Abraham: El Hombre de Fe
Abraham, un pastor que vivía en Ur con su esposa Sara y sus rebaños, habitaba en una sociedad politeísta. Dios le prometió que sería padre de un gran pueblo y cambió su nombre de Abram a Abraham. Abraham creyó en la promesa divina.
Isaac: El Hijo de la Promesa
Abraham, en un principio, consideró a Ismael, su hijo con la esclava Agar, como su descendencia. Sin embargo, Dios le prometió a Abraham y Sara un hijo llamado Isaac. La promesa se cumplió, premiando la fe inquebrantable del patriarca. Dios, para probar su fe, le pidió a Abraham que sacrificara a Isaac en un holocausto, y Abraham obedeció.
Jacob y el Pueblo de Israel
Isaac se casó con Rebeca y tuvieron dos hijos gemelos: Esaú, valiente y fuerte, preferido por su padre, y Jacob. Ambos crecieron con la fe transmitida por su padre, basada en la promesa divina.
José: El Soñador
Jacob (ahora llamado Israel) amaba profundamente a José, su hijo predilecto, lo que generó el odio de sus hermanos. Estos, en un principio, planearon matarlo, pero finalmente lo vendieron a una caravana que se dirigía a Egipto.
Patriarcas del Pueblo de Israel
La historia de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob (Israel) se desarrolla alrededor del año 2000 a.C. en Asia. Abraham, considerado el padre de la fe, recibió la promesa de una descendencia numerosa. Isaac, esposo de Rebeca, fue el hijo de la promesa. José, el hijo preferido de Jacob, fue vendido a Egipto.
La Esclavitud en Egipto
Alrededor del año 1300 a.C., el faraón egipcio sometió a los israelitas a la esclavitud, imponiéndoles trabajos forzosos y condiciones inhumanas. Además, decretó la muerte de todos los hijos varones de los israelitas.
Un día, un niño israelita fue abandonado en una cesta en el río Nilo. La hija del faraón lo rescató, lo llamó Moisés (que significa «rescatado de las aguas») y lo crio en la corte. Moisés, ya adulto, mató a un capataz egipcio que maltrataba a un esclavo y huyó del palacio.
La Elección de Moisés
Un día, Moisés encontró una zarza ardiente que no se consumía. Desde la zarza, Dios lo llamó por su nombre. Dios se presentó como el Dios de sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, y le encomendó la misión de liberar al pueblo de Israel de la esclavitud. Moisés, a pesar de sus dudas iniciales, creyó en las palabras de Dios.
La Pascua
Moisés pidió al faraón que liberara al pueblo de Israel, pero este se negó. Entonces, Dios envió diez plagas sobre Egipto. Finalmente, Dios ordenó a los israelitas que sacrificaran un cordero, marcaran sus puertas con su sangre y lo comieran. Esa noche, Dios pasó por Egipto y mató a todos los primogénitos, tanto de hombres como de animales.
El Paso del Mar Rojo
La Pascua, que significa «paso», marcó la salida de los israelitas de la esclavitud hacia la libertad, guiados por Moisés. El faraón, arrepentido, envió a su ejército para perseguirlos. Cuando los israelitas llegaron al Mar Rojo, se encontraron sin escapatoria. Sin embargo, Moisés, confiando en Dios, extendió su mano, y un fuerte viento abrió las aguas del mar, permitiendo que los israelitas cruzaran a salvo. Luego, las aguas se cerraron, ahogando al ejército egipcio.
El Éxodo: El Pueblo Camina por el Desierto
Los israelitas caminaron durante cuarenta años por el desierto, enfrentando numerosas dificultades.
La Alianza del Sinaí
Al llegar al Monte Sinaí, Dios habló con Moisés y el pueblo aceptó la alianza. Como señal de esta alianza, Dios entregó a Moisés dos tablas de piedra con los Diez Mandamientos, también conocidos como el Decálogo. Moisés, en agradecimiento, ofreció un sacrificio en un altar.
La primera vez que el pueblo rompió la alianza fue cuando, cansados de esperar el regreso de Moisés, construyeron un becerro de oro y lo adoraron como a un dios.
Después de este acto de infidelidad, el pueblo construyó el Arca de la Alianza para guardar las tablas de los Mandamientos. Cada vez que se detenían, los sacerdotes construían el Tabernáculo, o tienda del encuentro, donde se adoraba la presencia de Dios en el Arca.
Mandamientos
Los Primeros Tres Mandamientos: Relación con Dios
1. Amar a Dios sobre todas las cosas: Un amor eterno y creer en Él.
2. No tomar el santo nombre de Dios en vano: Respetar el nombre del Señor.
3. Santificar las fiestas: Celebrar el domingo en misa o el día del Señor.
Los Siguientes Siete Mandamientos: Relación con el Prójimo
4. Honrar a tu padre y a tu madre: Respetar y honrar a nuestros padres.
5. No matar: La vida humana es sagrada.
6. No cometer actos impuros: Este mandamiento, junto con el noveno, se refiere a la pureza y la castidad, tanto en pensamiento como en obra. La castidad es la virtud que nos ayuda a integrar nuestra sexualidad de manera adecuada, evitando la masturbación, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, la pornografía y la homosexualidad.
9. No desear la mujer de tu prójimo: Complementa el sexto mandamiento en el ámbito del deseo.
7. No robar: El robo es la usurpación de los bienes ajenos contra la voluntad de su dueño, pero también la falta de justicia y caridad en la distribución de los bienes de la tierra.
10. No codiciar los bienes ajenos: Prohíbe el deseo desordenado de bienes, riquezas y poder, la envidia, el afán de acumular y la falta de caridad.
8. No mentir: Mentir consiste en decir algo falso con la intención de engañar al prójimo para dañarlo o para nuestro propio beneficio. Mentir es la falta de verdad, y la verdad es la virtud que nos hace mostrarnos auténticos en nuestros actos.