GENERACION DEL OCHENTA
Alrededor del año 1880 había signos de cambios profundos, tanto en el contexto internacional como en el contorno regional latinoamericano y en la sociedad argentina.
En Argentina, liquidados los conflictos que se habían prolongado durante un largo período, eliminadas las trabas que impedían la integración física, económica y política, ningún obstáculo se oponía a la creación de instituciones que aseguren el funcionamiento de un Estado fuerte.
Allí surgirá un modelo institucional que alcanzará una fisonomía estable, conducida por una élite dirigente que había reunido en sus manos las riendas del poder económico y político del país.Esta elite, denominada generación del ochenta creía o combatía en torno de una ideología liberal, es decir de la absolutización de una interpretación del liberalismo adoptado por el mundo dominante.Pero no era el liberalismo romántico e idealista de la primera mitad del siglo XIX, sino que comulgaban con el ideario de Augusto Comte, liberalismo pragmático, positivista.El positivismo como fin y no como medio, como progreso ilimitado, asistido por la razón y por una actitud de verificación experimental de la realidad.El liberalismo, es ante todo económico, ya que en materia de libertad política apoyan a un régimen autocrático.La generación del 80 llevó a cabo movimientos que modificaron radicalmente la cultura política de los argentinos.Estos movimientos surgen en lo económico, en lo político y en lo social.Algunas de las manifestaciones de estos cambios se encuentran en la formación de fuerzas políticas nuevas, en la implementación de una educación laica, gratuita y progresiva, en la apertura literaria con ideología europeizada, en la apertura de la inmigración.Toda esta ideología se va vislumbrando a través de las leyes que se van dictando y de las decisiones de gobierno.El mayor exponente de esta ideología fue Julio Argentino Roca, quien gobernó el período 1880- 1886.JULIO ARGENTINO ROCAGeneración del 80El presidente Roca era un caudillo pragmático, un hábil político.
La aparición del barco a vapor contribuyó a esto.Es importante el aporte extranjero que se hizo en el tendido y en la administración de nuevas líneas férreas, Se inició así la época de la Argentina “Granero del Mundo”.Estas inversiones llevaron a que el Estado otorgue tierra a los costados de las vías o que garantice la obtención de ganancias estipuladas, es decir, el Estado debía responder en caso que estos inversores no lleguen a obtener los beneficios esperados.El progresivo movimiento de las exportaciones condujo a la ampliación del Puerto de Buenos Aires, y a la construcción de los puertos de Bahía Blanca y La Plata.De esta manera nuestro país se encontraba desarrollando un modelo económico donde el capital extranjero lograba acrecentar el desarrollo productivo.También el capital extranjero financió la implementación de telégrafos, teléfonos, tranvías, bancos, etc.El modelo económico que se estaba desarrollando producía cada vez más desigualdad entre países.
El argumento de la fiebre amarilla y otras pestes bien pronto dieron fruto.La “gran capital de Sudamérica”, como se la llamaba entonces, construía nuevos edificios públicos y privados, la nueva
Avenida de Mayo, barrios residenciales de dudoso gusto que recordaban a París y a otras ciudades europeas, cuando no destino superados.La ampliación de las obras sanitarias, la incorporación de los barrios de Belgrano y parte de San José de Flores darían en conjunto la fisonomía de una ciudad potente, caótica y fecunda, que se alejaba de los rasgos “de la gran aldea” para entrar en las dimensiones que más tarde la acercaría a Londres o a Nueva York.LA INMIGRACION EUROPEALa europeización de la Argentina y la modificación del carácter nacional, decisión deliberada de los ideólogos de la Argentina moderna, se tradujo en una política inmigratoria abierta pero condicionada por causas endógenas y por causas exógenas, que estaban fuera de las estimaciones del control de los sectores dirigentes.Hasta 1880 se trató “poblar el desierto”, y de promover la agricultura, ganadería y la red de transportes con las dimensiones y calidades necesarias para la posterior industrialización del país.Casi la mitad de la inmigración era italiana, sobre todo del sur de la península, una tercera parte era española y el resto se distribuía entre polacos, rusos, franceses y alemanes.Luego de 1880, comenzó una segunda etapa.
Si quedaba en la ciudad era jornalero, si tenía capacidad o aptitudes, terminaba por dominar la gestión de la industria y del comercio.Los criollos se desplazaban hacia las actividades de tipo artesanal, hacia la burocracia estatal o hacia el servicio doméstico.El fenómeno inmigratorio significa un cambio en la estructura social de la Argentina que tendrá con el tiempo consecuencias políticas y económicas importantes.La sociedad argentina se hizo más compleja, y el cambio progresivo de su cultura política fue acompañado por una aumento de los extractos populares y sobre todo de los “sectores medios”.Crece el número de industriales y de comerciantes, pero la “clase alta” se cierra al inmigrante y retiene la suma de riqueza.Los inmigrantes ocuparán el espacio de las viviendas marginales, la periferia estará conformada por una extensa serie de conventillos que marcarán todo un período de nuestra historia social.Los contingentes inmigratorios llegaron en grandes cantidades a nuestro suelo, aportaron modalidades propias pero al fin se integraron en la nueva síntesis.EL SISTEMA EDUCATIVOVinculada con la cuestión religiosa y con influencias del contorno internacional, aunque discernible de estas, la reforma educativa se entreveró con el litigio ideológico hasta el punto de quedar difusos algunos propósitos de la misma que trascendían los conflictos de la época.
definir la acción e influencia de los poderes públicos en el desarrollo educativo, teniendo en cuenta el papel que les atribuía la constitución y los estudios de la legislación vigente en la materia, y las reformas aconsejables.Sus conclusiones señalaban la necesidad de que la enseñanza en las escuelas comunes fuera gratuita y obligatoria, que respondiese a un propósito nacional en armonía con las instituciones del país, que contase con rentas propias y contemplase reformas pedagógicas apropiadas, incluso a la educación rural, a la enseñanza para los adultos, a la educación a los sordomudos y a la modificación de programas y métodos de enseñanza.En el clima del conflicto del momento, el Congreso se prestó para que sus debates derivasen hacia la discusión en la enseñanza religiosa en las escuelas y para que la fórmula que luego usaría la ley
1420 – que no impedía la enseñanza religiosa aunque la hacía optativa- le atribuyese el signo de bandera del liberalismo decimonónico en el orden cultural y la denominación excesiva de «Ley de la Enseñanza Laica».En cambio las pasiones derivadas de la polémica oscurecieron la importancia de dicho instrumento legal en el orden a la «nacionalización» de una sociedad transformada por la inmigración y a la difusión de valores comunes en medio de la crisis de identidad nacional.Cuando en 1883 se realizó el censo escolar, compróbose que sobre casi medio millón de niños en edad escolar había 124.558 analfabetos, 51.001 semianalfabetos y 322.390 alfabetos.La Ley 1.420 fue una de las bases sobre la que se construyo un sistema educativo que situó a la enseñanza primaria argentina entre las de mejor nivel en el mundo.A los 10 años de su aplicación el índice nacional de analfabetismo había descendido al 53,5% y en 1914 se hallaba en el 35%.JUAREZ CELMANAl final de la primera presidencia del general Roca, se plantea el problema de quien será el sucesor.El primero en hacer conocer sus aspiraciones es Dardo Rocha, quien desde 1880 ha actuado en el Partido Autonomista Nacional, con miras a ser el próximo presidente.
Se une, así, a la crisis política interna que debilita al Partido Autonomista Nacional dividido en dos sectores, la crisis económica y fiscal.Al año siguiente -1888- la proliferación de la riqueza fácil, conseguida a través de la especulación y del crédito otorgado a particulares sin mayor discriminación, va a acelerar la llegada del desastre, al cual contribuye el gobierno con una política imprudente.Juárez Celman sigue la táctica de conjurar la crisis económica contratando nuevos empréstitos, haciendo nuevas emisiones de papel moneda, y dejándose llevar por un ciego optimismo.Mientras se amasan grandes fortunas, muchas de ellas por medios reprochables, los asalariados ven disminuir rápidamente el valor adquisitivo de sus remuneraciones como consecuencia de la inflación desatada en el país;
y las empresas comienzan a reducir los sueldos de sus empleados.Los bajos salarios, la carestía de los bienes de consumo y la desocupación crean, entre las clases trabajadoras un clima de malestar social que ha de tener repercusiones políticas.La excesiva confianza en el poder económico del país cede ante una realidad que esta a la vista de todos: la Argentina se encuentra en quiebra.LEY DE MATRIMONIO CIVILEn septiembre de 1887 Juárez Celman envía al Senado un proyecto de ley por el cual se modifica el Código Civil de Vélez Sarfield en lo relacionado al régimen del matrimonio.El proyecto substituye el matrimonio religioso, que siempre había existido en la Argentina, por el Civil, novedad importada de Europa.Los católicos se imponen a combatir esa ley, por cuanto rechaza como válido el matrimonio religioso autorizado y propugnado por nuestro Código Civil, y por cuanto esa ley altera, sin duda alguna, las bases de la organización de la familia argentina.La concepción social sostenida por los católicos, no significa negar al Estado la función propia que le corresponde en orden de los efectos civiles producidos por el contrato natural del matrimonio, pero sí implica negarle el derecho de absorber total y absolutamente el régimen del matrimonio.Sostenedores de una teoría que se funda en la idea de la soberanía absoluta del Estado, debe el matrimonio – según los laicistas – caer bajo la exclusiva legislación civil.
Por tanto, al defender la familia como fundamento de nuestra sociedad civil y política, los católicos plantean el debate en el terreno del Derecho político.Nuevamente están así en juego las concepciones filosóficas de aquellos hombres.Los defensores del proyecto propugnan un panteísmo filosófico al postular la absorción de los seres humanos por parte del Estado, absorción que se irá acrecentando con los años, y que comienza por no detenerse ante los derechos de la familia.Los opositores del proyecto profesan, en cambio, un credo político purificado por la concepción cristiana del hombre, de la familia y el Estado, y representan, en ese tiempo y en esas luchas la defensa de las libertades humanas y la resistencia a la invasión estatal.En la Cámara de Diputados se aprueba la ley, el 2 de noviembre de 1888 por cuarenta y ocho votos contra cuatro, agregándosele una cláusula más lesiva para el catolicismo: la que establece pena de prisión al sacerdote que case sin tener a la vista el acta de matrimonio civil de los contrayentes.