La feudalización de La sociedad cristiana peninsular es un proceso que comenzó en los siglos IX y X, y triunfó plenamente en los siglos XI y XI. A pesar de la variedad de situaciones, el proceso de feudalización presentó una serie de rasgos comunes en todos los territorios. El primero de ellos sería la erosión del poder monárquico, debido a la poca capacidad del rey para ofrecer seguridad y justicia en todos sus dominios. Esta pérdida de poder se produjo como consecuencia de las concesiones económicas y jurídicas (privilegios) que concedieron a los nobles a cambio de sus servicios. El segundo rasgo fue el fortalecimiento de la nobleza (tanto laica como eclesiástica) que fue consolidando las concesiones reales y logro convertirlas en hereditarias. La nobleza se convirtió, de esta manera, en la representación del Estado en los dominios que controlaba, pues el rey se hallaba demasiado lejos, física y políticamente, de la mayoría de la población. El último y tercer rasgo fue la inexistencia de un poder centralizado del Estado sustentado en una fuerza coercitiva (ejército propio) y en un código legal público y único. Esas funciones se sustituyeron por un sistema de relaciones personales. A partir del Siglo XIII los reyes comenzaron a recuperar poder a costa de los poderes locales de la nobleza; para ello contaron a menudo con el apoyo de las ciudades. De esta forma el gobierno central se fue reforzando. / EN cuanto a la sociedad estamental, se dividía en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. La nobleza y el clero dispónían de privilegios fiscales, sociales y jurídicos. El pueblo llano abarcaba a la inmensa mayoría de la población carente de privilegios. / Los estamentos privilegiados (nobleza y clero) basaban su poder principalmente en la posesión de tierras. Formaron, además, grandes grupos familiares unidos por lazos sólidos de solidaridad, de ahí la importancia de los matrimonios. / LA carácterística que unía a ambos era la posesión de privilegios: exención de pagar impuestos y la disposición de leyes y tribunales especiales para ellos. Por un lado, los nobles se dividían según su distinta riqueza, por lo que se distinguía una alta nobleza dispónía de grandes propiedades y cuantiosas rentas, mientras que la baja nobleza (hidalgos, infanzones, caballeros,) tenía menos recursos e incluso fue empobrecíéndose. A partir del Siglo XIV, la nobleza consiguió consolidar su posición social y económica al instituirse el mayorazgo.
/ POR otro lado, el clero se dividía en clero secular (obispos, sacerdotes, arzobispos, etc.) y en clero regular(monjes) que era el que vivía sometido a una regla monástica. Socialmente se distinguía al alto clero, reclutado en las filas de la nobleza, mientras que el bajo clero estaba más próximo al pueblo.EL estado llano, estamento no privilegiado, se caracterizaba por estar sometido a la ley común, pero también existían diferentes situaciones sociales. Los campesinos constituían la mayoría de la población, y entre ellos existían importantes diferencias. En el norte, abundaban los campesinos libres dueños de pequeñas propiedades. En los territorios conquistados a los musulmanes en la mitad sur peninsular, se establecieron grandes señoríos nobiliarios o eclesiásticos, y allí los campesinos no eran propietarios de las tierras. En las ciudades vivían fundamentalmente artesanos y comerciantes. La expansión comercial del Siglo XIII potenció el crecimiento y riqueza de las ciudades, lo que contribuyó a la formación de una oligarquía urbana protegida por la monarquía que a menudo conformó la representación popular en las Cortes medievales. Pero la mayoría de la población tenía una forma de vida modesta y había amplios grupos de pobres y marginados.TAMBIÉN existían en los núcleos de la España medieval otros grupos de población como minorías marginadas. Estos eran los judíos y los mudéjares. Los judíos gozaron de la protección de los monarcas a cambio de servicios administrativos y financieros. Eran comerciantes, artesanos, médicos y banqueros. Vivían en las ciudades, en las aljamas o juderías. Los mudéjares, se dedicaban al trabajo del campo y oficios artesanales. A ellos podemos sumar los conversos de origen musulmán (moriscos) y los judíoconversos.
La Repoblación es la ocupación y colonización por parte de la población cristiana de las tierras deshabitadas o conquistadas a los musulmanes. Es, por tanto, un proceso simultáneo a la conquista cristiana. LA expansión de los reinos cristianos (siglos VIll-XII) se produjo sobre el territorio de AI Andalus en una combinación de conquista y ocupación del territorio por las poblaciones cristianas. Las diferentes fases y formas de repoblación influyeron en la posterior estructura de la propiedad y en el desarrollo social de los reinos peninsulares. LA repoblación libre o presura (en color más oscuro en el mapa), corresponde a los siglos VIl – X y se aplicó en el valle del Duero, un área poco habitada que precisaba de repoblación y que fue siendo ocupada por pequeños campesinos que espontáneamente se ponían a cultivar lotes de tierra. Ya en la segunda mitad del siglo IX, el rey o señores más poderosos organizan la ocupación entregando las tierras a campesinos para que las Cultivasen (Cartas de Poblamiento). Esta forma de repoblación tuvo dos consecuencias: LA existencia de pequeños campesinos que vivían en comunidades de aldeas y en Ocasiones eran propietarios de las tierras que trabajaban. B. Pero no todas las tierras eran Ores, pues algunos campesinos habían sido instalados en las tierras bajo el patrocinio de señores con los que manténían una relación de dependencia que se fue afianzando más y más, incluso dentro de las propias comunidades de aldea, pues los más fuertes de la comunidad conseguían imponerse a los más débiles, generándose así unos lazos de dependencia de hombre a hombre, que serían germen del sistema feudal. LA repoblación concejil (en color gris y círculos blancos) durante los siglos XI-XI, fue e modelo de repoblación que se llevó a cabo hasta el valle del Tajo y del Ebro (en los territorios al sur del rio Duero, en Toledo, en el Valle del Ebro, y en la parte más al Sur de Cataluña). El objetivo era repoblar importantes ciudades que habían quedado desiertas y que controlaban amplias áreas rurales. Las concesiones de los reyes se plasmaban en documentos llamados fueros o cartas-puebla, en ellos se deja entrever que parte de la población que se atrevía a ir a poblar estos territorios fronterizos peligrosos eran ladrones y asesinos que huían de la justicia, o también siervos que querían librarse de la tutela señorial. El objetivo de dichos fueros era contrarrestar el poder de la nobleza garantizando propiedades y libertades a los nuevos pobladores que se establecieran en las tierras del rey (realengo) y dando autonomía a las ciudades para gobernarse mediante consejos.
Esta forma de repoblación tuvo dos consecuencias: IMPULSO de una economía artesana y comercial, junto con la continuidad de la agricultura como principal eje económico. Esto permitíó el mantenimiento del pequeño y mediano propietario, al tiempo que inició la existencia de un grupo social urbano que terminaría desarrollando la burguésía. B. Las relaciones de dependencia feudales no variaron de las anteriores: en el medio rural se mantuvo la dependencia de siervos hacia señores; y en los medios urbanos, especialmente en los controlados por señores feudales, los habitantes tenían unas cargas feudales hacia sus señores. LA repoblación por órdenes militares (en color más claro) en la primera mitad del Siglo XII, fue el método que se utilizó para repoblar hasta el valle del Guadiana y del Júcar (Castilla-La Mancha, Extremadura y el Maestrazgo). Consistíó en la entrega de grandes latifundios a las órdenes militares de Alcántara, Calatrava y Santiago compuestas por clérigos guerreros que habían contribuido a la reconquista de la zona. El rey las recompensó por sus esfuerzos en la reconquista de esta zona, y al recibir tan amplias extensiones de tierra en un tiempo de escasa densidad de población, dedicaron las tierras a la ganadería principalmente, consiguiendo así reunir una importante cabaña ganadera. Este tipo de repoblación tuvo dos consecuencias: a. Impulso de la ganadería, por la circunstancia de tratarse de una zona muy grande y muy escasamente poblada. El tipo de propiedad que se generó fue el latifundio, en el que las órdenes militares y otros grandes señores feudales instalaron grandes rebaños de ganado ovino, lo que potenció el futuro comercio de lana de Castilla. LA repoblación por repartimiento (en color gris con círculos negros) se inició, tras la conquista de Córdoba a mediados del siglo Xll, y se aplicó en Andalucía (hasta el valle del Guadalquivir), Murcia, Valencia y Mallorca. Fue una repoblación real, un reparto llevado a cabo por agentes del rey. Los repartimientos no fueron uniformes en todas las zonas en las que se efectuaron. Se tuvieron en cuenta factores muy diversos (población ya establecida, población nueva, …) pues el reparto se hacía dependiendo de la condición social de los repobladores. En el repartimiento de Sevilla se distinguían los donadíos y los heredamientos. Los donadíos eran los grandes latifundios o propiedades que se entregaban a los personajes de alta alcurnia, nobles, órdenes militares, alto clero, oficiales de la Casa Real, que habían participado en la conquista de los territorios. Los heredamientos eran las donaciones que se entregaban a quienes realmente iban a poblar el territorio (caballeros de linaje, caballeros simples y peones). La principal consecuencia fue la existencia de grandes latifundios dedicados preferentemente a la agricultura.