Hegemonía de Europa


LOS PROBLEMAS INTERNOS: LAS REBELIONES:


Hubo frecuentes conflictos sociales y enfrentamientos políticos muestra del descontento por la política imperial. La revuelta de los Comuneros fue un movimiento de los representantes de las ciudades en las Cortes contra los consejeros extranjeros de Carlos I y frente a una política imperial que terminaría perjudicándolos. El rey y la nobleza se aliaron hasta aplastar la sublevación; sus dirigentes tras la batalla fueron decapitados. En el reinado de Felipe II también hubo conflictos internos. En 1568 los moriscos de las Alpujarras granadinas se sublevaron. Al ser vencidos fueron expulsados de Granada y repartidos por Castilla. En Aragón estalló la rebelión por la defensa de los Fueros. Los aragoneses se negaron a la petición del Rey y éste mandó decapitar al Justicia.


LAS MINORÍAS RELIGIOSAS


Carlos I y Felipe II continuaron la unidad religiosa a través de dos instrumentos: el estatuto de limpieza de sangre y la Inquisición.
limpieza de sangre fueron el mecanismo de discriminación legal hacia las minorías españolas conversas bajo sospecha de practicar en secreto sus antiguas religiones. Su principal problema, y que causó el rechazo inicial por el papado, era el hecho de que presupónían que ni siquiera el bautismo lavaba los pecados de los individuos, algo completamente opuesto a la doctrina cristiana. Posteriormente, y para justificar una segregación de posiciones de poder (incluido el económico) que podían adquirirse durante la Colonización española de América los estatutos se emplearon para impedir que los españoles libremente pudiesen asentarse en las Américas, limitando su emigración

LA DECADENCIA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA


Esta crisis vino por la imposibilidad de mantener la hegemonía en Europa. El gobierno de los monarcas españoles del s.XVII se caracterizó por la figura del valido. Los validos más destacados fueron el Duque de Lerma con Felipe III y el Conde-Duque de Olivares con Felipe IV. La toma de decisiones la hacía directamente el valido. Felipe II legó a su hijo un gran Imperio y un gran ejército, pero Felipe III heredó también una deuda enorme y dos largas guerras. El cansancio y la grave situación de la Hacienda Real hicieron que el reinado de Felipe III fuera pacífico. Al final de su reinado se vio involucrado en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).


LA DECADENCIA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA


Esta crisis vino por la imposibilidad de mantener la hegemonía en Europa. El gobierno de los monarcas españoles del s.XVII se caracterizó por la figura del valido. Los validos más destacados fueron el Duque de Lerma con Felipe III y el Conde-Duque de Olivares con Felipe IV. La toma de decisiones la hacía directamente el valido. Felipe II legó a su hijo un gran Imperio y un gran ejército, pero Felipe III heredó también una deuda enorme y dos largas guerras. El cansancio y la grave situación de la Hacienda Real hicieron que el reinado de Felipe III fuera pacífico. Al final de su reinado se vio involucrado en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).

El acceso al trono de Felipe IV implicó un cambio en la política exterior y el ascenso del Conde-Duque de Olivares. Éste pretendía la restauración de la posición internacional de la monarquía. España combatíó en toda Europa, en los mares, y, en España. Este esfuerzo era necesario para mantener la superioridad del Imperio y habían surgido nuevas potencias: Francia, Inglaterra y Holanda.

La Paz de Westfalia puso fin a la Guerra de los Treinta Años y significó el fracaso de los Habsburgo. La guerra con Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos en y se saldó con una nueva derrota:

EL FINAL DE LA DINASTÍA


Felipe IV dejó como heredero a un niño de 4 años, Carlos II, de débil salud física y mental.
Se hizo cargo de la regencia su madre, que siguió empleando la figura del valido. Carlos II continuó también con el gobierno de los validos. La salud del rey convirtió la corte en escenario de continuas intrigas. La gestión del Duque de Medinaceli y del Conde de Oropesa se caracterizó por una constante voluntad de reformas. Un obstáculo fue las agresiones de la Francia de Luis XIV.
Una cuestión de mayor importancia se suscitó tanto en España como en Europa: la sucesión de Carlos II. Se crearon dos bandos con dos candidatos: el nieto de Luis XIV, Felipe de Anjou, y el hijo del emperador de Austria, Carlos de Austria. Los castellanos se inclinaron por la sucesión francesa pero en Aragón había hostilidad hacia Francia. Carlos II nombró heredero a Felipe de Anjou. Se formó una alianza anti-francesa y se desencadenó la Guerra de Sucesión de

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *