Guerra de Independencia Española y Cortes de Cádiz: Orígenes, Desarrollo y Legado


La Guerra de Independencia Española: Antecedentes y Desarrollo

5.1. La Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra. El estallido de la Revolución Francesa (1789) motivó el giro de la política exterior española, entrando en guerra con Francia (Guerra de la Convención, 1793), con resultado de fracaso militar y diplomático. Tras la firma de la Paz de Basilea (1795), España volvía a su tradicional alianza con el país vecino (“Pactos de Familia”), plasmada en el Tratado de San Ildefonso (1796). La nueva situación conduce a sucesivas derrotas navales frente a la escuadra británica en San Vicente (1797) y Trafalgar (1805). En 1807, el Tratado de Fontainebleau autorizaba la entrada de los ejércitos franceses en España en su camino hacia Portugal, para asegurar el bloqueo continental contra Inglaterra.

Entre marzo y mayo de 1808, tres acontecimientos marcan el inicio de la Guerra de la Independencia, precipitando la crisis de la monarquía absoluta:

  • En marzo, el motín de Aranjuez, de carácter cortesano e inspirado por la nobleza, provocó la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando. Napoleón aprovechó la crisis monárquica para atraer a la familia real española a la ciudad francesa de Bayona con el objetivo de ofrecer el apoyo del emperador.
  • El dos de mayo, la población de Madrid se levantó contra los ejércitos franceses, cuando el resto de la familia real (infante Francisco de Paula) iba a ser escoltada hacia Francia, generando una cadena de levantamientos por todo el país. Murat, al frente del ejército francés, sofocó el levantamiento, reprimió con dureza a los rebeldes y se hizo cargo de la Junta de Gobierno.
  • Poco después, los días 5 y 6 de mayo, Napoleón consiguió que tanto el destronado Carlos IV como Fernando VII renunciasen a la corona española en su persona. Tras las abdicaciones de Bayona, Napoleón designa a su hermano José I (1808-1813) como nuevo rey de España.

El comienzo de la guerra, la abdicación de Fernando VII y el nombramiento de José I provocaron la división en dos bandos: afrancesados y patriotas.

Los primeros eran un grupo minoritario de la nobleza y burguesía que apoyó al gobierno de José I, quien se basó en los principios del liberalismo político con un programa de reformas para acabar con el Antiguo Régimen de forma gradual, plasmadas en una carta otorgada que conocemos como el Estatuto de Bayona.

Los patriotas defendieron los derechos de Fernando VII y actuaron frente al vacío de poder con la formación de juntas locales y regionales, iniciando la revolución liberal. Las juntas se reunieron en septiembre de 1808 en la Junta Suprema Central.

La Guerra de la Independencia tuvo dos vertientes: un conflicto civil entre afrancesados y patriotas, y un conflicto internacional dentro del enfrentamiento entre Francia y Gran Bretaña. Su desarrollo se produce con dos poderes simultáneos: el gobierno de José Bonaparte, por delegación de Napoleón, y el de la Junta Suprema Central, que no acepta la renuncia de los Borbones. Destacan tres fases:

  • Hasta finales de 1808: guerra abierta, con resistencia popular en forma de sitios (Gerona, Zaragoza). En julio de 1808, el ejército francés fue derrotado en la batalla de Bailén.
  • Finales de 1808 hasta 1812: se caracteriza por la hegemonía militar francesa y resistencia en forma de guerrillas, pequeñas partidas conocedoras del terreno que hostigaban a las tropas francesas.
  • 1812-1814: el despliegue de Napoleón en la campaña de Rusia a mediados de 1812 y la ofensiva angloespañola dirigida por Wellington dieron un giro a la guerra con las victorias de Ciudad Rodrigo y Los Arapiles (1812). Las tropas francesas abandonaron Madrid, batiéndose en retirada hasta las derrotas definitivas de Vitoria y San Marcial.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

5.2. Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812. El 1 de enero de 1810, la Junta Central Suprema convocó Cortes Generales y Extraordinarias del reino al tiempo que transfería los poderes a un Consejo de Regencia. La mayoría eran de ideología liberal, aunque también los había absolutistas o “serviles”, partidarios de mantener el Antiguo Régimen, y jovellanistas o ilustrados a favor de reformas no revolucionarias. El origen social de los diputados era muy diverso.

Las Cortes iniciaban las sesiones con un triple problema de legitimidad, representación y autoridad, y con un debate entre las dos grandes corrientes políticas: serviles o absolutistas y liberales. El primer logro de los liberales o doceañistas fue que se formara una única cámara de diputados frente a los absolutistas y reformistas que preferían mantener dos, una de las cuales representaría a los estamentos privilegiados. En la primera sesión, los diputados liberales aprobaron el principio de soberanía nacional. Así se ponía fin al absolutismo monárquico del Antiguo Régimen y comenzaba la revolución liberal.

La obra legislativa de las Cortes de Cádiz iba encaminada a la liquidación de la sociedad estamental y el ordenamiento del Antiguo Régimen mediante una serie de reformas socioeconómicas.

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