tercer lugar, las ideas matemáticas.

Las ideas existen independientemente del mundo físico.

4. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

 El eje central sobre el que descansa la teoría de la realidad platónica es precisamente sobre su teoría del conocimiento o epistemología.

Los pilares de la filosofía de Platón descansan sobre ciertos principios que, se relacionan estrechamente con la Teoría de las Ideas. Uno de estos principios es la distinción esencial entre dos ideas de conocimiento, que postulan dos tipos de realidades distintas.


El punto de partida de la metafísica platónica es de índole epistemológica, por lo que, si hay conocimiento sensible es porque hay objetos del conocimiento sensible; y si hay conocimiento intelectual es porque hay objetos del conocimiento intelectual.

Ahora bien, ¿en qué consiste para Platón el conocimiento?

Pues este la explica mediante la teoría de la reminiscencia. Platón afirma que el conocimiento auténtico que tiene como objeto las Ideas, es recuerdo (anamnesis). Afirma que el alma tiene una existencia anterior al cuerpo. De manera que antes que el alma estuviese encarnada en un cuerpo, permanecía en el mundo de las ideas, dedicándose allí a la pura contemplación. Pero cuando se encarnó en un cuerpo olvidó las Ideas. Así, en su vida terrenal el alma por los sentidos, percibe objetos sensibles, y dándose cuenta de que estos  son imperfectos, se acuerda de la perfección las ideas de las que esos objetos son copias. Los fenómenos sensibles no hacen sino despertar en nosotros lo que ya conocíamos, traer a la conciencia lo que estaba velado. Por eso, para Platón, conocer es recordar (anámnesis), lo ya aprendido.

También en necesario explicarlo mediante la dialéctica. La dialéctica es un método de conocimiento que consiste en avanzar en los razonamientos mediante la contraposición de tesis opuestas. Se trata de un diálogo entre posiciones contrarias.

Así iremos subiendo de nivel en nivel hasta llegar a la contemplación de la idea de Bien, fundamento de todo ser y de todo saber. A diferencia del método dialéctico que va de lo múltiple hacia la unidad, la matemática va con la unidad de los principios hacia lo múltiple, de lo general a lo particular. También se le llama, dialéctica descendente, en la que se analiza para cada idea superior qué ideas de rango inferior abarca.

4.1. Los grados de conocimiento: el símil de la línea

 El “pasaje de la línea dividida” Platón lo pretendíó conjugar en una sola teoría gnoseológica. Para ello, establece dos grandes niveles de conocimiento en función de los grados de ser: a cada grado de ser le hace corresponder un grado o nivel de conocimiento. Porque una cosa es el conocimiento del mundo sensible, al que llama opinión (dóxa) y otra el conocimiento del mundo inteligible, al que denomina ciencia (epistéme). Cada uno de estos niveles presenta a su vez dos divisiones.

El concepto de ciencia (episteme) se trata del tipo superior de conocimiento. Es un conocimiento de lo permanente, de lo universal, de la esencia de las cosas. Distingue Platón, a su vez dos grados de segundo orden:

Y en primer lugar, la inteligencia intuitiva o noûs que es el tipo superior de conocimiento, pues consiste en la captación racional e inmediata de las ideas. El tipo de ciencia al que da lugar este grado de conocimiento es la dialéctica y la filosofía. La dialéctica es la ciencia que conoce las ideas y sus relaciones jerárquicas.

La dialéctica es, el método que permite ir de lo sensible a lo inteligible. El entendimiento, en la noesis, deja de lado todos los elementos sensibles, captando las Ideas hasta la suprema: la Idea de Bien. A este momento se le denomina dialéctica ascendente.


La dialéctica descendente (Mito de la Caverna), consiste en partir de la Idea suprema o de Ideas generales para precisar el lugar concreto de una Idea sin recurrir para nada a la experiencia. Una vez alcanzada la sabiduría y la Idea de Bien, se puede ya dar razón de todas las cosas.

En segundo lugar, la Inteligencia discursiva o diánoia se trata del conocimiento racional que discurre yendo de un concepto a otro. Su objeto propio de conocimiento son los números, las figuras geométricas y las demostraciones matemáticas y lógicas. El tipo de ciencia al que da lugar es la matemática como conocimiento que va desde las hipótesis a las conclusiones.

No obstante, el concepto opinión (dóxa) se trata del conocimiento del mundo sensible. La opinión consiste en un grado de conocimiento inferior a la ciencia. La opinión puede ser verdadera o falsa, y es un conocimiento inestable porque trata de realidades cambiantes y no se funda en razones sólidas, sino en meras percepciones. Posee también dos niveles:

El primero es la creencia o pístis que se trata de un conocimiento a través de los sentidos de las cosas físicas, de las cosas naturales, perceptibles sensiblemente. Por ser conocimiento de cosas que no son más que copias de las ideas, se trata de un conocimiento imperfecto y que no puede ser sometido a demostración.

Y el segundo es la Imaginación o eikasía que es un conocimiento de las imágenes de las cosas sensibles. Tampoco de las ficciones de la imaginación podemos decir que sean verdaderas ni falsas.

Platón establece un paralelismo exacto entre los grados de ser y los grados de conocer.

6. ÉTICA PLATÓNICA. EL INTELECTUALISMO MORAL

 Platón insiste en la necesidad de que el ser humano se purifique mientras viva, puesto que, en caso contrario, se verá obligado a pasar por sucesivas encarnaciones en otros cuerpos, hasta conseguir esa purificación. Para ello, el autor recurre a diversos símiles como “el mito del carro alado”.

Platón pone de manifiesto que no todas las conductas son igualmente valiosas, como defendían los sofistas. Su preocupación fundamental es también, como en Sócrates, de carácter moral.

¿Cómo se purifica el ser humano?¿cómo ha de comportarse para librarse del ciclo de las transmigraciones? Como Platón piensa que en el ser humano existen tres almas diferentes, a la hora del comportamiento humano, afirma que el alma superior, que es la racional, debe someter y dirigir a las otras dos, la concupiscible y la irascible, y dedicarse a su actividad que es el conocimiento; sólo entonces se alcanzará la purificación del alma.

Así pues, el principio socrático está presente en la teoría platónica. La razón es el elemento fundamental en el ser humano y, por eso, el perfeccionamiento del ser humano consiste en que prevalezca en él el elemento racional sobre el pasional y el instintivo (concupiscible). Al desarrollarse el elemento racional, mediante la educación, se conocerá mejor el Bien y, por tanto, se obrará mejor. De esta forma Platón defiende el intelectualismo moral que estaba vigente en aquella época.


Sólo mediante la sabiduría se realiza el ser humano plenamente y alcanza la felicidad. Pero para dedicarse el ser humano a la contemplación necesita ser virtuoso, por lo menos en cierta medida. A diferencia de Sócrates, no existe una identificación total entre sabiduría y virtud. La virtud es necesaria para la sabiduría, pero no se identifica con ella.

La virtud necesaria para alcanzar la sabiduría consiste en que el alma racional domine a las almas irascible y concupiscible. Cuando esto ocurre, el ser humano camina hacia su perfección, aunque nunca lo consiga totalmente por el lastre material que le supone el cuerpo. La imagen del auriga que marcha en su carro tirado por dos caballos y que únicamente corre bien cuando los domina, ilustra muy bien la visión que del ser humano y su quehacer tiene Platón.

La justificación de que sólo la sabiduría puede perfeccionar al ser humano hay que encontrarla en su concepción de la idea de Bien. Ésta es la idea suprema, la idea que ocupa la cúspide en el mundo jerárquico de las ideas, y es la causa de todas las demás ideas y de todas las realidades de este mundo, “la causa de que todas las cosas posean esencia y existencia”. Consecuentemente, todas las ideas, y todas las realidades sensibles son buenas, llevan en sí mismas, según su rango jerárquico , huellas de la idea de Bien, que es su causa.

Por tanto, sólo cuando el ser humano , siguiendo el método de la dialéctica , llega a la captación de la idea misma de Bien , sólo entonces conoce de verdad qué es lo bueno , y si domina sus apetitos , puede obrar bien y convertirse en virtuoso.

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