La Conquista y Romanización de Hispania


La Conquista de Hispania

Los romanos llegaron a la Península Ibérica en el año 218 a.C. con el desembarco en Ampurias de Cornelio Escipión. Su objetivo era frenar a los cartagineses y cortarles la ruta terrestre que podía llevarlos hasta la misma Roma. Cuando Publio Cornelio Escipión toma Carthago Nova, los cartagineses abandonan Hispania y los romanos empiezan a adueñarse de sus riquezas.

El Proceso de Conquista

En el proceso de conquista de la Península, además de derrotar a los cartagineses, los romanos tuvieron que hacer frente desde el principio a dos núcleos de resistencia: los lusitanos y los celtíberos. En el año 139 a.C., Galba acabó venciendo a los lusitanos acaudillados por Viriato. Por su parte, los celtíberos fueron derrotados tras una dura resistencia, a la que se puso fin con la toma de la ciudad de Numancia.

Fases de la Conquista

La conquista definitiva del territorio peninsular llevó largos años, enormes esfuerzos y muchas vidas. Se realizó en varias fases, en las que se avanzó desde las zonas costeras del Mediterráneo hacia el interior y el norte de la Península.

La Toma de Numancia

Con la toma de Numancia, Escipión Emiliano había conseguido el dominio casi total de la Península. No obstante, quedaban por someter los territorios del norte, en los que estaban atrincherados los galaicos, los astures, los cántabros y los vascones.

Sometimiento de los Pueblos del Norte

Los pueblos del norte peninsular fueron sometidos en el año 19 a.C.

A partir del siglo I a.C., la Península Ibérica se constituye en una nueva provincia del imperio romano, y recibió el nombre de Hispania.

La primera unificación de la Península bajo un solo estado es, por tanto, obra de los romanos.

La Romanización de Hispania

La romanización es el proceso mediante el que los pueblos de Hispania se adaptaron al modo de vida romano y asimilaron su cultura después de ser conquistados.

Los habitantes del sur y del este pronto empezaron a aceptar la cultura de los romanos en todas sus manifestaciones; por el contrario, los pueblos del norte y del interior sufrieron una influencia menor y en ellos la romanización fue mucho más superficial.

Factores de la Romanización

Los factores que influyen en la romanización de los territorios conquistados son:

  1. La lengua. La utilización del latín como lengua oficial la convirtió en un vehículo de transmisión ideológica. De ella derivan todas las lenguas habladas hoy en España, con excepción del vasco o euskera.
  2. Las ciudades. Los romanos favorecieron el desarrollo urbano de España: potenciaron las ciudades indígenas y crearon colonias propiamente romanas.
  3. Las vías de comunicación. Roma creó una red de comunicaciones, en la que apoyó su acción colonizadora. Los romanos quisieron llegar a todos los rincones de Hispania.
  4. El ejército. El ejército romano conquistó militarmente la Península, pero también fue el transmisor de la lengua latina. En el ejército había unidades indígenas que cuando se licenciaban, adoptaban la ciudadanía romana. Asimismo, se producían con frecuencia matrimonios mixtos hispanorromanos.
  5. La religión. Roma legó a España el culto al panteón grecorromano. Más tarde, en el s. III d.C., el cristianismo se extendió por la Península.
  6. El comercio. Con los productos que se exportaban e importaban penetraron las costumbres, la forma de vida y la mentalidad romanas. Se exportaba vino, aceite, minerales, garum y trigo. Se importaban productos de lujo y manufacturados.
  7. Concesión del derecho de ciudadanía romana. Contribuye a la igualdad jurídica entre romanos e indígenas. Se inicia como pago de la fidelidad a tribus aliadas con César; Vespasiano extiende el derecho latino en el siglo I d.C. El emperador Caracalla en el siglo III d.C. extiende la ciudadanía romana a todos los habitantes de Hispania.

Las Clases Sociales en Roma

La población romana estaba constituida por dos grandes grupos: hombres libres y esclavos.

Los Esclavos

Los esclavos eran considerados jurídicamente como cosas; el dueño tenía todo tipo de derechos sobre ellos, pudiendo castigarles e incluso darles muerte. Había distintas maneras de llegar a ser esclavo:

  • Prisioneros de guerra.
  • Hijos de esclavos.
  • Endeudados: los que no podían hacer frente a préstamos pasaban a ser propiedad del prestamista.
  • Condenados: si un tribunal te condenaba a perder tu libertad.

El número de esclavos fue creciendo sin cesar en Roma a medida que se incorporaban nuevos territorios. En general, los esclavos se empleaban en el trabajo agrícola, en las minas y en tareas domésticas.

Los esclavos podían conseguir la libertad, manumisión, si se la compraban a su dueño o, si éste, decidía liberarlo. Entonces se convertían en libertos.

Hombres Libres

Entre los hombres libres hay que distinguir patricios, plebeyos y clientes:

  • Patricios: Ciudadanos descendientes de las primeras familias que habitaron Roma. Tenían plenos derechos políticos (votar y ser votado) y civiles.
  • Plebeyos: Extranjeros de origen italiano que vivían en Roma o descendientes de poblaciones vencidas por Roma, es decir, proceden de la inmigración y de los pueblos sometidos. Constituían la mayoría de la población de Roma. Aunque no tenían plenos derechos, los fueron conquistando poco a poco.
  • Los clientes: eran ciudadanos pobres de origen extranjero que estaban bajo la protección de familias patricias. El patronus estaba obligado a defenderlo ante los tribunales y a apoyarlos económicamente. A cambio, los clientes le debían respeto y obediencia.

Cuando los plebeyos consiguieron la igualdad de derechos con los patricios, se distinguió entre el orden senatorial, que ocupaba los cargos políticos, y el orden ecuestre formado por la burguesía dedicada a las actividades económicas y judiciales.

Evolución del Latín al Castellano

En posición final la u latina abre en o.

E final desaparece (apócope de e).

La grafía latina x pasa a j, por ejemplo fixum = fijo.

La s inicial desarrolla la vocal de apoyo e, por ejemplo stadium = estadio.

El diptongo latino ae monoptonga en e, por ejemplo aedificare = edificar.

La grafía y evoluciona a i.

La grafía ph pasa en castellano a f.

Th evoluciona a t.

El grupo ch evoluciona a c/q, por ejemplo chartum = carta, architectum = arquitecto.

La oclusiva sorda entre vocales sonorizan en castellano p = b, t = d, c = g, por ejemplo acutum = agudo.

Simplificación de geminadas: affinem = afín.

El grupo latino ns se simplifica en s.

Desaparición de las vocales latinas postónicas: aequiparabilem = equiparable (desaparece la i).

Grupos latinos ti, te, ci, chi, ce, che pasan a c/z, por ejemplo brachium = brazo.

Oclusivas sonoras b, d, g desaparecen en posición intervocálica, por ejemplo alligare = aliar.

Los grupos iniciales pl, fl, cl pasan a ll, por ejemplo clamare = llamar, en posición interior precedido de consonante palatalizan en ch, por ejemplo aplium = ancho.

La u breve latina abre en o: lutum = luto.

La o breve tónica diptonga en ue, por ejemplo focum = fuego.

La e breve diptonga en ie, por ejemplo bene = bien.

La i latina abre en e, pero se conserva en los cultismos, por ejemplo circum = cerco.

La i breve átona abre en e: brevitatem = brevedad.

El grupo interno ct palataliza en ch: noctem = noche.

Au monoptonga en o, por ejemplo lautiam = loza.

Los grupos interiores mn, ng, gn, nd, ni, ne palatalizan en ñ, por ejemplo cuneam = cuña.

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