El Desastre de Annual (1921)
La I Guerra Mundial había supuesto para España un paréntesis en su acción en Marruecos dada su neutralidad, pero en 1919, una vez acabado el conflicto, Francia inició su expansionismo en la zona, amenazando con instalarse en toda la región sin respetar los pactos anteriores con España. En respuesta a esto, en 1919, el Gobierno español inició una especie de carrera de toma de posiciones desde las plazas de Ceuta y Melilla.
Entre los marroquíes también tuvo impacto la Gran Guerra, ya que dio lugar al surgimiento de un nacionalismo revolucionario, que se iba a enfrentar tanto al sultán como a la Administración española.
El general Dámaso Berenguer, alto comisario de España en Marruecos, fue el encargado de la zona occidental, y el general Fernández Silvestre, la oriental; sin embargo, este último era más antiguo en el escalafón e inclinado a tomar iniciativas por cuenta propia. Esta guerra fue impopular, ya que era rechazada por las izquierdas y los trabajadores, pero tampoco contaba con apoyo ministerial, exceptuando el aliento del rey, jefe supremo del Ejército.
Inicialmente no hubo una acción coordinada; sin embargo, ambos ejércitos ocuparon importantes posiciones. Las tropas estaban integradas por soldados, regulares (soldados indígenas), y legionarios, ya que la Legión había sido fundada por Millán Astray en 1920.
Mientras tanto, un caudillo rifeño, Abd el-Krim, había movilizado a la resistencia reclutando hombres entre las cabilas, desencadenando la ofensiva desde Alhucemas sobre Igueriben, que fue ocupada, y Annual. F. Silvestre, sin esperanza de refuerzos, y sin casi reservas de agua, ordenó la retirada de esta plaza, convirtiéndose la misma en una carnicería en la murieron alrededor de 14.000 hombres (junio de 1921). Silvestre murió, sin que se sepa con certidumbre si lo mataron o se suicidó. Las imágenes de los miles de cadáveres de esta batalla tuvieron un gran impacto emocional en España.
En ese mismo mes de agosto de 1921 se designó al general Picasso para que abriera un expediente sobre las responsabilidades de los mandos en el desastre de Annual.
Otro de las consecuencias fue el descrédito de las Juntas Militares de Defensa, ya que si en principio eran populares, se vio que sólo buscaban controlar los mandos y obtener privilegios. Desaparecieron en 1922.
El juicio sobre lo acontecido en Annual permitió a la opinión pública conocer el grado de corrupción que existía entre la oficialidad en Marruecos: oficiales que gastaban el doble de lo que les correspondía por asignación, armamento inadecuado, jefes y encargados del abastecimiento alimenticio que se enriquecían mientras las tropas pasaban hambre, y hospitales que eran focos de infección. El informe Picasso fue concluyente: el desastre de Annual se debió a la negligencia e irresponsabilidad del alto mando.
Elecciones de 1936 y el Camino a la Guerra Civil
El Gobierno radical-cedista estaba totalmente desprestigiado, además de acorralado por la corrupción y escándalos financieros que afectaban a los radicales, como el caso del estraperlo. Todo ello, provocó la convocatoria de las elecciones para el 16 de febrero de 1936.
La antigua alianza entre republicanos y socialistas se unió a otras formaciones políticas de izquierdas dando lugar a una candidatura: el Frente Popular. Su programa era esencialmente socialdemócrata y reformista. Pedía la amnistía de todos los presos políticos del periodo anterior.
La derecha, aunque formalizó alianzas en muchas provincias, careció de la unidad que dio el triunfo en 1933; por otro lado, las divisiones internas dentro de sus partidos también le perjudicaron. Por otro lado, la ley electoral beneficiaba a las coaliciones. Finalmente, se produjo el triunfo de las candidaturas del Frente Popular, en el que también contribuyó que esta vez la CNT no se abstuviera como había hecho en 1933.
Estos resultados no significaban que la derecha estaba acabada, pero sí se diluía el sueño del presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, de contruir un centro fuerte.
Los resultados electorales produjeron una explosión de alegría de los vencedores, provocando desde el primer día expresiones de fuerza de los vencidos, lo que no presagiaba nada bueno para la República.
A pesar de la buena voluntad de Azaña, que fue llamado para presidir el Gobierno, no se conseguía estabilizar la situación, ya que se veía asfixiada por el radicalismo proletario y las alteración del orden público en las calles.
La ocupación de tierras por los jornaleros en diferentes lugares, unido a acciones violentas, como la quema de iglesias, sin olvidar el pistolerismo callejero, desbordaban a la República.
la situación empeoró cuando Alcalá-Zamora es obligado a dejar la presidencia de la República, siendo sustituido por Azaña, que desde ese cargo sin poderes ejecutivos, se veía atado de pies y manos para actuar.
Durante los meses de junio y julio la situación empeoró, por la ocupación de tierras, y por la huelga convocada por la CNT en el sector de la construcción de Madrid, ensayando un comunismo libertario de consumo, expoliando las tiendas de comestibles.
El 12 de julio unos pistoleros desconocidos -falangistas según todos los indicios- asesinaron al teniente Castillo, de la Guardia de Asalto, al día siguiente cayó asesinado Calvo Sotelo, posiblemente a manos de agentes del orden, en represalia a su compañeros. Pocos días después los militares se sublevaban dando inicio a la Guerra Civil española.