La Casa de Bernarda Alba: Un Retrato de la Opresión Femenina en la Sociedad Patriarcal


La Casa de Bernarda Alba fue escrita en los últimos meses de vida del autor. Retrata de modo impresionante la situación de un grupo de mujeres condenadas a la frustración por la moral católica, machista y patriarcal. Bernarda la asume como propia y la impone a las demás; otras se resignan a ella; Adela se rebela contra ella y acaban condenadas a un fin trágico.


El Encierro de las Hijas

Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda impone a sus seis hijas solteras un encierro de ocho años, como símbolo de luto. La mayor de las hijas, Angustias, hija del primer marido de Bernarda y heredera de una notable fortuna, cierra su compromiso matrimonial con un mozo joven y bien parecido, Pepe el Romano. Sin embargo, este tan solo busca la dote de Angustias y mantiene en secreto su relación con la más joven de las hermanas, Adela. Por otra parte, Bernarda no consiente que ningún hombre del contorno se acerque a ninguna de sus hijas, pues considera que todos son de nivel inferior. Bernarda consigue mantener la apariencia de orden en su casa, pero no logra gobernar las pasiones de sus hijas, que acabarán estallando.


El Espacio de la Obra

La obra se desarrolla en el interior de la casa de Bernarda. Es una casa que refleja la obsesión de su dueña por la pureza, la virtud, la honra y la virginidad de sus hijas. Aparecen elementos simbólicos como:

  • El pozo: simboliza la muerte.
  • El mar: representa la libertad.
  • El bastón de Bernarda: simboliza la autoridad.
  • El caballo garañón: representa la pasión sexual.


La Influencia del Pueblo

A veces, llega el eco de acontecimientos del pueblo. Poncia relata a Bernarda el episodio de Paca la Roseta, una mujer casada que es raptada con su consentimiento y llevada al olivar por unos mozos. En el segundo acto, asistimos a la llegada de los segadores, con sus cantos y su carga de sexualidad. Al final del mismo acto se desarrolla el linchamiento de una muchacha soltera que había tenido un hijo y lo había matado pensando ocultar su deshonra. Todo esto sirve para que Bernarda se haga una idea de que ella y sus hijas pertenecen a un nivel superior, libre de esas bajas pasiones. Mientras tanto, las hijas de Bernarda se quejan del distinto rasero moral por el que se miden las conductas de hombres y de mujeres: a ellos se les permite todo, mientras que a ellas no.


Pepe el Romano y la Tragedia

Del exterior también llega Pepe el Romano, quien pretende casarse con la hija mayor por su dinero, pero mantiene relaciones con la hija menor por su belleza. Él será el desencadenante de la tragedia.


El Personaje de Bernarda

Bernarda representa de un modo exagerado la tradición católica, machista, patriarcal y clasista. Es una representante del concepto calderoniano de honra, una forma externa de virtud asociada fundamentalmente con la pureza y la virginidad de la mujer. Tiene una mentalidad profundamente clasista y un concepto absolutamente tradicional del papel social de la mujer. Representa el poder irracional; no piensa, ella ordena. Tiene una confianza desmedida en su capacidad para doblegar la voluntad de sus hijas y para conseguir que todo sea como ella dispone. De hecho, a lo largo de la obra utiliza constantemente la modalidad imperativa. Ese espíritu de poder la lleva a negar la evidencia. Se considera una autoridad moral indiscutible. Disfruta escuchando episodios escabrosos que le cuenta la Poncia, juzgando sin piedad las conductas ajenas y sintiéndose en un plano superior de moralidad. Bernarda es un claro ejemplo de las morales viejas y equívocas que Lorca pretendía poner en evidencia por medio de su teatro.


Las Hijas de Bernarda

En las hijas de Bernarda podemos apreciar toda una gama de actitudes ante la autoridad de la madre, que van desde la mansa sumisión de Amelia hasta la rebeldía de Adela.


Angustias

Angustias es la heredera del anterior matrimonio de Bernarda. Es una mujer madura, marchita y sin gracia que asume su situación con sorprendente naturalidad. Es consciente de que su dote es lo que le interesa a Pepe el Romano.


Amelia

Amelia, la menos definida de las hermanas, se muestra sumisa respecto a su madre y resignada con su estado, pero se queja de la presión del qué dirán.


Magdalena

Magdalena manifiesta su rechazo ante su situación. Se somete a la voluntad de su madre y a la presión social, pero expresa su descontento y su frustración con franqueza. Habla también de forma directa y realista sobre los móviles del Romano en su relación con Angustias y reprocha a Martirio su hipocresía.


Martirio

Martirio es un personaje complejo. Enfermiza y poco agraciada, había tenido un pretendiente que su madre se encargó de alejar. Siente un amor apasionado por el Romano y siente celos de Adela, a la que ve como rival por ser la única que ha sido capaz de gozar del amor del hombre que ella ama. A lo largo de la obra se comporta con doblez, lanzando insinuaciones con la intención de poner en evidencia a su hermana. Al final, anuncia a sus hermanas la muerte de Pepe con el deseo de hacer sufrir a su hermana menor, convirtiéndose así en la causante del suicidio de Adela.


Adela

Adela representa la fuerza del deseo. Es una muchacha hermosa y joven que no se doblega a los designios de su madre y se deja llevar por su deseo de amor por encima de la autoridad de su madre y de las convenciones sociales. Es la única que abiertamente desafía la autoridad de Bernarda, rompiendo su bastón.


María Josefa

María Josefa es el único personaje que expresa con claridad sus deseos a lo largo de toda la obra. Reclama libertad, amor, alegría y fertilidad, tanto en sus gritos como en su canción alucinada.


La Poncia

La Poncia es un personaje complejo. En su vida ha sabido mantenerse por encima de la autoridad de los varones, pero su posición de criada y sus orígenes la obligan a adoptar una actitud sumisa en la casa. Actúa como consejera de Bernarda y le reprocha su obstinación y su ceguera, dejando patente su resentimiento de clase frente al ama dominadora.


La Criada

Al comienzo de la obra, se muestra despótica con la mendiga. Denuncia los abusos de que era objeto por parte del marido de Bernarda, pero cambia radicalmente el tono de sus palabras en cuanto ve aparecer al ama.

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