Influencia de JRJ en la poesía del 27
Los primeros pasos de la mayoría de los poetas que forman esta generación los dan bajo el magisterio y el apoyo de JRJ, que por aquellos años ya ha se ha adentrado por el camino de la poesía pura. Esta influencia, la teoría orteguiana de la deshumanización del arte y las primeras noticias de las vanguardias europeas provocan un anhelo de depurar el poema de la anécdota humana, de renuncia a toda emoción que no sea la artística, nacida de la perfección formal. En ellos, la herramienta artística por excelencia es la metáfora, una metáfora audaz y nueva, original, deslumbrante, que han aprendido en Ramón Gómez de la Serna, y que confiere al poema cierto hermetismo. En este sentido, muchos de estos poetas comienzan su andadura a lomos de los vientos vanguardistas que soplaban por aquellos años. Son libros ultraístas Fábula y signo, de Salinas, Imagen, de Gerardo Diego, o Inquietudes, de Concha Méndez, y claramente surrealistas, Un río, un amor y Los placeres prohibidos, de Cernuda, tanto como la poesía cósmica de Espadas como labios, La destrucción o el amor y Sombra en el paraíso, de Aleixandre. Paralelamente, y haciendo honor a ese gusto de los poetas del 27 por conjugar modernidad y tradición, ya desde el comienzo surge en ellos una veta popular que no desprecia lo humano. Canciones, Romancero gitano y Poema del cante jondo de Lorca, Canciones de mar y tierra, de Concha Méndez, o Marinero en tierra, de Alberti, serán ejemplos de esta veta que bebe de lo tradicional. En este sentido, es necesario recordar su fervor por la obra de Góngora, en la que veían la creación de un lenguaje especial para la poesía, radicalmente alejado del uso corriente, una especie de subcódigo artístico muy cercano a la teoría de Ortega y a su concepto de arte para minorías. Una maestría, entre clásica y moderna, que repetirá en El rayo que no cesa, donde ha asimilado ya toda la fuerza expresiva de los grandes clásicos y el arrebato amoroso de los poetas del 27.
Evolución del léxico en el castellano
Se entiende por léxico el vocabulario de una lengua, es decir, el conjunto de unidades léxicas, palabras y locuciones que lo configuran. El castellano es una de las lenguas romances procedente del latín vulgar que se habla en nuestro país. El latín vulgar se mezcló con algunos restos de las lenguas habladas por los pueblos anteriores a la llegada de los romanos y todavía algunas de estas palabras permanecen en el léxico castellano. Son las palabras que tienen su origen en el latín pero que a lo largo de los siglos han sufrido una evolución que las ha ido transformando según las reglas fóneticas específicas del castellano. Son las palabras que casi no se han adaptado a la fónetica castellana. Son palabras de procedencia latina que se han adaptado en parte, pero no completamente. La influencia que los visigodos, que invadieron España en el siglo V, ejercieron sobre la lengua romance hispánica fue muy escasa debido a su temprana romanización, pero introdujeron un buen número de palabras relativas a la guerra como guardián, espuela, aspa, tregua. En el año 711, los árabes penetran en la Península y comienza así una larga compleja etapa histórica en la que serán muchas palabras de origen árabe las que se integren en el vocabulario de las distintas lenguas romances peninsulares. El castellano surgido entre la cordillera Cantábrica y La Rioja va extendiéndose hacia el sur como una cuña, gracias a la gran importancia de la Reconquista, el avance del castellano y la absorción de las demás variantes se produce de manera paulatina. El castellano de los siglos X al XV presenta poca estabilidad y estas vacilaciones terminan en el siglo XIII gracias a la labor de Alfonso X, cuyo propósito era convertir el castellano en una lengua de cultura y se produjo la primera fijación del idioma. Los siglos XVI y XVII marcan la fijación del castellano, pues se producen cambios importantes que simplifican el complicado sistema fonológico medieval. Si en los siglos XVIII y XIX son numerosos los anglicismos, desde el siglo XX se han incrementado los anglicismos debido a una supremacía técnica y política ejercida por Gran Bretaña y Estados Unidos.
Procedimientos de formación de palabras en castellano
El castellano, como toda lengua, ha ido adaptando su vocabulario a las necesidades expresivas de sus hablantes, que cambian constantemente como cambia el mundo en el que viven. Palabras compuestas. Palabras derivadas. Palabras parasintéticas. Pero, sin duda el mecanismo léxico-semántico más productivo en la creación de palabras nuevas es el préstamo, es decir, términos que se incorporan desde otra lengua La introducción de préstamos se produce en muchos casos por necesidades internas de la lengua, que inevitablemente debe adaptarse a la constante aparición de nuevas realidades y nuevos referentes. Además tenemos la abreviatura, que es la representación de la palabra en la escritura con solo una o algunas de sus letras. Y por último, otros procedimientos fónico-gráficos de formación de palabras son las siglas y los acrónimos. Las siglas son las letras iniciales de varias palabras, cuyo conjunto sirve para denominar abreviadamente una realidad. Las siglas a veces se pronuncian letra a letra o secuenciadamente. Se da lugar así a un acrónimo o palabra nueva formada a partir el acortamiento de otras.
Características de los dialectos del español
Los hablantes de andaluz son conscientes de hablar una variedad del español perfectamente reconocible, especialmente por su pronunciación. Los rasgos fonéticos básicos son los siguientes:Aspiración de la -s final de sílaba (pehcapor pesca).Asimilación de la -s final de sílaba a la consonante siguiente ( mimmo por mismo).Confusión de r y l implosivas, como en arma (alma).Yeísmo: distinción de los sonidos y y ll, pronunciados ambos como y.Aspiración de la j/g. Salvo en Jaén y Almería, de forma que ojo y gente se pronuncian oho y hente.Pérdida de la d intervocálica: Cai por Cádiz, to por todo. También se relajan y se pierden otras consonantes: miaja por migaja, me paese por me parece.Pronunciación fricativa de ch, como cuando muchacho suena parecido a mushasho.Seseo y ceceo. Se trata de dos formas de eliminar la distinción castellana entre s y z. En el léxico se encuentran palabras de origen portugués (millo es maíz), americanismos como papa por patata y guagua es el autobús, y restos del guanche (lengua originaria de las Islas Canarias) como gofio que es harina de maíz tostada y baifa es cabra.El extremeño es un dialecto de transición con influencias del andaluz y del leonés. Son muestras de la influencia leonesa en el extremeño el uso abundante del diminutivo -ino (cafetino) y el uso del posesivo acompañado del artículo: el mi amigo. Cuanto más hacia el sur, mayores son las semejanzas con el andaluz, como la aspiración de j/g o la confusión de r/l en final de sílaba.El murciano es también undialecto de transición entre las influencias del andaluz y del aragonés. Son muestras de la influencia aragonesa en el murciano el uso del diminutivo -ico (pajarico) o la pronunciación palatal de la l- inicial (llengua por lengua). La influencia andaluza se refleja en algunas comarcas por la aspiración de la j/g y la confusión de r/l en final de sílaba.
La lengua es un sistema de comunicación que es común al conjunto de hablantes de una comunidad. Sin embargo, un dialecto es un sistema lingüístico derivado de otro, normalmente con una concreta limitación geográfica, pero sin diferenciación suficiente frente a otros de origen común. El dialecto adquiere un nivel de lengua cuando está suficientemente diferenciado de la lengua primitiva, posee una literatura y su uso está generalizado entre los hablantes.Conviene distinguir dentro del español dos grandes zonas dialectales:septentrional, que se corresponde aproximadamente a las primeras áreas castellanizadas. Es más conservadora desde el punto de vista lingüístico. Se sitúa en el norte peninsular.meridional, que corresponde al área de extensión del castellano hacia el sur de la Península y Canarias, con rasgos más innovadores y claramente relacionados con los del español de América.
– Pronunciación ocasional de -d final de palabra como z: Madriz,soledaz.– Pronunciación de c final de sílaba como z: pazto, contazto.-Adición de -s en la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple: dijistes por dijiste.-Uso del leísmo (empleo del pronombre le para el CD referido a cosa, como en «El paraguas me le dejé en casa»), laísmo (empleo del pronombre la para el CI femenino, como en «La regalé una camisa») y loísmo (uso de lo para CI masculino, como en «A mis primos los regalaron muchas cosas»).-Sustitución de la segunda persona del plural del imperativo por un infinitivo:» Dejarlo en la cocina» por «Dejadlo en la cocina».