La Construcción del Estado Liberal en España (1833-1868): Economía y Sociedad


La Construcción del Estado Liberal en España (1833-1868)

4. Segunda Parte: Población, Economía y Sociedad

1. Demografía

Durante el siglo XIX, la población española creció aunque a un ritmo inferior al de la mayoría de los países europeos debido a la mejora de la higiene en el medio urbano y la ligera mejora de la alimentación. Podemos distinguir tres etapas en el crecimiento de la población:

  • Hasta 1833: un crecimiento muy lento.
  • De 1833 a 1877: un crecimiento muy importante.
  • Del 1877 hasta 1900: estancamiento demográfico.

La lentitud del crecimiento se explica por el atraso de la economía española. Aunque la natalidad era muy alta, también lo era la mortalidad y el crecimiento, por tanto, era lento. En las épocas de crisis se retrasaba la edad de los matrimonios y se ralentizaba la natalidad. Se mantiene la demografía del Antiguo Régimen. En el resto de los países europeos, los avances en agricultura e industria hicieron que descendiera la mortalidad y se produjo el paso al modelo demográfico de transición.

Hubo movimientos migratorios internos y externos:

  • Internos: La mayor parte de los emigrantes procedían de los pueblos interiores, muchos de ellos cabeceras de comarca, de otros pueblos mayores y de ciudades en declive. Las migraciones aceleraron el proceso de urbanización. Las ciudades crecieron más que las zonas rurales, aunque este crecimiento fue menor que en la Europa más desarrollada por una menor industrialización. Desde mediados de siglo, crecen las capitales de provincia, debido a que eran sede de la administración provincial, servicios, la llegada del ferrocarril, industrias, comercios, etc.
  • Externos: La emigración al exterior estuvo prohibida y se liberalizó a partir de los años 50. Hubo una doble dirección en las salidas: Argelia y América. En muchos casos se trataba de una emigración temporal y anual (tipo «golondrina»). La emigración al continente americano cogió fuerza desde los años 50. A grandes rasgos, se puede decir que en el siglo XIX parte del excedente de la población de la periferia marítima emigró preferentemente hacia el ultramar.

2. Las Nuevas Estructuras Económicas

* La Agricultura

El paso del Antiguo Régimen al capitalismo liberal se hizo acabando con las escuelas económicas del Antiguo Régimen, como los privilegios señoriales y la posesión de un gran número de tierras en manos del clero o del Estado, que no resultaban productivas.

La abolición del régimen señorial: A comienzos del siglo XIX, los señores seguían teniendo una amplia jurisdicción sobre sus campesinos. Las Cortes de Cádiz acabaron con este derecho de los señores sobre los campesinos. La propia burguesía apoyó a la nobleza en contra de los campesinos.

La desamortización: Era el acto por el cual las propiedades de ciertas instituciones eran expropiadas y pasadas a particulares. Se realizó mediante la incautación de las propiedades de la Iglesia y de los municipios para convertirlos en Bienes Nacionales y su venta a particulares mediante subasta pública con el fin de obtener recursos para reducir la deuda del Estado. Se inició en el Antiguo Régimen y se prolongó hasta 1924. Las fases del proceso fueron:

  • a) La de Manuel Godoy: comprendió la venta de bienes de los jesuitas y de tierras.
  • b) Durante la Guerra de la Independencia, se desamortizaron bienes de la Inquisición y se redujo a un tercio el número de monasterios y conventos.
  • c) La de Mendizábal y Espartero: se inició con el decreto desamortizador de 1836 y afectó a los bienes tanto del clero regular como secular. Se considera la desamortización liberal más drástica y crea un conflicto importante con la Iglesia y la Santa Sede. Fue un elemento clave en la política progresista para ganar la guerra carlista y asentar a Isabel II en el trono. Objetivos concretos:
    • Obtener dinero para la guerra.
    • Reducir la deuda pública y con ello reducir el pago de intereses y devoluciones de dinero para evitar la bancarrota.
    • Ganar credibilidad ante la banca extranjera para poder pedir nuevos préstamos.
    • Vincular a los compradores de tierras con el bando de la reina Isabel II por temor a que el triunfo carlista les quisiera devolver las tierras.
    • Cambiar la estructura de la propiedad agraria: pasaba de colectiva y amortizada a individual y privada.
    Procedimiento: Las pujas se hicieron a la baja, por lo que se vendió a precios muy bajos. Ventajas para los compradores burgueses y desventajas para el Estado.
  • d) La Ley General de 1855: fue, por duración y volumen de ventas, la más importante. Completó la venta de los bienes del clero y se vendieron las tierras de los ayuntamientos. El objetivo concreto fue obtener recursos económicos para la industrialización de España y la construcción del ferrocarril. Procedimiento: Idéntico a la de Mendizábal.

Resultados y consecuencias:

  • El clero perdió gran parte de sus propiedades.
  • La nobleza se mantuvo en la misma situación.
  • La burguesía se enriqueció y explotó las tierras según los esquemas capitalistas.
  • No varió el sistema de propiedad.
  • Incrementó la propiedad en manos de los adinerados.
  • Redujo la inversión de capitales de la burguesía en la industria, ya que prefirió convertirse en terratenientes y rentistas.
  • La agricultura tuvo escasa influencia en el proceso de desarrollo industrial.
  • Empeoró la situación del campesinado, sobre todo los arrendatarios, ya que vieron reducidos sus contratos.
  • Surgieron jornaleros que trabajaban de forma estacional y por bajos salarios.
  • Producirá problemas sociales graves en el siglo XX.
  • La intención nunca fue entregar la tierra al campesinado.
  • Permitió ampliar la superficie cultivada, mejorar la productividad y especializar algunas zonas en cultivos muy rentables.
  • Destruyó parte del patrimonio artístico cultural.
* La Industria y la Minería

La Revolución Industrial en España fue un fracaso. Las causas de este fracaso son las siguientes:

  • No se había producido la preceptiva revolución agrícola que generara capitales suficientes.
  • No hay un mercado interior suficientemente desarrollado.
  • Las redes de transporte no fueron medianamente eficaces hasta finales de siglo.
  • La burguesía no tiene iniciativas industriales y el escaso capital que poseía prefirió invertirlo en la compra de las tierras desamortizadas a las inversiones en el ferrocarril.
  • Total dependencia del capital y la tecnología extranjera.

A pesar de eso, hubo algunos tímidos intentos de industrialización en manos de catalanes. La industria textil es la más importante. Los empresarios catalanes se lanzaron a la modernización de la industria a partir de 1830. Al principio, la fuente de energía más utilizada es la hidráulica, sustituida posteriormente por el vapor. Los industriales catalanes exigieron al gobierno una política proteccionista frente a la competencia exterior. Se produjo un crecimiento continuado hasta la depresión económica de 1857, motivada por la absorción de capitales por el ferrocarril y las tierras desamortizadas. A partir de 1868 se inició la recuperación.

La industria siderúrgica necesita para su desarrollo mineral de hierro y fuentes de energía. Los primeros centros de transformación de mineral de hierro se centraron en Sevilla y en Marbella. Se utilizaba como fuente de energía el carbón vegetal, de escaso poder calorífico comparado con el carbón mineral. Una vez que fracasaron estos centros, se fueron industrializando en Asturias. En Vizcaya también hubo industrias pioneras: se construyó Santa Ana de Bolueta con el primer horno alto moderno que quemaba carbón mineral y en Barakaldo. Tras el final de la tercera guerra carlista, la siderurgia se desarrolló con mucha fuerza en Vizcaya, debido a la abundancia de hierro, con capital inglés y con el carbón que traían los barcos ingleses.

El desarrollo de la minería fue muy lento. Los recursos existentes no se explotaban. La única alternativa era entregar la explotación a la tecnología y al capital extranjero. La Ley de Minas de 1868 permitió la liberación de los recursos mineros y desde entonces su explotación. Las primeras minas españolas pasaron a manos extranjeras, sobre todo inglesas. Salvo las excepciones que hemos marcado, la situación española era de subdesarrollo industrial y dependencia colonial extranjera desde el punto de vista tecnológico y de capitales.

* Transportes

Las comunicaciones serán la gran asignatura pendiente de la España de principios de siglo y también el principal freno para el desarrollo industrial. Se hicieron muchos esfuerzos, pero los caminos eran insuficientes y habían desaparecido. Se puede decir que a partir de 1840 aumentó el número de carreteras y se estima que a finales del reinado de Isabel II estarían en funcionamiento unos 2000 km.

El ferrocarril: Desde la aparición del ferrocarril, este vendría a revolucionar los sistemas de transporte en toda Europa debido a su velocidad y su capacidad de carga y, con ello, se aceleró el desarrollo industrial y comercial. Se puso énfasis en la creación de un mercado nacional integrado. La expansión del ferrocarril fue el indicador más fiable del grado de industrialización alcanzado por cada país. En España, su expansión se retrasó a la segunda mitad del siglo XIX. La Ley General de Ferrocarriles de 1855 supuso un gran impulso en el desarrollo del tendido de la red con un esquema claramente radiocéntrico. El Estado subvencionaba a las compañías por cada kilómetro de vía construido, favoreció la entrada de empresas extranjeras y estableció un ancho de vía mayor que el habitual en el resto de Europa. Este factor fue un atraso cuando se intentó conectar las redes nacionales con las europeas, pues era necesario realizar un transbordo en la frontera. La red española era muy raquítica si la comparamos con la de otros países de nuestro entorno. La creación de la red ferroviaria exigía grandes inversiones, difíciles de realizar en España, ya que no se había producido un desarrollo del capital. El Estado confió en empresas españolas que apenas si habían construido kilómetros. Se permitió la entrada de capitales extranjeros que hicieron su agosto. Las inversiones eran muy rentables, pero no por la explotación de las líneas construidas, que eran siempre deficitarias (había ferrocarril, pero no había casi industria ni productos para transportar). En los demás países de Europa Occidental, los dos fenómenos iban paralelos. El ferrocarril tuvo un efecto positivo en la economía: facilitó el comercio y las comunicaciones y ayudó a la creación de un mercado económico entre las regiones del país.

* El Sistema Financiero

Al empezar el reinado de Isabel II, España no tenía apenas recursos financieros y tenía que recurrir a préstamos extranjeros. Los escasos recursos se invirtieron en la compra de tierras desamortizadas y en pequeños bancos y raramente se invertían en la industria. Para configurar el sistema bancario español, en el reinado de Fernando VII se creó el Banco Español de San Fernando. En 1857 se inició la banca privada (Banco de Bilbao, Banco Santander…). La peseta nació como moneda única española en 1868.

* La Organización Social

La sociedad española se basaba en una profunda desigualdad entre los grupos sociales. La burguesía fue la protagonista de esta nueva etapa. Con el triunfo del liberalismo, la burguesía llega al poder. Pasó de ser clase dominada a clase dominante. Los burgueses son un grupo muy pequeño de la población. Para acceder al poder, la burguesía se compromete con el campesinado, pero una vez que la burguesía se consolida en el poder y ha acabado con el antiguo régimen, se olvida del campesinado y se alía con la alta nobleza para conservar el poder y todo lo conseguido.

En las clases bajas estaban integradas principalmente por jornaleros debido al atraso y a los escasos rendimientos agrícolas. Las desamortizaciones empeoraron la situación del campesinado: la tierra pasó a manos de la burguesía y los campesinos son explotados porque no tienen poder económico para comprar esas tierras. Muchos se irán a la ciudad y se convertirán en mano de obra barata. Las desigualdades eran tan enormes que el campesinado iniciará la reclamación de sus derechos a través de huelgas y asesinatos. Este fenómeno fue particularmente violento en Andalucía a finales del siglo XIX.

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