Hannah Arendt: Una Filósofa Influyente del Siglo XX
Hannah Arendt fue una filósofa, historiadora, politóloga, socióloga, profesora de universidad, escritora y teórica política alemana, posteriormente nacionalizada estadounidense, de religión judía. Aunque ella no se hacía llamar como tal, es considerada como una de las filósofas más influyentes del siglo XX.
Ideas Principales de Hannah Arendt sobre el Totalitarismo
- La destrucción de la individualidad conduce al éxito en la sumisión de masas.
- La psicología de masas puede explicar la marcha sin resistencia hacia la muerte.
- La pérdida de individualidad lleva a comportamientos automáticos y predecibles.
- El triunfo del sistema radica en convertir a las víctimas en marionetas sumisas antes de su ejecución.
Explicación del Pensamiento de Arendt sobre el Totalitarismo
Arendt realiza un análisis sobre la esencia del totalitarismo. El totalitarismo únicamente puede darse en una sociedad de individuos atomizados y toma cuerpo en el nacionalsocialismo y el régimen comunista soviético.
Tanto el nazismo como el estalinismo son ejemplos de sistemas totalitarios. La organización política del totalitarismo da lugar al hombre masa. Este es el conjunto de individuos humanos solitarios amalgamados que entregan su poder al poder falso ejercido por el dictador. Son movimientos de frustración de aquellos que se sienten aislados y marginados en la sociedad. Ofrece a estas personas un lugar en el mundo a cambio de una obediencia ciega y una lealtad incuestionable a su líder. Para su dominio hacen uso de la propaganda y del terror. La política invade todas las dimensiones de la vida, y los individuos quedan vacíos y en dependencia de la manipulación y extorsión.
La influencia de Heidegger y Jaspers fueron fundamentales en su pensamiento. Arendt se aparta del pensamiento marxista porque este inspira al régimen soviético. En la línea de Aristóteles, la autora defendió que el hombre es un animal político. Los griegos defendían las actividades propias de los seres humanos, en especial las referidas a los asuntos públicos.
Rechazó la tradición filosófico-política moderna. La noción misma del contrato social está mal planteada, ya que el ser humano por naturaleza se asocia con vistas a evitar determinados perjuicios. Arendt ha descrito al sujeto humano existente en el totalitarismo como individuo solitario y vacío.
El nazismo y el estalinismo se apoyaron en una interpretación rígida en la que los derechos de las personas no tienen ningún valor. La persecución de los enemigos del régimen se basa en un sistema en el que toda la población vive bajo la amenaza del terror. El control por parte del Estado crea un clima de inseguridad y desconfianza permanente que no solo aísla a los individuos, sino que condena a una perpetua soledad. La aspiración última del totalitarismo sería la de reducir a todas las personas a la sumisión y la obediencia. Se lograría así el poder total e ilimitado, pero para ello haría falta transformar a los seres humanos. Por eso los sistemas totalitarios aspiran a modificar la naturaleza humana, soñando con la «sociedad perfecta» profetizada por el líder.
Adolf Eichmann, como alto cargo del partido nazi, se encargó de organizar la deportación de millones de personas de origen judío. Tras la guerra logró huir a Argentina, pero posteriormente fue capturado y trasladado a Israel para ser juzgado por sus crímenes. Declaró que no sentía ningún odio, simplemente se había limitado a obedecer las órdenes de sus superiores. Los verdaderos responsables, según él, eran los que habían dictado las órdenes. Lo que llamó la atención de Arendt era que Eichmann no mentía. Realmente creía en lo que decía, lo que demuestra que nunca se había parado a pensar en las consecuencias de sus acciones.
A esto es a lo que Arendt se refiere cuando habla de la banalidad del mal, que explica cómo personas completamente normales pueden terminar cometiendo actos de inimaginable crueldad porque nunca se han parado a reflexionar sobre las órdenes que ejecutan.
Filosofía Contemporánea
El siglo XX es el siglo de las filosofías. En sus inicios, la filosofía analítica, que se extiende hasta nuestros días, se caracteriza por una actitud filosófica de tendencia empirista y atención al estudio del lenguaje. Frege y Russell son considerados sus representantes. El análisis del lenguaje lo realiza Wittgenstein.
Las dos guerras mundiales, los totalitarismos y el holocausto supusieron una crisis. Aparece el existencialismo, que reflexiona sobre el sentido de la existencia, protestaba contra la ruina del hombre, la despersonalización, el olvido de la singularidad, la autonomía y la responsabilidad. Suele hablarse de existencialismos: el existencialismo religioso, representado por Jaspers y Marcel, y el existencialismo ateo y pesimista, por Heidegger y Sartre. Dentro de esta corriente, Simone de Beauvoir recibió estudios de filosofía y letras en la Universidad de París, donde conoció a Jean Paul Sartre. Fue una filósofa de fuertes convicciones feministas y publicó El Segundo Sexo.
En 1920 surge en Alemania la Escuela de Frankfurt, corriente de inspiración marxista que propone una reflexión crítica sobre la sociedad postindustrial. Surge como crítica de la estructura represiva de la sociedad, que lleva a la deshumanización hasta no ser consciente de su alienación y falta de libertad. El proyecto de la ‘teoría crítica’ ha de estar al servicio de la transformación práctica de la sociedad. Los filósofos representativos son Horkheimer, Adorno, Marcuse y Habermas. Habermas mantiene el interés por la noción de la racionalidad y los postulados de la teoría crítica. La novedad de su pensamiento reside en la comunicación y el diálogo como formas de racionalidad.
Hannah Arendt se exilió en París cuando Hitler llegó al poder, pero luego se estableció en Nueva York. Se le conocía como ensayista política y crítica literaria. Publica en 1951 Los orígenes del totalitarismo. La autora divide su investigación en tres partes: antisemitismo, imperialismo y totalitarismo.
A finales del siglo XX, el mundo se caracteriza por la mundialización de la economía de mercado y sus recurrentes crisis, por las nuevas tecnologías, la inmigración, el multiculturalismo y la proliferación de movimientos como el feminismo, el ecologismo, el movimiento gay o antisistema. La filosofía posmoderna toma conciencia del fracaso de los ideales ilustrados, rechaza la sacralización, la razón, la verdad, la libertad o el progreso. Para Lyotard, en un mundo pluricultural solo caben los pequeños relatos.
En el primer tercio del siglo XX se asiste a un movimiento de renovación que intenta colocar la filosofía española a la altura de su tiempo. Unamuno y Ortega y Gasset compartieron temas de la existencia del ser humano, la vida y la historia. Con Ortega y Gasset surge la Escuela de Madrid, donde aparece María Zambrano.
Esta fue clave en el desarrollo del pensamiento contemporáneo español. Es una de las máximas representantes del grupo de las Sinsombrero de la Generación del 27. Su pensamiento parte de Ortega y Gasset y Zubiri, se le considera creadora de la ‘razón poética’, provocando un acercamiento entre literatura y filosofía.
La Escuela de Barcelona, donde destacan Xirau, D’Ors y Ferrater Mora, a partir de los sesenta produce una nueva revitalización de la filosofía española, que implica su total apertura a las corrientes europeas.