Paleografía: Concepto y Método
El objeto de estudio de la Paleografía se ha definido a lo largo del tiempo. Etimológicamente, el término deriva de los vocablos griegos palaios (antiguo) y graphei (escritura), y el sufijo -ía indica estudio o ciencia. Por lo tanto, podríamos definirla como la ciencia que estudia las escrituras antiguas.
Esta definición, hoy en día, se considera restrictiva (originalmente se refería solo a la escritura sobre materiales blandos y estaba ligada a textos medievales) e imprecisa (no siempre está claro qué se considera «antiguo»). En este sentido, la Paleografía sería una disciplina instrumental y auxiliar de otras ciencias, una mera Paleografía de lectura.
Jean Mallon, desde 1952, reivindica una paleografía global, definiéndola como la ciencia que se ocupa de los monumentos gráficos de todo tipo y naturaleza de modo global, con metodología propia y plena autonomía.
Actualmente, Armando Petrucci, considerando su desarrollo histórico, la define como la ciencia que estudia la historia de la escritura en sus diferentes fases, las técnicas empleadas para escribir en las diversas épocas, el proceso de producción de los testimonios escritos y los productos mismos de tal proceso (libros, inscripciones, cartas, etc.). Es decir, una auténtica historia de la cultura escrita que se ocupa de:
- Las características formales
- La historia de la producción
- Los usos formales de la escritura
- Los testimonios escritos
En nuestro ámbito cultural, los precursores de esta ciencia fueron los humanistas italianos, principalmente Francesco Petrarca.
El primero en abordar la Paleografía científicamente fue el benedictino francés Jean Mabillon, en su obra De re diplomatica libri sex. Para rebatir las tesis del jesuita Daniel van Papenbroeck sobre la autenticidad de unos documentos merovingios, realizó una verdadera exposición doctrinal, aunque no le dio nombre ni autonomía a la Paleografía, considerándola parte de la Diplomática.
Otro monje benedictino de la abadía de Saint Germain des Prés de París, Bernard de Montfaucon, fue el primero en usar el término «Paleografía» en su obra Paleographia Graeca… (1708), donde estudió la génesis y tipología de la escritura griega. Aunque el término no sea el más adecuado, la tradición lo ha impuesto.
Inicialmente, la Paleografía se orientó a la lectura, transcripción, datación, identificación y clasificación de escrituras. Mantuvo su vínculo auxiliar con la Diplomática y se caracterizó por un gran interés en las nomenclaturas y clasificaciones.
También se convirtió en una técnica auxiliar de la Historia, al permitir la lectura de textos escritos mediante la transliteración mecánica de un estilo gráfico a otro. Coexistían:
- Paleografía de la lectura: Un medio para leer escrituras difíciles e inusuales.
- Paleografía de análisis: Determinaba las características de las escrituras para su identificación, clasificación, adscripción cronológica y geográfica, y la naturaleza del texto.
Estas disciplinas surgieron por circunstancias sociales que plantearon su utilidad y la necesidad de crear ambos cuerpos disciplinares. Generalmente, los pleitos de los siglos XVII, donde era necesario demostrar derechos, impulsaron ambos conocimientos.
En España, el desarrollo de la Paleografía estuvo ligado a la Ilustración y la incorporación de bienes señoriales al realengo, lo que impulsó el estudio y transcripción de documentos antiguos para certificar la propiedad de tierras en litigio.
Aunque la doctrina de Mabillon fue ampliamente seguida, algunos, como Scipione Maffei, autor de Historia diplomática…, se inclinaron hacia una Paleografía que consideraba los testimonios escritos (libros, documentos) como productos de la actividad humana, condicionados por los usos sociales. Maffei veía la Paleografía como una Historia de la Escritura.
A pesar de ello, durante el siglo XIX persistieron los hábitos erudito-positivistas-descriptivos. Este siglo vio la creación de institutos de investigación histórica, como la École des Chartes (1821) para formar archiveros y bibliotecarios tras la Revolución Francesa, y la aparición de grandes colecciones documentales y la aplicación de la fotografía a la reproducción de facsímiles. En España se creó la Escuela Superior de Diplomática (1856).
Paleografía como Ciencia
En las primeras décadas del siglo XX, la Paleografía avanzó notablemente.
- Ludwig Traube (1861-1907): Filólogo alemán que relacionó la Paleografía con la historia de la cultura.
- Luigi Schiaparelli: Desarrolló conceptos y principios teóricos base de la investigación paleográfica moderna, como la idea de la escritura como hecho global.
A partir de los años cuarenta, la disciplina evolucionó significativamente. La primera gran renovación la impulsó Jean Mallon con su obra Paleographie Romaine (1952), que otorgó a la Paleografía la condición de ciencia autónoma y amplió su campo de acción al definirla como: «Ciencia de los objetos escritos considerados en todo el conjunto de sus caracteres, con independencia del material escriptorio empleado en aquellos».