La Crisis del 98 y el Auge del Catalanismo
La Pérdida de las Colonias y sus Consecuencias
Las consecuencias económicas de la pérdida de las colonias no fueron devastadoras para España. Se recuperaron con relativa rapidez gracias a la repatriación de capitales y la inversión en sectores como el lácteo en Cataluña. Sin embargo, el volumen comercial se redujo en un 27%, siendo Cataluña la región más afectada.
El impacto más significativo se produjo en el ámbito intelectual y moral. La pérdida de las colonias se percibió como un fracaso colectivo, especialmente la derrota ante Estados Unidos. Este sentimiento dio origen a la Generación del 98, un grupo de intelectuales críticos y pesimistas que analizaron la situación de España con realismo y crudeza.
El Regeneracionismo
El Regeneracionismo fue una corriente de pensamiento que surgió como respuesta a la crisis del 98. Propugnaba la necesidad de regenerar el sistema político español, modernizando el país siguiendo el modelo de las potencias mundiales. Figuras como Galdós, a través de sus novelas, analizaron la situación de España y propusieron soluciones para su regeneración.
El Auge del Catalanismo
Orígenes del Catalanismo
El catalanismo se configuró a finales del siglo XIX, influenciado por tres grandes sectores:
- El mundo intelectual: El Romanticismo, con su énfasis en el sentimiento y la intuición, impulsó la recuperación del catalán como elemento identitario. Los Juegos Florales de 1859 fueron un hito en la defensa de la lengua y la cultura catalana.
- El movimiento carlista: Tras la derrota en la Tercera Guerra Carlista, algunos sectores buscaron la recuperación de elementos del Antiguo Régimen. Torres y Bages jugó un papel importante en la transición del carlismo al nacionalismo catalán.
- El mundo industrial: La burguesía catalana, en pleno auge, buscaba una mayor autonomía para impulsar su desarrollo económico.
Las Bases de Manresa
Las Bases de Manresa (1892) fueron un proyecto federalista que otorgaba amplias competencias a la región catalana. El sistema de votación, inspirado en la República Romana, se basaba en la riqueza, dando más poder a las clases adineradas. La región catalana decidiría qué competencias conservar y cuáles ceder al Estado.
La Liga Regionalista y Solidaridad Catalana
En 1901 se fundó la Liga Regionalista de Cataluña, liderada por Prat de la Riba. Muchos de sus dirigentes provenían de los partidos dinásticos (conservadores y liberales), atraídos por el catalanismo tras el cierre de cajas que les perjudicó.
El catalanismo competía con el auge del anarquismo, que planteaba la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado. La Liga Regionalista intentó contrarrestar el mensaje anarquista, argumentando que burgueses y proletarios catalanes compartían los mismos problemas y debían unirse para reivindicar sus derechos ante el Estado.
En 1906 se creó Solidaridad Catalana, un frente común de los principales partidos catalanes (incluyendo republicanos, marxistas y otros grupos regionalistas) para defender los intereses de Cataluña ante el Estado. Los anarquistas no participaron en esta coalición.
El Manifiesto del Tivoli (1907) recogió los acuerdos de Solidaridad Catalana, que incluían la oposición a la Ley de Jurisdicciones, la defensa del sufragio limpio, la descentralización de la enseñanza y la administración, y la gestión de los recursos económicos por parte de la región.
Elecciones Generales de 1907
Las elecciones generales de 1907 fueron un éxito para Solidaridad Catalana, que obtuvo 41 de los 44 escaños de Cataluña. Los partidos dinásticos solo obtuvieron 3 escaños, mientras que los anarquistas se abstuvieron.