Chartres y la Sainte Chapelle
En la primera mitad del XIII, se lleva a cabo un importante conjunto de vidrieras góticas con motivo de la reconstrucción de la catedral de Chartres tras un incendio. Se abren grandes rosetones en los hastiales del crucero y la fachada occidental para aligerar el muro. El crucero norte, fechado hacia 1230, se dedica al conjunto iconográfico de la Glorificación de la Virgen, que se complementa con el del crucero sur dedicado a la Glorificación de Cristo. En la parte inferior, en el centro, se representa a Santa Ana de pie con la Virgen en sus brazos acompañada a izquierda y derecha por Melquisedec, David, Salomón y Aarón. Se mantiene el rico cromatismo propio del siglo XII acentuando el contraste entre azules y rojos, encuadrando cada una de las figuras mediante arquitecturas. En la parte superior, ya dentro del rosetón, aparecen los profetas junto a la Virgen, completando un programa destinado a la exaltación de la figura de la Madre de Dios que adquiere gran importancia en el gótico.
Las vidrieras de Chartres revelan ya algunas características del gótico lineal, aunque sin perder aún del todo el hieratismo románico.El paso hacia delante en la evolución de la vidriera se da en París, coincidiendo con el gótico radiante, donde se deja sentir la influencia del taller de Chartres. La capilla palatina de la Sainte-Chapelle consta de dos pisos o niveles, el inferior a modo de cripta y el superior como iglesia de la corte, se convierte en un increíble relicario de vidrio de gran simplicidad estructural con un programa iconográfico dedicado a la exaltación de la Pasión de Cristo que se completa con las esculturas de su interior, los doce apóstoles dispuestos en los frentes de las columnas. Las 15 vidrieras realizadas en la Sainte-Chapelle entre 1242-1248 nos ofrecen un efecto de homogeneidad, a pesar de que se han reconocido hasta tres talleres en su ejecución, perdiendo el hieratismo de Chartres a favor de una concepción más libre y narrativa.La influencia de los talleres de la Sainte-Chapelle no sólo se manifiesta en París, sino en distintas zonas francesas, principalmente en Soissons o en Normandía. En la segunda mitad del siglo XIII, en Chartres aparece ya la armonía rítmica y lineal del gótico pleno, como lo hace también en Bourges o Lyon. El paso más importante se da a comienzos del siglo XIV con el descubrimiento del amarillo de plata, que proporciona una mayor matización cromática.
La vidriera en España: la Catedral de León
La mayor parte de los conjuntos vítreos realizados durante los siglos XIII al XV son obra de artistas extranjeros. Las vidrieras más antiguas, realizadas entre los años 1200 y 1220, proceden de la iglesia del Monasterio cisterciense de las Huelgas (Burgos). La Catedral de León es la única de las grandes catedrales góticas españolas del siglo XIII que posee un completo programa de vidrieras. En la catedral de Toledo se realizaron más tarde y en la de Burgos son pocos los restos conservados del siglo XIII como para conocer el alcance de lo que se hizo.Las vidrieras más antiguas de la Catedral de León, si bien se conserva sólo una parte, proceden de las capillas de la cabecera y las realizan maestros franceses entre 1270 y 1280. En las capillas se representan escenas de la vida de Cristo y de la Virgen, de la Magdalena y otros santos como San Froilán o San Ildefonso, siendo sustituidas muchas de ellas por otras de los siglos XV y XVI. En la iluminación de la nave central se desarrolla una solución ya planteada en Chartres o Reims, reduciendo el alzado a tres elementos: arquería, triforio y cuerpo de ventanas. Gracias a esta solución, en la nave central y el crucero se representan, en registros superpuestos, figuras de santos, apóstoles y profetas entre los que podemos reconocer al monarca Alfonso X el Sabio. La denominada Vidriera Real situada en el lado norte de la nave central, procede de un taller distinto al que ejecuta las de las capillas y presenta un estilo en consonancia con la miniatura alfonsina. La diferencia de altura entre la nave central y las laterales se aprovecha para abrir grandes ventanales con vidrieras que, en el caso de la Catedral de León, se convierten en soporte de un muro translúcido que convierte el espacio interior en un universo irreal de luz y color.
El Gótico y las Artes del color durante los siglos XIII y XIV
Las artes del color: el retroceso de la pintura mural frente al auge de la vidriera y la escultura
En los siglos del gótico, las técnicas y las tipologías pictóricas son, en líneas generales, las mismas que en el arte románico y, si bien algunas alcanzan un gran desarrollo, otras pierden relevancia. La miniatura es un arte floreciente en Francia y Alemania que extiende sus manifestaciones a distintos géneros, desde el litúrgico a las crónicas históricas. Sin embargo, un procedimiento en regresión es la pintura mural, que en el románico estuvo condicionada por la necesidad de ocupar grandes lienzos de pared, las bóvedas y las cúpulas. En el gótico el muro deja de ser un elemento importante en la construcción y, por lo tanto, los espacios a decorar pasan a ser mínimos, si bien se acentúa la policromía en distintos elementos constructivos como las claves de las bóvedas. Frente al retroceso de la pintura mural, la arquitectura gótica va a potenciar la pintura vitral. Las grandes superficies de las ventanas se convierten en el soporte ideal para una técnica que, si bien se utiliza ya en el románico, sólo alcanza su pleno desarrollo en el gótico.
La primera pintura gótica
La pintura se encuentra igualmente en un periodo de transición cuyo punto final, como en el caso de la arquitectura, tiene lugar cuando París se erige como centro de un nuevo estilo que afecta a toda Europa. A finales del siglo XII, o en casos como en el Sacro Imperio Germánico hasta bien entrado el siglo XIII, se suavizan estos influjos bizantinos conformando ya las bases de un nuevo estilo o gótico temprano. El Sacro Imperio Germánico posee ya en el siglo XII una larga tradición pictórica, alcanzando una notable calidad en la iluminación de manuscritos muy cuidados y suntuosos, fundamentalmente Biblias, comentarios bíblicos y salterios o libros de rezos. En Francia la pintura se destina a la decoración de edificios civiles, ya que los muros de las iglesias góticas francesas no son propicios para la pintura mural.Dentro del campo de la pintura o las artes del color góticas podremos englobar la vidriera, la miniatura o la pintura mural o sobre tabla e incluso el tapiz. La nota común a todas estas artes será el naturalismo gótico, que en contraposición al románico, ve la naturaleza como un reflejo de la divinidad que se convierte en nexo de unión entre Dios y el hombre. Además de la expresión y el sentido narrativo de sus obras, la pintura gótica se interesa por cuatro aspectos compositivos: el dibujo, la luz, el color y el espacio. Respecto al dibujo, la línea se convierte en uno de los componentes principales de la pintura. El color es igualmente importante, especialmente en la vidriera o la miniatura pues confiere a la pintura un carácter expresivo y simbólico sin precedentes. El concepto de la luz va a estar ligado a la divinidad, por eso va a ser tan importante no sólo para la pintura, sino también para el arte de la vidriera, cuyo brillo y riqueza contribuyen a dar una luminosidad coloreada y simbólica al templo. Por último, se va a pasar de una despreocupación inicial por la representación del espacio en las primeras fases de la pintura gótica, a una preocupación espacial y la búsqueda de la perspectiva.
La vidriera: simbolismo, técnica e iconografía
Coincidiendo con la aparición de la nueva arquitectura gótica comienza a desarrollarse el arte de la vidriera, una de las aportaciones más importantes del gótico lineal. Con su carácter translúcido y coloreado, la vidriera transforma el espacio interior de la catedral, ofreciendo una luz irreal en un espacio trascendente, evocando la divinidad. La vidriera se erige como un elemento simbólico que ofrece gran belleza desde el punto de vista estético y una riqueza iconográfica comparable al resto de las artes figurativas góticas.La fuente fundamental para el conocimiento de la técnica vidriera se encuentra en los escritos del monje Teófilo que a principios del siglo XII, en su De diversis artibus (Diversarum artium schedula), nos ofrece uno de los tratados técnicos más importantes para el Arte de la Edad Media. El maestro vidriero combina los vidrios de colores uniéndolos por los emplomados, que dan elasticidad al conjunto. Los vidrios de la primera mitad del siglo XIII se siguen fabricando mediante soplado a boca en forma de cibas o manchones, generando intensas tonalidades de rojos, azules, verdes, y púrpuras. A partir de la segunda mitad del siglo aumenta la paleta de tonalidades, que se tornan más luminosas, pues lo vidrios tienden a ser más finos y de mayor tamaño. Más adelante, conforme se produzca un avance técnico en el campo de la vidriera, el artista se sirve de otros recursos como la grisalla que, aplicada sobre el vidrio, da lugar a efectos de claroscuro cercanos a los de la pintura. El proceso de elaboración de la vidriera es largo y complicado, partiendo por la realización de un cartón, pasando por la elaboración de un boceto de iguales dimensiones, el corte del vidrio y su cocción, el emplomado y finalmente su disposición en los muros del edificio. Existen otros tratado que se convierten en referencia esencial para el estudio de la técnica vidriera como Il libro dell’Arte de Cennino D’Andrea Cennini (139-1437), el Arte delle vetrate de Antonio de Pisa (finales del siglo XIV) o el anónimo Manuscrito de Bolonia (finales del siglo XV).Aunque la vidriera es una de las grandes aportaciones del gótico, no está presente en oda Europa por igual. Será principalmente en el norte de Francia y en los lugares donde se siga su modelo constructivo donde se llegue al máximo esplendor vidriero fundiéndose con la arquitectura. Los primeros conjuntos de vidrieras góticas se encuentran en las catedrales francesas de Le Mans y Poitiers, que datan del siglo XII.