La Reconquista
La Reconquista es el proceso histórico desarrollado durante la Edad Media por el que los núcleos cristianos del norte de la Península Ibérica fueron arrebatando a los musulmanes el territorio de Al-Andalus y repoblándolo. Comenzó en el 722 con la victoria cristiana de Don Pelayo en la batalla de Covadonga y se desarrolló durante ocho siglos en los que los cristianos fueron avanzando gradualmente de norte a sur. El siglo de mayor avance fue el XIII, tras la batalla de las Navas de Tolosa de 1212. Finalizó con la conquista del reino nazarí de Granada en 1492 por los Reyes Católicos.
Durante la Reconquista se fueron configurando los diferentes reinos cristianos peninsulares (Castilla, Portugal, Corona de Aragón y Navarra).
Reino de Pamplona/Navarra
El Reino de Pamplona fue un estado medieval cristiano surgido en la zona del Pirineo Occidental a comienzos del siglo X. Aunque su origen está en el núcleo vascón controlado por los Arista en el siglo IX, el reino se fundó en el 905 con Sancho Garcés I, quien logró la definitiva independencia frente a los musulmanes y expandió sus dominios a costa de estos por tierra Estella y parte de la actual Rioja. Estuvo gobernado por la dinastía Jimena y su momento de mayor esplendor lo tuvo bajo el reinado de Sancho III el Mayor (1004-1035), momento en el que además del territorio pamplonés, controlaba los condados de Castilla, Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. En el siglo XII (1162), bajo el reinado de Sancho VI el Sabio, pasó a denominarse Reino de Navarra y permaneció independiente, aunque gobernado por dinastías francesas (como los Evreux) hasta que fue conquistado por Castilla en 1512.
Sucesión de Sancho III el Mayor
La Sucesión de Sancho III el Mayor es un acontecimiento histórico producido en la Península Ibérica tras la muerte de Sancho III el Mayor (1004-1035), monarca con el que el reino de Pamplona alcanzó su mayor extensión al incorporar a los territorios heredados (la actual Navarra salvo la Ribera, Guipúzcoa, La Rioja y el condado de Aragón) los condados de Sobrarbe y Ribagorza, ganados a Al-Andalus, además del Condado de Castilla heredado a través de su mujer doña Mayor, y el control sobre el reino de León.
Este momento de esplendor acabó a su muerte, en 1035, ya que el reino se dividió entre sus hijos:
- García Sánchez III heredó el reino de Pamplona ampliado con parte del condado castellano.
- Fernando I heredó Castilla y posteriormente se convirtió en rey de León por vía matrimonial.
- Su hijo natural Gonzalo heredó los condados de Sobrarbe y Ribagorza.
- Ramiro I el condado de Aragón y, tras la muerte de Gonzalo, los de Sobrarbe y Ribagorza.
Batalla de las Navas de Tolosa
La Batalla de las Navas de Tolosa fue un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes que tuvo lugar en 1212, cerca de la localidad jienense del mismo nombre. El poderío almohade demostrado en las décadas precedentes llevó a los reinos de Castilla (Alfonso VIII), Navarra (Sancho VII) y Aragón (Pedro II) a coaligarse y enfrentarse, apoyados por caballeros franceses y portugueses, al ejército almohade, dirigido por Miramamolín. La victoria cristiana tuvo como consecuencia el fin del dominio almohade en la península, la división del territorio en nuevos reinos de taifas y el gran avance reconquistador del siglo XIII, que redujo el territorio musulmán al Reino Nazarí de Granada, conquistado por los Reyes Católicos en 1492.
Cortes Medievales
Las Cortes Medievales eran instituciones políticas de carácter estamental donde se reunían los representantes de los tres brazos o estamentos en los que se dividía la sociedad medieval: nobleza, clero y pueblo llano. Surgieron en León en el siglo XII, en Castilla y Aragón en el XIII y en Navarra en el XIV cuando los representantes de algunas ciudades y villas se sumaron a la curia regia (órgano consultivo compuesto por miembros de la alta nobleza y alto clero). Eran convocadas por el rey y su principal función era votar la aprobación de nuevos impuestos y presentar sus peticiones al monarca. En Aragón y Navarra tuvieron además durante la Edad Media determinadas funciones legislativas, aunque con el tiempo, perdieron poder.
Formación y Estructura de la Corona de Aragón
La Formación y Estructura de la Corona de Aragón es un proceso histórico iniciado en 1137, al casar el rey de Aragón Ramiro II el Monje a su hija Petronila con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. Esta unión dio lugar al nacimiento de la Corona de Aragón, cuyo primer rey fue Alfonso II, hijo de ambos. La Corona vivió una gran expansión en el siglo XIII, bajo el reinado de Jaime I el Conquistador, quien arrebató el reino de Valencia y el de Mallorca a los musulmanes. Posteriormente, la corona llegó a sumar importantes territorios en el Mediterráneo, como Sicilia, Cerdeña o Nápoles.
Al frente de cada territorio, existía un lugarteniente o representante del rey, ayudado por un Consejo. Además, desde el siglo XIII, Aragón, Valencia y Cataluña, contaron con unas Cortes estamentales que representaban a cada reino, votaban los impuestos y tenían cierta función legislativa. Más adelante se crearon delegaciones permanentes que representaban a las Cortes cuando no estaban reunidas. Recibieron el nombre de Diputaciones, salvo en Cataluña donde se llamó Generalitat.
Unión entre el Reino de Castilla y la Corona de Aragón
La Unión entre el Reino de Castilla y la Corona de Aragón es un acontecimiento histórico ocurrido durante el reinado de los Reyes Católicos (1479-1504). El matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en 1469, y el posterior ascenso al trono de sus respectivos reinos, dio origen a la Monarquía Hispánica. Se trató de una unión dinástica en la que cada reino conservó sus propias leyes e instituciones, lengua, costumbres, moneda y fronteras. Sin embargo, ambos monarcas actuaron conjuntamente en el gobierno de sus dominios y persiguieron objetivos comunes: la unidad peninsular, plasmado en la conquista de Granada y de Navarra, la unidad religiosa, que trataron de conseguir con la expulsión de los judíos y la conversión de los musulmanes y la instauración de una monarquía autoritaria, que afianzase su poder sobre la nobleza. La consecución de un estado moderno, fuerte y poderoso, se vio favorecida además por el descubrimiento de América durante su reinado y por una hábil política matrimonial con otros reinos que consiguió aislar a su principal rival, Francia.
Incorporación de Navarra a la Corona de Castilla
La Incorporación de Navarra a la Corona de Castilla es un acontecimiento histórico que tuvo lugar en las Cortes de Burgos de 1515, donde se decidió la anexión del Reino de Navarra a Castilla y el respeto a sus fueros e instituciones, que se mantuvieron prácticamente íntegras hasta la Ley de Fueros de 1841 (Ley Paccionada). El origen de la incorporación está en la conquista del reino, realizada en 1512 por un ejército mandado por el Duque de Alba y apoyado por un sector de la nobleza navarra (beaumonteses) enemistado con los monarcas, Juan de Albret y Catalina de Foix. La invasión se produjo por la firma del tratado de Blois, una alianza entre los reyes de Navarra y el rey de Francia, con el que Fernando el Católico mantenía una dura pugna por la hegemonía en Europa.
Expulsión de los Judíos
La Expulsión de los Judíos es un acontecimiento histórico que tuvo lugar en 1492 tras la aprobación por parte de los Reyes Católicos del Edicto de Expulsión, en el que se ordenaba a los judíos convertirse al cristianismo o abandonar sus reinos. Esta medida estuvo enmarcada dentro de la política de unidad religiosa desplegada por los Reyes Católicos y se vio facilitada por el odio popular hacia la económicamente poderosa minoría judía. Como consecuencia del decreto, unos 150000 judíos abandonaron Castilla y Aragón, refugiándose en diversos lugares del norte de África y del Imperio Turco. Su marcha significó la pérdida de un sector laborioso y emprendedor y tuvo consecuencias negativas en el desarrollo económico posterior.
Casa de Contratación
La Casa de Contratación fue una institución creada en 1503 por los Reyes Católicos con sede en Sevilla para gestionar los asuntos comerciales de las Indias. Entre sus funciones estaban la regulación del tráfico mercantil, la organización de las flotas comerciales y la fiscalización de las entradas de oro, plata y otras mercancías llegadas de las Indias, tanto pertenecientes a la Hacienda Real como a particulares. Tuvo además atribuciones judiciales en asuntos comerciales y actuó como escuela de navegación y de cartografía. En 1717 se trasladó a Cádiz y finalmente desapareció en 1790, cuando los borbones liberalizaron el comercio con América.
Herencia Territorial de Carlos I
La Herencia Territorial de Carlos I es el conjunto de territorios que heredó Carlos I, primer monarca de la casa de Austria de la monarquía hispánica. En 1516 heredó los territorios de sus abuelos maternos, los Reyes Católicos: la Corona de Aragón, que incluía el Reino de Nápoles, Cerdeña y Sicilia, y la Corona de Castilla, con Navarra, Canarias, algunas plazas en el norte de África y los territorios americanos recién descubiertos. Tres años más tarde, en 1519, recibió los territorios en Alemania y Austria de su abuelo paterno, Maximiliano de Austria, que le permitieron ser elegido emperador del Sacro Imperio en 1520 (Carlos V). Por otra parte, desde 1506, era el soberano de Flandes y del Franco Condado, territorios recibidos de su abuela paterna, María de Borgoña. Sobre esta amplia base territorial, se asentó la hegemonía de la monarquía hispánica durante el siglo XVI y parte del XVII.
Tratado de Cateau-Cambrésis
El Tratado de Cateau-Cambrésis fue un acuerdo de paz firmado entre los reyes Felipe II de España y Enrique II de Francia en 1559, tras las victorias españolas en las batallas de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558). En el mismo, Francia renunciaba a sus ambiciones en Italia, que quedaba mayoritariamente bajo control de España o de sus aliados. Además, ambos reinos se comprometían a trabajar juntos contra la llamada herejía protestante, lo que propició posteriormente las Guerras de religión de Francia. La paz se consolidó con el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois, hija de Enrique II. De esta manera, terminaba un largo periodo de conflictos entre ambas potencias y la monarquía hispánica se posicionaba como potencia hegemónica en Europa, situación que se vio reforzada por la incorporación de Portugal en 1580 y que se mantuvo hasta la derrota de España en la Guerra de los 30 años (1618-1648).