Historia de España: Cortes de Cádiz, Reinado de Fernando VII y Carlos IV


Las Cortes de Cádiz (1810-1814)

Las Juntas Provinciales y la Junta Central

Las Abdicaciones de Bayona habían creado un vacío de autoridad en la España ocupada. Pese a que los Borbones habían ordenado a las autoridades que se obedeciera al nuevo rey José I, muchos españoles se negaron a obedecer a una autoridad que se veía como ilegítima. Para llenar ese vacío y organizar la espontánea insurrección contra los franceses se organizaron Juntas Provinciales que asumieron la soberanía.

Las Juntas Provinciales sintieron desde un principio la necesidad de coordinarse. Así, en septiembre de 1808, se constituyó la Junta Central que, en ausencia del rey legítimo, asumió la totalidad de los poderes soberanos y se estableció como máximo órgano de gobierno. Fruto de esta nueva situación, la Junta Central convocó reunión de Cortes extraordinarias en Cádiz, acto que iniciaba claramente el proceso revolucionario. Finalmente, en enero de 1810, la Junta cedió el poder a una Regencia, lo que no paralizó la convocatoria de Cortes.

Las Cortes de Cádiz

Las sesiones de Cortes comenzaron el 24 de septiembre de 1810 en la isla de León (actual San Fernando) y muy pronto se formaron dos grupos de diputados:

  • Liberales: partidarios de reformas revolucionarias, inspiradas en los principios de la Revolución Francesa.
  • Absolutistas: partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen (monarquía absoluta, sociedad estamental, economía mercantilista).

La mayoría liberal, aprovechándose de la ausencia del rey, inició la primera revolución liberal burguesa en España, con dos objetivos: adoptar reformas que acabaran con las estructuras del Antiguo Régimen y aprobar una Constitución que cambiara el régimen político del país.

Estas fueron las principales reformas políticas, económicas, sociales y jurídicas adoptadas por las Cortes de Cádiz:

  • Libertad de imprenta (1810)
  • Abolición del régimen señorial: supresión de los señoríos jurisdiccionales, reminiscencia feudal. Sin embargo, la nobleza mantuvo la propiedad de casi todas sus tierras.
  • Supresión de la Inquisición (1813)
  • Abolición de los gremios. Libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación (1813)
  • Tímida desamortización de algunos bienes de la Iglesia.
  • Invención de la Lotería Nacional.

El Reinado de Fernando VII

La vuelta de Fernando VII a España, finalizada la Guerra de Independencia, supone el intento, por parte de los grupos privilegiados y de la monarquía tradicional, de volver de nuevo al Antiguo Régimen, revocando los principios liberales que se habían establecido en las Cortes de Cádiz. Se inicia así un periodo de pugna entre los defensores del pasado – personificados en la figura absolutista del rey- y los defensores de los nuevos cambios políticos y sociales, que recurren a las conspiraciones y a los levantamientos militares, alguno de ellos con éxito.

Podemos distinguir tres etapas en el reinado de Fernando VII:

  • 1814-1820. La vuelta del rey de su exilio francés y vuelta al absolutismo.
  • 1820-1823. Trienio Liberal. Un levantamiento militar consigue temporalmente la restitución de la Constitución de 1812, pero fracasa por la intervención francesa.
  • 1823-1833. Década Ominosa. Fuerte represión contra los liberales, aunque al final de su reinado Fernando VII necesita el apoyo de los grupos más moderados para su hija Isabel.

El Reinado de Carlos IV

La llegada al trono de Carlos IV (1788) casi coincide en el tiempo con el estallido de la Revolución Francesa, lo que provoca lógicamente consecuencias en España: freno a la política ilustrada, cierre de fronteras a las ideas revolucionarias y guerra contra Francia (1793-1795). El desastroso desarrollo de la guerra llevará sin embargo a España a situarse de nuevo en la órbita francesa, ya en esa época muy controlada por Napoleón (Tratado de San Ildefonso, 1796). La derrota naval de Trafalgar ante los ingleses (1805), el descontento popular y la fuerte oposición al Primer Ministro de Carlos IV, Godoy, provocan el Motín de Aranjuez (marzo de 1808) que supone no sólo la caída del favorito Godoy, sino también la abdicación al trono de Carlos IV en su hijo Fernando (Fernando VII). Todo esto lleva finalmente a Napoleón a decidirse por intervenir en la política española: por las Abdicaciones de Bayona (mayo de 1808) los Borbones renuncian al trono español, que será ocupado a partir de entonces por José Bonaparte, el hermano de Napoleón. Este acontecimiento, unido a la llegada de tropas francesas al país y a la enorme crisis de subsistencias existente, eran ya más de lo que podía soportar el pueblo español, provocando finalmente la sublevación de los madrileños (2 de mayo de 1808), paso previo a la Guerra de la Independencia.

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