Guerra del opio causas y consecuencias


4. EL COMERCIO Y LA POLÍTICA COMERCIAL BRITÁNICA.
Colonialismo y expansión comercial.
El comercio exterior tuvo un papel destacado en las transformaciones de la economía británica, cuya evolución dependía de la trayectoria del Imperio colonial.
Hacía 1750 Inglaterra había desarrollado una fuerte industria exportadora de tejidos de lana de calidad con productos más baratos que sus vecinos europeos. Estos tejidos de lana constituían
más de la mitad del valor de las exportaciones inglesas.
Asimismo, la expansión colonialista británica en América, Asía y África amplío las posibilidades de sus comerciantes pudiendo exportar a Europa especias y el té del Lejano Oriente y los
productos de las Indias Occidentales (azúcar, algodón y tinturas. En la primera mitad del Siglo XVIII, el volumen de re exportaciones se incremento en un 90% y dicho comercio en mas del
doble. Estas re exportaciones británicas financiarán las compras británicas en el continente europeo además de ayudar a Londres a convertirse en el centro financiero del mundo.
La demanda tropical de los artículos de lana era limitada y la solución a los numerosos problemas que planteaba el equilibrio de la oferta y la demanda en el mercado internacional se encontró
desarrollando una compleja red mundial de transacciones comerciales centrada en Londres que englobaba a GB, África, Indias Occidentales, Oriente y Europa.
La industria algodonera era sin duda la que más dependía del comercio internacional de todas las que poseía Inglaterra, pues el algodón era la única mercancía que se vendía inmediatamente
en todo el mundo conocido además de depender de la red comercial internacional creada por los mercaderes británicos no sólo para sus mercados sino también para sus suministros de
materia prima.
Desde comienzos del Siglo XIX el comercio británico continuó su expansión de la mano de un renovado impulso del Imperio colonial. Un episodio clave para esta expansión comercial británica
en Asía fue el enfrentamiento con el Imperio chino que provocó las Guerras del Opio (1834-43 y 1856-60), cuyo enfrentamiento se dio a causa de la alta demanda de té, seda y porcelana en
Gran Bretaña y la baja demanda de mercancías británicas en China. Gran Bretaña tenía un gran déficit comercial con China y GB comenzó a exportar ilegalmente opio a la China desde la India
británica para contrarrestar su déficit en el XVII. El comercio del opio crecíó y el emperador chino prohibíó la venta y consumo de opio en 1829 a causa del gran numero de adictos esto originó
la reclamación británica de libertad comercial y como China se negaba a ceder tuvo lugar la intervención militar británica que provocó las Guerras del Opio. Inglaterra vencíó y obtuvo ventajas
recogidas en el Tratado de Nankin (1842):
– Apertura de cinco puertos donde comerciar libremente.
– Reparaciones y desmovilización a favor de Gran Bretaña por el opio confiscado, deudas de China a Inglaterra y por los costes de guerra.
– Cesión de Hong Kong.
En resumen, tal expansión comercial fue resultado de una buena economía nacional y del desarrollo del Imperio colonial; cabe destacar el comercio de esclavos abolido por el Parlamento en
sucesivas medidas en las tres primeras décadas del Siglo XIX y la propia esclavitud en 1834. Sin embargo, la trata de negros siguió existiendo ruante la primera mitad del Siglo XIX porque su
rentabilidad estaba asegurada por la fuerza de la demanda occidental de artículos producidos por esclavos (algodón, azúcar y café)
El comercio exterior y la política comercial.
La política comercial tradicional en Gran Bretaña respondía a los principios mercantilistas de defensa de la economía nacional frente a la competencia extranjera. Pero la innovación y el éxito
de la industrialización abrieron oportunidades de expansión y fomentaron una política menos restrictiva.
En 1823 se incia el librecambismo, se eliminan las prohibiciones de importación, los derechos prohibitivos y las primas a la exportación. Se redujo a niveles nominales algunas tasas que
recaían sobre materias primas de la industria británicas por lo que aumentó los costes de fabricación, A su vez, liberalizó las leyes de navegación (1849) para aumentar el comercio de las
colonias. Se permitíó entrar en las colonias en el terreno comercial internacional por propia iniciativa y siempre y cuando concediesen derechos preferentes a las mercancías británicas. En
cambio, con los países extranjeros se aplicó el principio de reciprocidad. A raíz de todo esto, Gran Bretaña utilizó sus tarifas aduaneras y aranceles fiscales y comenzó a negociar tratados con
la mayoría de sus rivales comerciales que abolían o igualaban las tarifas sobre una base de reciprocidad.
Pero el paso crucial hacia la liberalización comercial fue derogar de las leyes de cereales (Corn Laws) en 1846 gracias a una serie de cosechas deficientes en 1839 que impulsó a que se
ormase la Liga contra las Leyes del Grano, la cual argumentaba que los aranceles encarecían el precio de los alimentos por tanto el de los salarios; esta petición se vió favorecido por una
reforma del sufragio censitario que permitíó una mayor representación de las clases medias en el Parlamento y por el impacto que en 1845 causó la hambruna irlandesa.
Tras lo acontecido, la agricultura no se desplomó, los precios tendieron a bajar y el aumento de la población exigíó nuevas innovaciones técnicas. También cabe destacar al grupo de defensores
de liberalización comercial donde encontrábamos a A Smith y David Ricardo (economistas clásicos) que justificaron teóricamente la necesidad de establecer políticas de librecambio, es decir,
que dos naciones que se especializan en donde producen mucho y bien y comercializan producen más que si no lo hacen.


Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *